inicio | opinión | notas | cartelera | miscelanea sueca | suplementos | enlaces 11-Mayo-2007

Abusos a la seguridad social

 

escribe Simón

El líder del partido Demócrata de Suecia tiene razón cuando asegura que los inmigrantes abusan de los servicios sociales y viven sin realizar un trabajo productivo. Es más, tengo documentos que prueban que una familia -de claro origen inmigrante- de cinco miembros, le ha costado al Estado sueco, y a todos los que pagan impuestos, miles de millones de coronas.

No es una exageración. Esta familia, compuesta por un padre nacido en Suecia y descendiente de franceses de clase media, casado con una mujer alemana criada en el tercermundista Brasil, y tres hijos mayores de edad y sin empleos conocidos -a todas luces inmigrantes según las categorías de la Oficina Central de Estadísticas (CSB)- reciben no menos de 90 millones de coronas al año en ayuda social. Y este beneficio extraordinario se ha mantenido por décadas.

Subrayo la categoría de la CSB ya que en todas las encuestas e informes de este organismo, se sigue considerando inmigrante hasta los nacidos en la tercera generación. Para la nueva derecha sueca, en ascenso según las encuestas electorales, este criterio debería modificarse y además del lugar de nacimiento, también debería considerarse la apariencia física.

Aunque los servicios de seguridad social son generalmente estrictos en controlar a las familias que reciben beneficios, no parecen que realicen un buen trabajo en este caso particular.

Los hijos de la pareja, además de no tener ningún empleo conocido, cada tanto escandalizan a la sociedad apareciendo en la prensa como protagonistas en fiestas donde se consume alcohol en abundancia -y quien sabe que más-, escándalos en discotecas, o violando las normas de tránsito. Una de las hijas recibe al menos una multa por semana por mal estacionamiento, y es la seguridad social sueca la que debe pagar por este desliz.

Pero, quizás no haya que cargarle las culpas solo a los hijos, el padre también ha protagonizado varias infracciones de tránsito y ha recibido multas por conducir con exceso de velocidad.

Por su parte, la madre de la familia, pese a que lleva varios años en el país apenas aprobaría un curso de idioma sueco avanzado debido a su mala pronunciación.

Para concluir quiero manifestar que no me identifico con ninguno de los planteos de los derechistas suecos ni me mueve la envidia hacia esa familia de privilegiados. Soy un inmigrante agradecido por el recibimiento de este país. Pero, la exigencia de esta familia de que el Estado les aumente la partida anual que reciben, en lugar de enviar a sus hijos mayores de edad a trabajar, resulta una provocación.

Creo que, en consonancia con lo que plantea el nuevo gobierno de terminar con los abusos en la seguridad social, las autoridades deberían reducir al mínimo el apoyo a la familia Bernardotte, y reclamar que los tres hijos de la familia -mayores de edad- se dediquen a trabajar y aportar al Estado como cualquier nacido en estas tierras.



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