escribe Simón

En estos días la prensa europea se preocupa en denunciar la supuesta amenaza a la libertad de expresión en Venezuela, después que el gobierno, en una decisión ajustada a derecho, y realizada también por otros gobiernos y otros países, no renovó la concesión de onda a Radio Caracas Televisión (RCTV).

Se entiende que los medios de comunicación -que manejan las noticias como un negocio- se preocupen de que los Estados intenten tomar control sobre un bien público, sin embargo llama la atención la inoperancia de los sindicatos de la prensa -salvo la organización financiada por la CIA de Periodistas Sin Fronteras que cuestiona a Venezuela- que no profundizan en analizar esa decisión soberana, y mucho menos cuestionar el sentido de la libertad de prensa y expresión en sus propios países.

En éste caso me siento, como decía un vecino, más confundido que sordo en un terremoto. Para ilustrar mi confusión, quizás producto de mi educación del Tercer Mundo, repasaré algunos hechos que apenas tuvieron lugar en la prensa europea, y que no provocaron ningún cuestionamiento ni planteo en el Parlamento Europeo, tan proclive a debatir sobre las realidades de otros países. Un parlamento que por otra parte, si se escandalizó de la bestialidad del gobierno polaco de pretender censurar a los teletubbies por la presunta homosexualidad de uno de los muñecos.

En primer lugar me llamó la atención que la justicia sueca ignorara los llamados de padres preocupados en cerrar un sitio web dedicado a los pedófilos. Según el máximo órgano de justicia, en el sitio sólo se divulgan conceptos,ideas, por lo que proceder a cerrar la página es un atentado a la libertad de expresión. Por las dudas compren ropa interior de lata para sus hijos.

Al mismo tiempo, y siempre con el argumento de la libertad de expresión, el Ministerio de Defensa sueco rechazó tomar cualquier medida para impedir que militantes de grupos neonazis se inscriban y realicen el servicio militar obligatorio. No se les puede impedir servir a la patria por tener ideas equivocadas, dijeron. Al mismo tiempo, un pelotón de reclutas simulaban una masacre de milicianos, y la festejaban, en un ejercicio militar. Al parecer, esas ideas ya dominan al interior de las fuerzas armadas.

Y, en la otra punta de la Unión Europea, la justicia española metía en la cárcel, por 15 meses, a un político separatista vasco, acusado de homenajear a un terrorista y acusar al rey Juan Carlos de ser el responsable de las acciones ilegales de la policía. La sentencia se basa en un discurso en un homenaje a un separatista vasco muerto. La misma justicia prohibió más de 200 listas para las elecciones autónomas vascas porque algunos de sus candidatos integraron partidos prohibidos.

Y todavía se se presentan como modelos de democracia y dictan normas a otros países. Hasta lamenta la no renovación de la concesión a RCTV pese a que ese canal participó en un golpe de Estado y promueve el asesinato del presidente. Creer o reventar decía una tía muy creyente.