El reyecito se ha quitado la careta. El ex presidente del gobierno de España, el ultraconservador José María Aznar se dedica ahora a hacer algo que sin decirlo antes hizo, a trabajar abiertamente para las coorporaciones internacionales, utilizando los contactos que el ejercicio del gobierno le concendió.

Aparentemente nada ilegal, pero por demás dudoso éticamente. No es una acción exlusiva del ex presidente español, sino que otros ex mandatarios recorren la misma senda.

Algunos ex presidentes parecen más moderados, cobran fortunas por dar charlas en instituciones, universidades, otros encabezan directorios de grandes empresas, o sirven como consejeros, renuevan viejos contactos políticos internacionales para beneficio de sus nuevos patrones.

El caso de Aznar es bastante representantivo del uso que la derecha hace del Estado. Como presidente encabezó la segunda conquista de América Latina impulsando que empresas españolas compraran las empresas públicas latinoamericanas que se privatizaban.

Ahora el pequeño Aznar, a la vez que preside una fundación (FAES) para promover el pensamiento neoconservador, apoyar a los partidos de derecha en todo el mundo, combatir el populismo en América Latina, y auspiciar la desestabilización en Cuba y Venezuela, utilizando financiación del gobierno español, trabaja para varias empresas internacionales.

Su última gestión fue visitar al presidente argentino Néstor Kirchner -por protocolo resulta difícil eludir una reunión con un ex presidente- e introducir al gobierno argentino a un empresario norteamericano Joseph E. Robert, dueño de la sociedad norteamericana JER, con negocios inmobiliarios.

Este uso de las relaciones obtenidas en representación de un país y usadas después en beneficio de empresas, es común en el mundo político norteamericano, donde George Bush padre o el actual vicepresidente Dick Cheney son un claro ejemplo. Ahora esa práctica comienza a extenderse.

Recientemente,el ex premier sueco Göran Persson pasó a trabajar como consultor de la industria automovilista. En medio del debate sobre el calentamiento global y la necesidad de reducir el escape de gases nocivos, no tuvo mejor idea para promover el uso del auto, al afirmar que su utilización da libertad. ¿Será que los ex han quedado mal de dinero y por eso ahora se dedican a estos menesteres? ¿O que sólo les criticamos de envidiosos que somos?