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Estados Unidos festeja |
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escribe Ernesto Tamara Como era previsible, la cumbre entre Rusia y la Unión Europea se desarrolló sin llegar a ningún acuerdo, y distanciando más a los países del bloque de Moscú, en una estrategia que parece diseñada por Washington. Europa aísla a Rusia y al mismo tiempo puede perjudicarse en el abastecimiento futuro de petróleo y gas de ese país, lo que beneficia a Estados Unidos que ve como sus posibles competidores se debilitan. El encuentro tuvo lugar en la residencia de descanso Los Acantilados del Volga, a 100 km de Samara (sur de Rusia), a orillas del Volga el pasado fin de semana, y entre los temas importantes estaba la política energética, la posibilidad de acuerdos migratorios, la instalación por parte de Estados Unidos de una defensa de misiles en países de la Unión, y la independencia de la provincia serbia de Kosovo. Los nuevos países de la Unión, Polonia, Estonia y Letonia, considerados los más cercanos a Washington, establecieron de hecho un veto a cualquier acuerdo del bloque con Moscú, y determinaron, desde antes que empezara la Cumbre, el fracaso de la misma. Hasta ahora está vigente el Acuerdo de Asociación y Cooperación (AAC) entre la Unión Europea y Rusia, expira a fines de noviembre, y que entró en vigor en diciembre de 1997. Hasta que se firme un nuevo AAC, el actual se irá renovando anualmente. El vacío legal no se prevé, dada la existencia de una densa trama de relaciones institucionales y de otros acuerdos. El AAC recoge un amplio temario, desde las relaciones económicas y comerciales a las políticas, y la colaboración en el campo de derechos humanos y establece también la celebración de dos cumbres anuales de jefes de Estado o Gobierno. El pasado año las dos partes comenzaron a negociar un nuevo tratado. Sin embargo, Polonia bloqueó el proceso al vetar el mandato de las negociaciones, lo que supone que las partes no pueden formalizar las ideas que constituirán la nueva base de la relación. Dependencia del gas y petróleo exterior En lo previo, los países más poderosos de la Unión Europea parecían más urgida en llegar a un nuevo acuerdo de cooperación con Rusia de forma de asegurar el abastecimiento fluído de gas y petróleo. Poco antes de la reunión, la comisaria de Relaciones Exteriores de la UE, Benita Ferrero-Waldner recordó que más del 60% de las importaciones de gas de la Unión proceden de un país (Rusia), mientras que el comisario europeo de Energía, Andris Piebalgs hizo sonar la alarma ante la creciente dependencia de la UE de fuentes de energía procedentes del exterior. Recordó que esa dependencia alcanzó el 56,2% en 2005, frente al 53,9% de 2004 y el 44 por ciento de 1995. Piebalgs advirtió de que, si no cambia el ritmo actual, la cifra subirá al 65% en 2030, un año "que no está tan lejos", y en el que más del 90% del petróleo y más del 80% del gas que consuma la UE serán importados. Uno de los puntos clave del nuevo AAC, desde el punto de vista europeo, debería ser un capítulo energético. Ante esta resistencia, Rusia rechaza ceder el control de sus recursos naturales, aunque permite el ingreso de capitales europeos que se asocien a las empresas del país. Poco antes de la Cumbre, el representante especial presidencial para las relaciones con la Unión Europea (UE), Serguei Yastrzhmbsky sostuvo categórico que Rusia rechaza la Carta Energética Europea. No hay esperanza de llegar a un compromiso, la cuestión ha sido decidida de una vez por todas, la Carta es perjudicial para nosotros, afirmó Yastrzhmbsky. La energía es nuestra carta de triunfo y nosotros no la regalaremos libremente, sin lograr servicios recíprocos, agregó en tono enfático. Sin embargo, el emisario del presidente Vladimir Putin ratificó la disposición de Moscú a una más amplia cooperación en el desarrollo de las industrias del gas y el petróleo. Nada impide la participación de los hombres de negocios europeos en nuestros proyectos de desarrollo de los gasoductos en Rusia, pero esta participación debe ser en cooperación con Gazprom y bajo nuestras condiciones, dijo el alto funcionario gubernamental. Veto polaco Ya desde diciembre del pasado año estaba claro que la Cumbre de Samara iba al desastre después que Polonia vetó el desarrollo de negociaciones con Moscú al considerar que la barrera sanitaria impuesta por Rusia en 2005 a la importación de carne polaca era inadmisible y que se trataba de una represalia política. Los rusos sostienen que sus servicios sanitarios han encontrado graves problemas sanitarios en la carne de exportación polaca. El ministro de Agricultura ruso, Alexéi Gordéyev, afirmó que la prohibición a las importaciones de carne polaca se mantendrá hasta que Moscú reciba garantías de la calidad del producto. "Hasta que no pongamos orden en estos asuntos y la parte polaca y la Unión Europea no garanticen la calidad de la producción y la transparencia del mercado vamos a implantar restricciones", dijo Gordeyév. El titular de Agricultura indicó que los plazos de la vigencia de la prohibición, impuesta en 2005, dependen de Polonia y añadió: "Estamos dispuestos a negociar y a enviar mañana mismo, si es necesario, una delegación de inspectores para verificar la calidad de la carne polaca'. Moscú congeló las importaciones de carne Polonia tras acusar a ese país de violar las normas veterinarias y fitosanitarias y también de reexportar productos de terceros países prohibidos en Rusia. El presidente ruso, Vladimir Putin, no bajó el tono de la polémica y aseguró que "nos quiere vender carne de mala calidad procedente de terceros países". La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, defendieron la carne polaca y destacaron que cumple todos los requisitos de calidad y se vende libremente en los países de la UE. Además del veto de Polonia a las negociaciones con Rusia, anunciado en noviembre pasado, está la amenaza de veto de Lituania, que acusa a Rusia de suspender el suministro de petróleo en represalia por la venta de las acciones de una refinería de crudo a inversores polacos en vez de a una compañía rusa. Por su parte Estonia, que pidió la cancelación de la cumbre de Samara por el hostigamiento de su misión diplomática en Moscú, tras la remoción de un monumento a los soldados soviéticos en Tallin, ha declarado que no se opondrá al inicio de las negociaciones con Moscú. En los círculos de gobierno de los países más antiguos en la Unión, acusan a los países que recien ingresaron, de ser el caballo de Troya de EE.UU. en temas como la defensa antimisiles, y sostienen que la UE ha sido demasiado tolerante con Estonia y Letonia, por ejemplo, en la "mezquina política" de estos países con sus minorías rusas. En los últimos años las relaciones económicas de Europa con Rusia se han ampliado significativamente. Hacia finales de 2006, el intercambio de mercancías global se situó en el nivel de 231.000 millones de dólares. Para Rusia, el comercio con la UE representa el 52 por ciento del total de su balanza comercial, y el 70% de inversiones en la economía rusa corresponde a Europa. Duelos verbales En la conferencia de prensa conjunta, tras la conclusión de la Cumbre, los representantes rusos y europeos no eludieron la confrontación verbal y reveló hasta que punto existen tensiones entre las dos potencias económicas. Los observadores han destacado que en ninguna de las 18 cumbres prescedentes se había alcanzado tal nivel de confrotación pública. En la rueda de prensa conjunta celebrada por el presidente Vladimir Putin, la canciller alemana Angela Merkel, y el presidente del Consejo de la UE, Durán Barroso, se enfrentaron por el impedimento de la policía rusa a que el ex campeón mundial de ajedrez, Gary Kasparov, y otros dirigentes opositores, viajaran de Moscú a Samara a manifestar. Cuando Kasparov y otras 27 personas estaban por abordar en Moscú el avión que los trasladaría a Samara, la policía los demoró -impidiendo que tomaran el vuelo- por sospechas de que sus boletos fueran falsos. Merkel y Barroso acusaron al gobierno ruso de violentar los derechos humanos al prohibir a estas personas a manifestar su protesta en la cumbre. El presidente ruso les respondió acusando a la UE de permitir la violación de derechos humanos en su territorio y hasta de asesinar a manifestantes, como ocurrió en Estonia. Putin también reiteró la disposición de su gobierno a negociar un acuerdo con Europa, pero sin ceder en la propiedad de los recursos energéticos. Irónicamente, Putin apuntó al hecho de que el acuerdo entre ambos bloques es impedido por los nuevos socios de la Unión. Recordó que los problemas "antes se resolvían de manera más fácil". "Lo entendemos y sentimos compasión hacia los dirigentes de la UE", agregó Putin. "Sin embargo, debemos defender nuestros intereses de forma tan profesional como los colegas que están sentados a mi derecha y a mi izquierda", señaló Putin en referencia a la canciller alemana y al jefe de la Comisión Europea. Al recordar que Rusia es objeto de críticas constantes por su renuencia a ratificar la Carta Europea de la Energía, Putin recordó que la UE tampoco cumplió su parte de compromisos, en particular, negándose a autorizar el acceso de Rusia al mercado europeo de la energía nuclear. Las relaciones actuales entre Rusia y la UE no son mejores ni peores que antes, dijo Putin. "Se han vuelto más complicadas. Pero estamos satisfechos con la calidad de estas relaciones, y si hablamos de iguales derechos, ello significa que en nuestro diálogo, esperamos, serán considerados tanto los intereses de Rusia como los de la Unión Europea, y que sabremos encontrar soluciones de compromiso satisfactorias para ambas partes". Putin respondió enérgicamente a la canciller alemana Angela Merkel sobre la situación de los derechos humanos en Rusia. En especial, la canciller se lamentó por la prohibición a viajar a manifestar a varios dirigentes opositores. Angela Merkel dijo que estaba "preocupada" porque las fuerzas del orden impidieron que personas que querían manifestar en Samara al margen de la cumbre Rusia-UE partieran de Moscú. "Debo decir francamente que yo quisiera que quienes desean manifestar en Samara y expresar su opinión tengan la posibilidad de hacerlo", declaró Merkel. Putin contestó a las críticas poniendo como ejemplo incidentes recientes en Alemania y Estonia, dos Estados miembros de la UE. Durante los motines que se registraron a fines de abril en Tallin después del desplazamiento de un monumento en honor del Ejército Rojo, "ellos no se limitaron a dispersar a los manifestantes, sino que mataron a un manifestante", exclamó el presidente ruso, refiriéndose a la policía estonia, y exigió que los "criminales" fuesen castigados. "En Hamburgo (Alemania) detuvieron a 140 personas, cuando en nuestro país se trata de una decena de personas en una manifestación de 200 personas", agregó dirigiéndose a Merkel, después de una serie de arrestos durante las manifestaciones del 1 de mayo en Alemania. Putin insistió en acusar a Letonia y Estonia de violaciones "inaceptables" de los derechos de las minorías rusas. "Consideramos (esas violaciones) inaceptables e indignas de Europa", dijo el presidente ruso. Por su parte Barroso defendió a Polonia por su veto. "Hemos tenido ocasión de decir a nuestros interlocutores rusos que una dificultad para un Estado miembro es una dificultad para toda la comunidad europea", aseguró Barroso. "El problema polaco es un problema europeo. Los problemas lituano y estonio también son problemas de la UE. Es muy importante, si uno desea mantener una cooperación estrecha, entender que la UE se basa en el principio de solidaridad". |
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