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Fernando Lugo, candidato presidencial de la Concertación |
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"Creemos que en 2008 se cambiará la historia de 60 años de olvido de las clases populares" afirmó el ex obispo y candidato a la presidencia de Paraguay, Fernando Lugo, en una entrevista realizada en Uruguay por la radio El Espectador. Lugo encabeza las encuentas de su país recogiendo el 60% de las adhesiones. El ex obispo de San Pedro reclamó la unidad de la oposición paraguaya y la concreción de un programa de gobierno para plasmar el triunfo que auguran las encuestas y asegurar la gobernabilidad. Al mismo tiempo, reivindicó una vía paraguaya para las transformaciones, y tomó distancia del proceso venezolano. Consultado sobre su decisión de abandonar el sacerdocio y volcarse a la política, Lugo sostuvo que "creo que la política es una expresión de la actividad humana sana, la política con mayúscula que queremos hacer reivindica las grandes opciones del hombre por su dignidad. Es más, me ha inspirado muchísimo lo que ha dicho Pío XI, que dijo que la política es la expresión más sublime del amor, yo creo en eso, no hay grandes contradicciones entre la evangelización hecha en la Iglesia y el ejercicio de la política que busca el bien común por lo menos de las grandes mayorías. Creemos que una acción política es una acción buena, santa. Y hay que revindicar también, lo estudiamos bastante bien, lo que ya Max Weber nos decía, que hay gente que vive para la política y gente que vive de la política. Los que viven de la política hacen usufructo de su poder, de su influencia para enriquecerse rápidamente, para corruptear, como decimos por allá". En otra parte de la entrevista, Lugo reivindicó la unidad de la oposición. "no creo en el liderazgo individual, creo en el liderazgo colectivo, el próximo gobierno de Paraguay será no digamos una junta ni un consejo, pero sí lo ejerceremos junto con los diferentes partidos políticos, con los líderes sanos del país, que desean un país diferente, apostar por un país que creemos que es viable. Creemos que en 2008 se cambiará la historia de 60 años de olvido de las clases populares del país y que un nuevo gobierno con un liderazgo colectivo traerá nuevos aires, nuevas ilusiones y esperanza al país". La Concertación Lugo fue claro al subrayar que la posibilidad del triunfo electoral está en fortalecer la unidad de la oposición y destacó los ejemplos de los procesos en varios países de la región como modelo para la Concertación Nacional de Paraguay. "En Paraguay me pidieron el año pasado los partidos políticos que convocara una concertación nacional. La experiencia de Uruguay, la experiencia de Chile nos han alentado muchísimo y creemos ha llegado el momento en que la oposición pueda encontrarse. En las elecciones anteriores el Partido Colorado, Nicanor Duarte, ganó con 37%, y la oposición tuvo 63%, pero dividida, uno 23%, otro 24%. Hemos hecho los cálculos aritméticos y matemáticos y que la oposición unida es invencible. Lastimosamente no se ha tenido la serenidad, la madurez y la generosidad política para hacer una genuina concertación nacional". "Hay tres elementos que hay que tener en cuenta para conformar una concertación. Primero, una concertación de principios, qué queremos para el país, qué principios rectores orientarán la política paraguaya en el futuro. El principio de la democracia, el principio de la soberanía, el principio de un pueblo libre, el principio del bienestar. Lo segundo es un consenso en un programa de gobierno. No nos podemos unir solo para repartirnos cargos, eso no ha funcionado en el país, se hizo en las dos elecciones anteriores. Ahora se está elaborando un programa común de gobierno con la participación de todos los partidos. Buscar los consensos y dejar el disenso por un momento en el freezer, que esperen allí las diferencias. Y lo tercero es buscar la chapa presidencial, los de la Concertación. Principios, programas y personas son los tres elementos que nos pueden dar la victoria en las próximas elecciones". Teología de la Liberación "Creo que las realidades deben ser transformadas partiendo de esa misma realidad", sostuvo Fernando Lugo al definirse como partidario de la teología de la liberación. "La ideología es importante, hemos tenido más de 300 reuniones en todo el país recogiendo inquietudes, escuchando a la gente, y los campesinos nos dicen, por ejemplo, "no nos importa que el pan nos llegue de la izquierda o de la derecha, lo importante es que llegue el pan, que llegue el alimento". No esquivo hablar de ideología, tengo una ideología cimentada en la doctrina social de la Iglesia, en la que la equidad y la igualdad son aspectos importantes de la convivencia social". Recordó que es un estudioso de la teología de la liberación. "Fui profesor de teología de la liberación, he estudiado en sus propias fuentes en Lima, con Gustavo Gutiérrez, con su equipo. Estuve cinco años en Ecuador formando parte de la Coordinadora de la Iglesia de los Pobres, donde di mis primeros pasos en la pastoral de la Iglesia, con los indígenas, con los campesinos blancos. Eso me ayudó muchísimo a tener un análisis importante de la realidad como punto de partida de transformaciones sociales, económicas y políticas". "No hay una sola teología de la liberación. Siempre recuerdo la carta de Juan Pablo II a los obispos brasileños, en la que les dice que la teología de la liberación ya forma parte del patrimonio teológico de la Iglesia universal. Hay una teología de la liberación oficial, aceptada, y hay tendencias de la teología de la liberación especialmente cuestionadas por la utilización del método de análisis de la realidad, el método marxista. La teología de la liberación ha aportado un ingrediente latinoamericano a la teología universal de la Iglesia Católica, creo en esa teología, creo que las realidades deben ser transformadas partiendo de esa misma realidad. Aparte de eso, en la diócesis donde estuvimos, estuvimos inspirados en esta teología y hemos construido unas mil comunidades eclesiales de base en las que la fe y la vida tienen que estar unidas y no caminar por senderos diferentes, no ser dos líneas paralelas que no se encuentran, por un lado la fe de la gente y por otro lado la vida, tienen que integrarse y el cristiano tiene que tener un compromiso social, un compromiso político como hecho transformador de la realidad". Diferencias con Venezuela Aunque Lugo admite que en la revolución venezolana se está desarrollando una mayor equidad social, presentó algunas dudas sobre el futuro del proceso. "Yo quise conocer por dentro el proceso de Venezuela, estuve en el Foro Social Mundial en enero de 2006, he visto lo que es el país someramente. Hay un proceso diferente pero desde fuera no veo la luz al final del túnel, no veo cómo terminará. No veo que tenga las fuerzas sociales, la fuerza política. Por más que se hable de un socialismo participativo, protagónico, es un país que no apuesta a la producción sino temporalmente a los petro-dólares. Paraguay no puede ser como Venezuela, no tenemos tres millones de barriles de crudo diario que son 180 millones de dólares. Eso le da cierto florecimiento hoy, pero hay que mirar también en términos de futuro. Un país que importa casi 75% de los alimentos y no produce. ¿Cómo apostar por un país, cómo ver la luz al final del túnel, independientemente de que es un proceso diferente, de que la oligarquía de los partidos y los gobiernos anteriores han acumulado riquezas? Se nota que hay una cierta equidad en la distribución de las riquezas naturales, eso marca cierta diferencia". Revisar los tratados de Yaciretá e Itaipú En cuanto al proyecto económico de su candidatura, Fernando Lugo sostiene que el futuro del país está en el trabajo, y que para potenciar el desarrollo productivo se debe renegociar los tratados de Itaipú y de Yacyretá y transformar al país en una potencia energética. "Paraguay tiene el potencial, la riqueza natural para ser un país competitivo, productivo. Sobre todo estamos apostando a la renegociación de los tratados de Itaipú y de Yacyretá, que son una gran injusticia que se hace con Paraguay, tanto por parte de Brasil como por parte de Argentina. El Tratado de Itaipú es la generación de energía entre dos países socios. Un capítulo del tratado dice que el socio que no utiliza toda la energía la vende a su socio con preferencia, pero lo tiene que vender a precio de costo y no a precio de mercado. Venezuela vende su petróleo a precio de mercado, no a precio de costo, Chile su cobre, Bolivia su gas, Paraguay es el único país que da su energía a precio de costo. Recibe por esa energía 250 millones de dólares al año, y si la vendiese a precio de mercado recibiría 3.500 millones de dólares al año, que es la mitad del presupuesto nacional. Paraguay debe convertirse en un país energético, no ser simplemente un país agroexportador, un país agrícola y ganadero, sino un país energético al que se pueda apostar. Paraguay está financiando las industrias alrededor del gran San Pablo, porque está regalando su energía. |
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