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La corrupción de los de arriba |
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Paul Wolfowitz no ha sido nunca un hombre simpático para las cámaras. Es recordada su imagen en el documental de Michel Moore, Fahrenheit 9-11, chupando un peine mientras se aseaba el pelo para una entrevista televisiva, o hace pocas semanas cuando se descalzó para entrar a una mezquita en Turquía y exhibía sus calcetines agujereados. Esta imagen de ahorro con su aseo y vestimenta personal, dista mucho de la generosidad demostrada por el mismo Wolfowitz a la hora de conceder cargos y aumentos de sueldos a su novia, tanto cuando revistaba en el Departamento de Defensa de la administración Bush, como ahora que preside el Banco Mundial. Para los funcionarios de esa institución, Wolfowitz cometió un acto de corrupción al ascender y aumentar el sueldo de su novia salteándose todas las normas previstas. El ex impulsor de la guerra contra Irak, presentó la patétitca excusa de que cometió un error porque era nuevo en el cargo. Una reunión del Directorio del Banco, convocada para estudiar el tema, absolvió a Wolfowitz sin convencer a nadie, y evidentemente cediendo ante la presión del gobierno de EE.UU y los lobbys derechistas que respaldan al halcón norteamericano. Curiosamente, Wolfowitz, accedió a la presidencia, directamente desde la subsecretaría de Defensa, con la promesa de combatir la corrupción en la institución y en los países receptores de los préstamos. Todos los grandes medios de comunicación emprendieron una campaña para salvar la imagen de Wolfowitz, y sostuvieron que las denuncias provienen de sectores internos del Banco Mundial que quieren seguir lucrando de la corrupción imperante. Ante los continuos reclamos para que renuncie, el presidente del Banco Mundial contrató los servicios de Robert Bennett, el abogado del ex presidente estadounidense Bill Clinton en la denuncia que presentó Paula Jones por acoso sexual. Bennett asegura que el caso no tiene base y considera que ha sido creado por personas enemigas de este halcón. Sin embargo, a las críticas de los funcionarios se sumó la de un grupo independiente que supervisa el trabajo del Banco, y ahora se le suma una carta firmada por 42 antiguos ejecutivos del Banco pidiendo la dimisión de Wolfowitz. En una carta publicada en el diario Financial Times, los ejecutivos consideran que la actitud de Wolfowitz debilita la capacidad del BM de llevar a cabo los proyectos de desarrollo. En la carta, firmada entre otros por el ex número dos del BM, Shengman Zhang, afirman que Wolfowitz ya no puede ser un líder eficaz. Ha perdido la confianza y el respeto de los empleados del banco, ha causado una escisión entre los altos ejecutivos, ha provocado una relación más tensa con el Consejo, ha dañado su credibilidad de buen gobierno y ha alejado a algunos inversores clave añaden en la carta. Todo esto, en un momento en que su apoyo es esencial para lograr con éxito los recursos necesarios para ayudar a los países más pobres, especialmente en África. La carta concluye con un claro mensaje: Hay sólo un camino para Wolfowitz (...): la dimisión. Pero las peticiones de dimisión llegan también desde Europa. Pervenche Berés, presidenta de la comisión de Asuntos Económicos y Monetarios de la Eurocámara, unió su voz a la de los que piden que Wolfowitz abandone su cargo. Las acusaciones de nepotismo que pesan sobre Wolfowitz demuestran que el Banco Mundial tiene un serio problema en su dirección. La credibilidad del banco ha quedado gravemente dañada, dijo en Estrasburgo. Estas críticas europeas son descartadas por los funcionarios de la administración norteamericana, que sospechan de una conjura para quitar el Banco de la influencia norteamericana. El gobierno de EE.UU respalda a Wolfowitz y ha instado a los países europeos líderes a no revelar sus puntos de vista hasta que la junta directiva de 24 naciones del Banco Mundial decida sobre su futuro en la organización financiera. Sea cual sea la resolución de este conflicto, queda claro que estas instituciones financieras están controladas por EE.UU y son herramientas para sus designios. Y, como parte del sistema de dominación imperialista, adolecen de las mismas plagas, es decir corrupción, nepotismo, y desconocimiento de la voluntad y los intereses de la mayoría. Para algunos, el hecho de designar a su novia para un cargo pasando por encima de todas las normas, aumentarle el sueldo en forma desproporcinada, es apenas un error, o en todo caso un caso de corrupción menor. Pero es un ejemplo de la forma en que se manejan estos organismos, y seguramente con hechos de corrupción mayores. Los procesos de privatizaciones, no sólo en América Latina, promovidos por el BM cuando concede préstamos, están plagados de estos hechos. Es probable que ante tantas críticas, el propio Wolfowitz renuncie al Banco para ser sustituído por otro funcionario de su misma calaña, y digitado por la administración norteamericana. También es seguro que Wolfowitz obtendrá otro empleo, ya sea en la administración norteamericana, o en cualquier empresa multinacional a la que ha sido tan fiel. |
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