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Alicia Muñoz Toledo dirigente campesina chilena |
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Alicia Muñoz es secretaria general de la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas ANAMURI, una de las más importantes organizaciónes de trabajadores del campo de Chile. Su vida ha estado siempre ligada a las luchas campesinas desde que comenzó a militar en los años 70 en la asociación Ranquil junto a su esposo, hoy fallecido. Alicia Muñoz estuvo en Suecia cumplimentando una invitación de UBV, la organización de ayuda voluntaria con países del Tercer Mundo que ha lanzado la campaña "Harina limpia" junto a la FIAN una red internacional sobre el autosustento alimentario, el hambre y el comercio justo en el mundo. Naturalmente la campaña está ligada a la lucha por la tierra y el derecho a la vida. También llegó invitada por UBV la dirigente campesina ecuatoriana Johanna Mayorga de FENOCIN. La exportación de productos agrícolas ocupa el tercer lugar en la economía de Chile pero la ganacia mayor sólo llega a manos de los inversionistas. El alto costo social de la agroindustria lo pagan sobre todo las mujeres que trabajan en ese sector, donde se utilizan insecticidas que están prohibidos en Estados Unidos y Europa. Según datos recogidos por ANAMURI una mujer empleada en la industria de la fruta tendría que trabajar 120 años para poder tener una pensión decorosa. - Cuando alguien en Suecia compre una fruta o un vino tiene que pensar que atrás hay un rostro humano, casi siempre de una mujer que trabaja muy duro y sufre, dice Alicia Muñoz. Si bien las luchas campesinas tuvieron su mayor desarrollo durante el gobierno popular de Salvador Allende y los trabajadores lograron importantes avances económicos y sociales, el golpe militar de 1973, la dictadura y la imposición del neoliberalismo suponen hasta hoy duras condiciones de explotación en el campo aumentada por el desarrollo de un potente sector de agro exportación en manos de intereses multinacionales. Alicia cuenta que en el periodo anterior al golpe, el movimiento campesino no tuvo en cuenta como problema específico la situación de la mujer trabajadora e indígena. -Sentíamos que la participación de la mujer era débil y que nuestras demandas no se efectivizaban. Teníamos dificultades para ser tomadas en cuenta en el movimiento campesino, y por eso creímos necesaria la formación de ANAMURI en 1998. En un principio ésto no fue bien visto por los compañeros, algunos lo sintieron como una deslealtad o como una actitud divisionista entre el campesinado. Sin embargo nuestro trabajo por la base en todo el país y sin la exclusión de los hombre fue dando frutos y ANAMURI se expandió. Organizando a las mujeres ligadas a la producción de la tierra desde Arica a Punta Arenas, explica la dirigente campesina chilena. En marzo pasado ANAMURI realizó su primer Congreso nacional en Santiago luego de un proceso de discusión de documentos que duró todo un periodo y que fueron la base del trabajo de este evento al que asistieron 2000 delegadas de todo Chile, muchas de ellas que por primera vez conocieron la capital. La mano de obra femenina es mayoritaria en la agro exportación Se calcula que la industria de agro exportación chilena ocupa a unos 400 mil trabajadores de los cuales la mayoría son mujeres. El trabajo es fundamentalmente zafral con una extensión que oscila entre los 3 y 6 meses de ocupación, para luego volver a la desocupación. Se basa en la subcontratación de la mano de obra, donde el empleador no se responsabiliza ni de la estabilidad laboral, ni de respetar niveles salariales y menos aportes sociales de seguros y jubilación. - Chile no tiene un plan laboral del trabajador rural, y esta es la primera vez que las mujeres campesinas e indígenas del país nos reunimos para discutir estos problemas, dice Alicia Muñoz. En el congreso la asociación discutió y aprobó resoluciones que tienen que ver con la lucha por una reforma agraria integral; la soberanía alimentaria concebida también como el derecho al usufructo y salvaguarda del agua y de los recursos del mar; los derechos laborales, a la salud y a la educación, y al trabajo como columna vertebral del bienestar. Tomando en consideración el impacto negativo que ha tenido la imposición del modelo neoliberal en el campo chileno. ANAMURI está vinculada a otros movimientos similares de América Latina y del mundo, y hace parte de la Vía Campesina cuya consigna principal es : "Debemos globalizar la lucha, pero por sobre todas las cosas tenemos que globalizar la esperanza". La dirigente campesina Alicia Muñoz en la visita a Liberación resumiendo la actual situación, sostuvo que los sucesivos gobiernos posdictadura presididos por la Concertación no han mejorado las condiciones de la mujer campesina e indígena porque lo que han hecho hasta ahora "es administrar el modelo neoliberal en Chile". |
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