inicio | opinión | notas | cartelera | miscelanea sueca | suplementos | enlaces 25-Mayo-2007

EL Salvador, la Escuela de las Américas y el futuro

 

escribe Odalys Troya Flores

Desde su fundación en 1946, la Escuela de las Américas ha generado gran rechazo, particularmente en El Salvador, el segundo país que más soldados envía a esa institución, después de Colombia. Hoy, esa academia opera con un nuevo nombre- Instituto de Cooperación para la Seguridad Hemisférica (WHINSEC, por sus siglas en inglés), pero sin lograr borrar su historia.

El sacerdote estadounidense, Roy Bourgeois, al frente de la organización Observadores de las Américas, asegura que WHINSEC, establecida en Panamá en 1946 y trasladada a Fort Benning, Georgia, EE.UU., en 1984, se ha dedicado a producir tiranos y dictadores.

Tanto ha sido así que se le llegó a conocer como la Escuela de los Golpes (por los golpes de estados que en las décadas de 1960 y 1970 asestaron sus discípulos).

Dentro de la lista de los egresados del WHINSEC figura el general Hugo Banzer, dictador de Bolivia (1971-1978), admitido en 1988 en el salón de la fama de la Escuela de las Américas.

También el entonces general chileno, Augusto Pinochet, responsable del golpe de Estado contra el presidente Salvador Allende, y de cientos de crímenes, torturas y desapariciones durante los años de su administración.

Asimismo, el general Héctor Gramajo, ex ministro de defensa de Guatemala, quien delineó políticas militares genocidas en la década de 1980.

El argentino Leopoldo Galtieri, preparado en esa institución, fue un activo promotor del golpe en 1976, que significó el punto de partida de la construcción de un nuevo tipo de Estado que orientó sus acciones y fundamentó su poder en la aplicación sistemática del terror sobre la población.

Actualmente, el contexto latinoamericano es otro. Quizás el momento más democrático y de mayor estabilidad de su historia.

Los proyectos de desarrollo propuestos o aplicados por los gobiernos de muchas de las naciones latinoamericanas y caribeñas, que buscan la integración regional y enfocan el desarrollo de sus pueblos hacia los avances económicos, sociales y de salud, marchan bien distante de la desestabilización.

Se trata de alternativas de cambio para países sumidos en una pobreza engendrada en gran medida por los gobiernos golpistas que nacieron en la Escuela de las Américas, presentada como una institución dedicada a promover la estabilidad en la región.

El Salvador: discípulo ejemplar

Diversas fuentes señalan que en el WHINSE se ha entrenado a más de 56 mil soldados, provenientes de 18 países de Latinoamérica, mientras cada año de allí se gradúan aproximadamente mil 600 soldados.

Sus alumnos se especializan en las áreas marciales de guerra de baja intensidad, operaciones psicológicas, técnicas de contrainsurgencia, operaciones de comando, métodos de interrogación y recolección de información.

Según Observadores de las Américas, el envío de efectivos salvadoreños hacia ese centro aumenta por año, el cual pasó de 17 a 120, con unos siete mil militares del país centroamericano que han pasado por sus aulas y campos desde su fundación.

Por otra parte, durante el período más sangriento del conflicto armado entre el ejército de la nación istmeña y las guerrillas, (1980-1992), El Salvador tenía una buena representación de pupilos en ese centro.

Algunos que llegaron a convertirse en oficiales de alta graduación son los responsables de crueles masacres perpetradas en esos años y aún en la impunidad.

Uno de los más connotados de esos militares fue Roberto D'Aubuisson, fundador del gobernante partido Alianza Republicana Nacionalista, y también de los llamados escuadrones de la muerte.

Entre sus crímenes, confirmados por la Comisión de la Verdad, la cual fue patrocinada por la Organización de Naciones Unidas para esclarecer las violaciones de los derechos humanos durante la guerra, sobresale el asesinato del arzobispo Oscar Arnulfo Romero.

Las investigaciones demostraron que en ese hecho participaron tres oficiales y dos de ellos habían estudiado en la Escuela de las Américas.

La Masacre de El Mozote, en la que fueron ejecutadas unas mil personas, casi la totalidad de los habitantes de ese poblado del departamento de Morazán, fue responsabilidad de 12 militares, de ellos 10 eran graduados en el mencionado centro de preparación militar.

Se confirmó asimismo la participación de 27 oficiales en el asesinato de seis jesuitas de la Universidad Centroamericana, Simeón Cañas, el ama de llaves y su hija menor de edad. De ese total, 19 se entrenaron en la citada escuela.

Alarmante fue el caso de dos religiosas estadounidenses que prestaban sus servicios a la población más humilde durante el conflicto armado. Ambas fueron violadas y asesinadas. Cinco oficiales están involucrados en ese crimen y tres recibieron su formación en la referida institución.

Toda una ironía. De acuerdo con el Pentágono, la misión de la Escuela de las Américas es profesionalizar a militares del continente, promover la democracia y enseñar los derechos humanos.

Muchas voces se han levantado por el cierre del lugar, como la del demócrata estadounidense Joseph Kennedy, quien promulgó una enmienda para eliminar el apoyo económico que ofrece el Departamento de Defensa a ese centro.

Por estos días, las organizaciones que conforman la Comisión de Trabajo de Derechos Humanos de El Salvador Pro Memoria Histórica, expresaron su apoyo al Observatorio de la Escuela de las Américas, el cual exige con jornadas de ayuno la clausura de ese instituto.

Las razones del reclamo bien pueden entenderse por las declaraciones de Martin Meehan, demócrata de Massachusets, Estados Unidos, quien hace algunos años dijo: "Si la Escuela de las Américas decidiera celebrar un encuentro de ex alumnos, reuniría a algunos de los más infames e indeseables matones y malhechores del hemisferio."



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