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¡A comprar perfume! |
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escribe Simón Los gobiernos norteamericano y europeos se muestran siempre preocupados por la seguridad y realizan cualquier esfuerzo en desarrollar la guerra contra el terrorismo. Con estos altos objetivos, los responsables de las administraciones de los gobiernos europeos, muchas veces ignoran, violan o olvidan, respetar los derechos ciudadanos y los derechos humanos. Todas las acciones represivas que emprenden están siempre justificadas con esos objetivos de la seguridad, aunque esas mismas acciones, llevadas a cabo por otros países, son siempre cuestionadas por los gobiernos europeos. Hace poco vimos a la secretaria de Estado norteamericana, Condolezza Rice, la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente del Consejo de la Unión Europea, José Durán Barroso, retar y avergonzar al presidente ruso Vladimir Putin por haber violado los derechos humanos y la libertad de expresión y manifestación al impedir que algunos opositores viajaran a Samara, donde se celebraba la cumbre ruso-europea, a manifestar. Pero ahora e incluso antes de la citada cumbre, maravillas de la democracia, el gobierno alemán ordenó allanamientos, razias y detenciones de decenas de activistas de izquierda, para asegurar la próxima Cumbre del Grupo de los Ocho a celebrarse en Berlín del 6 al 8 de junio. El pasado 9 de mayo, la policía alemana invadió unos 40 locales de grupos de izquierda, allanó domicilios particulares. No sólo detuvieron y ficharon a decenas de personas, incautaron computadoras y archivos, sino que además, tomaron muestras de olor de los sospechosos de tener intención de manifestar contra la Cumbre del G-8. La ley alemana preve además la detención, por 14 días, de todo sospechoso de tener intenciones de manifestar violetamente, sin orden judicial ni proceso. Además, las autoridades han prohibido manifestarse en el aeropuerto de Rostock, adonde llegarán los mandatarios, y en un área de 200 metros alrededor de la valla que rodea el hotel en que se alojarán. Como en Rusia. Así, además del ADN, huellas digitales y otros mecanismos de identificación, ahora la sesuda policía alemana plantea un registro de olores para identificar tempranamente a terroristas!. Uno no sabe si los responsables de este experimento son accionistas de fábricas de perfumes o si indirectamente están promoviendo que los alemanes cambien sus hábitos y empiecen a emplear perfumes para estimular el turismo. Otra alternativa es que se hayan tomado en serio la historia de Patrick Süskind, en la novela El perfume. Sólo que en la novela, cada olor humano era único e irrepetible, por lo que un registro de olores no serviría para identificar terroristas en general. Por lo pronto ya me imagino a todos los alemanes que les gustaría manifestar contra la cumbre del G-8 comprando perfume, no sea que la sola intención de protestar -y expresar con olores ese intención- los señale como terroristas y terminen presos antes de haber hecho nada. Lo único seguro es que la democracia alemana apesta y es un olor que llega lejos. |
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