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La Unión Europea en el fondo del abismo |
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escribe Salim Lamrani La Unión Europea ha llegado al fondo del abismo político, estratégico y sobre todo moral. Durante el mes de abril de 2007 las altas instancias de Bruselas recibieron con gran pompa la visita de Caleb McCarry. Este siniestro personaje fue nombrado en 2005 por la administración Bush coordinador de la Comisión de Asistencia para una Cuba Libre, cuyo objetivo es derrocar al gobierno de La Habana en un plazo de 18 meses a partir del 10 de julio de 2006 e instalar un régimen al servicio de Washington. McCarry se describe a sí mismo como el más alto funcionario responsable de coordinar los esfuerzos para apoyar una transición democrática en Cuba [1]. McCarry, cuya meta es mantener la política de agresión e injerencia en los asuntos internos cubanos hasta que ocurran verdaderos cambios en Cuba, cuenta con el apoyo de la Unión Europea. Bruselas se hace cómplice de una estrategia que pretende derrocar a un gobierno soberano mofándose de todas las normas internacionales. Pero ya no se contenta con brindar un apoyo pasivo y tácito a Washington, ahora además ha elaborado una maniobra calcada de las directrices de la Casa Blanca[2]. El plan secreto de la Unión Europea contra Cuba En un documento confidencial titulado Policy Paper on EU Medium Term Strategy Towards Democracy in Cuba(documento de política sobre la estrategia a medio plazo de la UE para la democracia en Cuba), Bruselas confirma su intención de llevar a cabo una política paralela a la de Washington con el fin de alcanzar el mismo objetivo. Cuba es el único país latinoamericano víctima de sanciones políticas y diplomáticas por parte de la Unión Europea, que adoptó una posición común en 1996, oficialmente por atentado a los derechos humanos.Sólo otros 4 países en el mundo padecen la misma suerte: Birmania, Irak, Nigeriay Zimbabwe[3]. La retórica de la Unión Europea sobre los derechos humanos para justificar la estigmatización de Cuba es un pretexto poco creíble, como demuestra el último informe de Amnistía Internacional de 2007. En el continente americano, desde Canadá hasta Argentina, las viola-ciones de los derechos humanos son terroríficas y Cuba es, con mucha diferencia, el país menos inculpado por la organización. El objetivo es otro y está claramente definido en el documento secreto: El primer objetivo de la posición común sobre Cuba es promover un proceso de transición hacia una democracia pluralista, es decir, poner en tela de juicio la actual estructura política, económica y social de la isla del Caribe [4]. Bruselas declara su determinación para alcanzar la meta, común con EE.UU: No se planteará ninguna normalización de las relaciones políticas entre la Unión Europea y Cuba hasta que no se den cambios reales y verdaderos en la isla. La UE demuestra así su falta de visión estratégica persistiendo en la aplicación de una política de coacción ineficaz contra La Habana, que es poco receptiva al lenguaje de la fuerza [5]. Desde el triunfo revolucionario en 1959, EE.UU ha elaborado una estrategia que pretende organizar, financiar y dirigir una oposición interna en Cuba. Los documentos secretos hoy parcialmente desclasificados, las leyes Torricelli de 1992, Helms-Burton de 1996 así como los informes del 6 de mayo de 2004 y del 10 de julio de 2006 de la Comisión de Asistencia para una Cuba Libre, lo demuestran sin ninguna duda [6]. Ahora la UE pisa los talones a EE.UU y prevé también financiar una oposición interna en Cuba con el fin de promover sus propios intereses: La Unión Europea debe acrecentar su influencia con la oposición pacífica y sectores independientes de la sociedad civil en su conjunto en Cuba y en el exterior, con un énfasis particular en los planes para la futura transición. La Unión Europea debe movilizar todo su peso (político y financiero) para alentar a los disidentes a elaborar juntos una plataforma política operacional común, incluyendo a todas las personalidades, grupos, iniciativas y programas en su conjunto. Como primera etapa, los grupos de oposición deben abstenerse de declaraciones y comportamientos polarizados. Luego deben ponerse de acuerdo en un consenso mínimo sobre los procedimientos y actuaciones con el fin de acrecentar su impacto común y prepararse para una verdadera democracia pluralista [7] Así Bruselas, violando los principios más elementales de no injerencia, se entromete en los asuntos internos cubanos y proyecta reclutar individuos con el fin de poner en práctica su propia agenda política. Los grupos de disidentes, de los cuales es probable que muchos acepten la ayuda de la Unión Europea, violarían la ley cubana. En efecto, como en todas las legislaciones del resto del mundo, el código penal cubano castiga severamente toda alianza o colaboración con una potencia extranjera para derrocar el orden constitucional establecido. El gobierno cubano seguramente no se quedará impasible frente a este nuevo intento de desestabilización. La Unión Europea ha elaborado medidas muy concretas para promover una sociedad civil más democrática y mejor organizada y llevar a cabo su política de injerencia. Ha previsto dar la prioridad a proyectos económicos y socioculturales, aprobar y financiar las iniciativas culturales del sector independiente cubano como la creación de librerías independientes. Bruselas también tiene previsto invitar a los miembros de la oposición a eventos políticos y culturales de la Unión Europea [8]. ¿Qué pasaría si Cuba financiara a los independentistas vascos o corsos con el fin de acelerar la transición democrática en España o en Francia? ¿Qué pasaría si países como China, Rusia o Irán hicieran lo mismo? La prensa internacional se apresuraría a condenar, y con razón, esas injerencias inaceptables. Así se debe considerar la política de la Unión Europea contra Cuba. La política irracional de Washington llega a Austria Las inhumanas sanciones económicas que EE.UU impone a los cubanos afectan directamente a Europa. En abril de 2007, un banco austríaco comprado por un fondo estadounidense cerró todas las cuentas de casi un centenar de clientes de origen cubano que residen en la república alpina, aplicando así de manera extraterritorial -y entonces ilegal- la legislación estadounidense en un tercer país. El banco Bawag, vendido al fondo financiero Cerberus, anunció a sus clientes cubanos, de la noche a la mañana, que tenía que cerrar sus cuentas a causa de su nacionalidad[9]. Thomas Heimhofer, portavoz de Bawag, afirmó de manera categórica que la decisión era irrevocable. Miriam Vargas, una de las clientes afectadas por la medida, lamentó esa discriminación y confesó sentirse ofendida por el tono denigrante de la carta que le mandó el banco. El diputado verde Karl Öllinger, también cliente de la institución, se sublevó contra esta decisión: Cerrar las cuentas de alguien a causa de su nacionalidad viola la ley austríaca y si el director de Bawag no rectifica esta medida en los próximos diez días, voy a cerrar todas mis cuentas. En cuanto al ministro de Asuntos Sociales, Erwin Buchinger, lanzó un llamado al boicot de Bawag: Las empresas entienden mejor cuando se tocan sus intereses [10]. El gobierno austríaco anunció sanciones contra la empresa vienesa por aplicación ilegal de sanciones extranjeras. La ministra de Relaciones Exteriores, Ursula Plassnik, señaló que Austria no era el 51 estado federal de EE.UU y que las leyes austríacas y europeas debían respetarse. Bruselas ha permanecido en un silencio ensordecedor respecto a este asunto [11]. Después de las presiones popular y jurídica y frente a la determinación de las autoridades austríacas de no sufrir esta humillación, el grupo financiero tuvo que dar marcha atrás el 4 de mayo de 2007: La junta directiva de Bawag PSK revoca la decisión de poner fin a las relaciones comerciales con los súbditos cubanos con efecto inmediato. La junta directiva presenta sus disculpas por los problemas y las irritaciones que causaron las medidas precedentes, anunció la entidad vienesa [12]. El Reino Unido en la misma situación También en abril de 2007 el banco Barclays ordenó a sus filiales en Londres que cerraran las cuentas de dos empresas cubanas: Havana International Bank y Cubanacán, después de que la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (Office of Foreign Assets Control, OFAC) del Departamento del Tesoro ejerciera presiones. Varios diputados británicos, escandalizados por esta intromisión extranjera, decidieron llevar el asunto ante la Cámara de los Comunes. El diputado Ian Gibson criticó este nuevo atentado: Esta decisión de Barclays no sólo representa una ofensa repugnante contra el país caribeño sino que también constituye una contravención de nuestras propias reglas y leyes. [...] Apoyamos el derecho de Cuba a librarse de la agresión estadounidense. Poco tiempo antes la cadena hotelera Hilton decidió arbitrariamente que no albergará más a los cubanos. Ahora las empresas del Reino Unido deben plegarse a las leyes estadounidenses desdeñando la soberanía de esta nación. La Unión Europea aún no se ha pronunciado sobre estos ultrajes [13]. Una hipocresia insoportable La hipocresía de Bruselas rebasa todos los límites. Sin hablar de la evidente ausencia de autoridad moral de la UE, la retórica de los derechos humanos es falaz; los verdaderos motivos son inconfesables. La complicidad de la UE con EE.UU es indiscutible hasta el punto de que durante la Cumbre bilateral EE.UU/Unión Europea en mayo de 2007, el nombre de Cuba fue citado en la declaración final. ¿Acaso Europa aceptaría recibir a un procónsul cubano cuyo objetivo oficial fuese derrocar a la administración Bush, como hizo con Caleb McCarry? ¿En nombre de qué derecho puede la UE decidir el porvenir de los cubanos? [14] La Unión Europea, que pretende desempeñar un papel activo en la lucha contra el terrorismo, todavía no se ha pronunciado sobre la liberación definitiva, el 8 de mayo de 2007, de Luis Posada Carriles, el peor terrorista del continente americano y antiguo agente de la CIA. Washington, que protege a este criminal, se niega a extraditarlo a Venezuela, con flagrante violación de la legislación internacional. Este acto de connivencia no es aceptable, como no es aceptable la doctrina del buen y el mal terrorista. La Unión Europea -como EE.UU- se niega a reconocer y admitir que Cuba es un país soberano e independiente. Por eso Javier Solana, el más alto representante de la política extranjera de la UE, persiste en hablar de transición [...] rápida en Cuba y prefiere ignorar una realidad inmutable: el proceso revolucionario cubano está profundamente arraigado en el seno de la sociedad cubana y no depende en absoluto de la supervivencia de su líder histórico, político, espiritual y constitucional. En una palabra, es irreversible; y cualquier análisis serio sobre la situación actual o el futuro de Cuba debe empezar con este postulado. La Unión Europea, todavía impregnada de su cultura colonial, se niega a aceptar el derecho de los cubanos a la autodeterminación. Se obstina en ejercer una política arbitraria que, de todas formas, ha fracasado desde hace mucho tiempo y sólo sume al Viejo Continente en el descrédito internacional [15]. NOTAS |
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