escribe Jorge Capelán
El 23 de junio tuvimos la oportunidad de hablar con la dirigente del Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Quillasuyu Ana Bilacame. Lingüista especializada en el idioma quecha, Bilacame es un ejemplo de los cuadros surgidos del movimiento indígena boliviano.
Cuéntenos un poco acerca de la situación actual en Bolivia. Por TeleSur nos enteramos que el comandante en jefe del Ejército estaba alertando acerca de planes de golpe de Estado contra el presidente Evo Morales.
La situación es difícil. La Asamblea Constituyente quiere refundar el país, lo cual afecta los intereses de la burguesía boliviana, que todavía tiene mucho poder en lo político, sobre todo en la región de la Media Luna, en los departamentos de Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando. Dado los intereses que están en juego, no es casualidad que se hable de un golpe militar. Ya desde el primer mes de Evo Morales en la presidencia se hablaba de ello. Desde que salí del país me he estado dando cuenta de que mucha gente fuera de Bolivia tiene más miedo acerca de lo que pueda pasar que de lo que tienen los que ven el proceso desde adentro. Por supuesto que existen las amenazas de golpes de Estado, del movimiento separatista en la Media Luna, de las movilizaciones estudiantiles universitarias parecidas a las de la derecha venezolana, de los clanes y de los grupos de poder, pero la voluntad de cambio del pueblo es muy fuerte.
Una de las fuentes de confianza de la que habla seguramente tiene que ver con el apoyo al MAS...
La base social del MAS es el pueblo indígena -que según nuestros cálculos constituye el 75 % de la población-. A pesar de que Evo ha creado alianzas con otros sectores, tiene su base entre los indígenas. Por ejemplo, en estos días se va a realizar una gran marcha desde diversos puntos del país hasta Sucre en defensa de la Asamblea Constituyente. La base de estas movilizaciones son los pueblos indígenas, porque la Constituyente es una demanda de los indígenas, y tenemos una gran conciencia acerca de la importancia de continuar con la movilización para defender el proceso de cambios.
¿Por qué la refundación del país es una demanda tan sentida de los pueblos originarios?
El Estado debe reflejar lo que verdaderamente es el país. Son 500 años de colonización europea, contando los más de 100 años de independencia, durante los cuales hemos sido excluídos aún siendo la gran mayoría de la población. Esta es una realidad difícil de cambiar. Los otros sectores noindígenas, a causa del colonialismo han perdido su identidad, se les hace difícil entender en profundidad la esencia del proceso de cambios. Si esto es difícil a nivel nacional, es aún más difícil a nivel internacional.
Algunos sectores en Bolivia, como la COB, son muy críticos de la gestión del gobierno...
En toda esta lucha del pueblo boliviano por su liberación han habido diferentes etapas. Los campesinos, los obreros, etcétera, han tenido sus momentos históricos. Luego del movimiento por la candidatura de Hernán Siles-Suazo en los años 80 tuvimos un retroceso. En ese entonces, la COB era todo un poder y podía paralizar el país. El tema de la COB duele, y tiene que ver con la cuestión de la descolonización mental. Duele porque ellos tienen otra formación que la de la oligarquía. El problema es que no es lo mismo hablar de un gobierno obrero-campesino que el hablar de un gobierno indígena. La COB está en el proceso, pero critican y no se definen mucho. Sin embargo, las críticas de ellos también nos sirven.
¿Cómo ven ustedes el proceso de transformaciones en Bolivia en comparación con el de otros países, como Venezuela? ¿Se puede hablar de un movimiento continental de poblaciones originarias?
El cambio en Bolivia no puede ser como en Venezuela. Los pueblos indígenas tenemos formas propias de autogobierno. En este sentido, es fundamental el acercamiento con otros pueblos indígenas del continente. Hace poco tuvimos un encuentro continental, y hay un permanente diálogo con los movimientos indígenas de América Latina, así como grandes expectativas hacia Bolivia por parte de ellos, como por ejemplo en Guatemala, que se parece bastante a nosotros, o con los pueblos de la amazonía, con los cuales enfrentamos los mismos problemas, por ejemplo con respecto a las multinacionales de la madera que nos tienen arrinconados. Nosotros en Bolivia somos cinco organizaciones indígenas. Tenemos diferencias de identidad, pero a la hora de trabajar estamos juntos, y eso es lo que falta en otros países como Guatemala y Perú.
¿Cómo es el socialismo desde la perspectiva de los pueblos indígenas?
Hay que construir un nuevo modelo de socialismo, un socialismo con identidad, y no sólo con lucha de clases. Hay que generar la discusión de una sociedad con igualdad pero también con identidad. Aún la izquierda ha cometido errores en ese sentido, y ahora tenemos que construir la igualdad en base al respeto a las diferencias, igualdad en la diversidad respetándonos unos a otros. Otro elemento central de este nuevo socialismo es la cosmovisión de los pueblos originarios. Todos estamos de acuerdo con que se puede desarrollar la economía, pero no de la manera que lo hacen las multinacionales. Los recursos se pueden explotar, pero de manera racional, y los beneficios deben llegar a las poblaciones y al país y no estar orientados a la exportación. En cuanto a la solidaridad internacional, muchas veces se piensa sólo en lo económico, pero tenemos que ir más allá. Desde Europa se puede ayudar a Bolivia, pero Bolivia puede ayudar a Europa con sus experiencias. Aquí también hay poblaciones originarias, como los lapones, los vascos y los romaníes. Los poderosos del planeta siempre han cooperado entre sí. ¿Por qué no podemos hacerlo también los pueblos?
¿Nos puede hablar más acerca de esta cosmovisión indígena?
Se trata de una visión del mundo que hay que reconstruir, una identidad noindividualista en la que se respete a la naturaleza y se piense en toda la humanidad. Lo que queremos, y esto lo comparten los pueblos originarios del planeta aunque desde experiencias y tradiciones diferentes, es reconstruir la relación entre el ser humano y la naturaleza. Esta cosmovisión se expresa en formas intentar vivir de una manera ecológica, aunque las experiencias de nuestros pueblos sean tan distintas. El respeto a la Pacha Mama (Madre Tierra) es nuestro vivir diario. Tomemos por ejemplo a los pueblos de la amazonía y su manera de relacionarse con la tierra. Las diferencias entre nuestros pueblos nos complementan dentro de una misma cosmovisión universal. Ahora hasta el Banco Mundial y el FMI hablan del tema de la ecología porque es Europa la afectada. Pero la verdad es que los pueblos originarios siempre hemos sido conscientes de eso.
Antes a nosotros se nos veía como que éramos nosotros los que atrasábamos y por eso había que civilizarnos. Trataron de someternos durante 500 años y no lograron. Es que nuestros pueblos son sabios, y hay que estar orgullosos de su sabiduría. Ya no sentimos que somos un estorbo, sino un aporte para la humanidad. Y también hay que decirlo: No somos pobres, tenemos nuestra cultura y nuestros conocimientos. Lo que necesitamos es autoconciencia acerca de estos temas. Queremos que no hayan ni pueblos oprimidos ni opresores. Nuestra sabiduría debería ser respetada.
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