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La guerra contra Irak |
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escribe Cándido Pese a que nuestra «prensa libre» intente minimizar o desconocer el crimen de la invasión y la tragedia del pueblo iraquí -Rapport y Aktuell del martes pasado- no se enteraron de uno de los mayores golpes a la «nueva estrategia del presidente Bush» en la que perdieron la vida 9 integrantes del regimiento de paracaidistas de Fort Bragg y 20 resultaron heridos en la provincia de Diyala, por la acción de un suicida de la resistencia. Este hecho es la culminación de una serie de acciones posteriores a la «nueva estrategia para Irak», la panacea que la visión del «gran estratega» George W.Bush daría a la situación, que prueba su irremediable fracaso. Con una estimación de aproximadamente 85 bajas americanas solamente en el mes de abril, y un número desconocido de heridos con secuelas de por vida dado el tipo de atentados de que son víctimas, el repudio del pueblo de EE.UU a esta sórdida historia, no deja de crecer. Porque la pandilla que maneja a Bush no sólo mintió a la «comunidad internacional», sino que, con un cinismo inhumano ha mentido e intenta seguir haciéndolo, con su propio pueblo, los familiares de las víctimas en primer lugar. Falsificando los hechos en que han perdido la vida algunos soldados, o inventando historia de «acciones heroicas», como la «liberación «de la teniente Lynch». Ello unido a anteriores acciones típicas de mafiosos, como el «deschave» de la agente de la CIA esposa de un diplomático, como venganza porque éste negó la famosa compra de material atómico por parte de Sadan Hussein en un país africano cuando se acumulaban «pruebas» para justificar la invasión, revelan el grado de podredumbre en las entrañas de un imperio que creyó ser dueño del mundo tras el desplome de la Unión Soviética. La pregunta es hasta cuándo la sociedad de EE.UU, por más alienada que esté por años de propaganda masiva que le ha castrado la capacidad crítica, soportará una Administración tan inmoral. Sobre todo si se tiene en cuenta que Bill Clinton, por mentir sobre un asunto privado, estuvo a punto de ser destituido. La tragedia de los hasta ahora dos millones de iraquíes forzados al exilio, no tiene límites. La Unión Europea, cada vez más un club de gobernantes fascistoides y corruptos, tan proclive a erigirse en árbitro dispensador de patente de «demócratas» y denunciar violaciones de los «derechos humanos», carece de una política propia, se calla sobre los horrores de Guantánamo y pierde la credibilidad que nunca tuvo y aumenta su orfandad. No sólo los gobiernos de Chequia, Polonia, Eslovaquia están dispuestos a acompañar las aventuras belicistas del imperio sino que ahora también la Suecia que ganara respeto internacional por su adscripción al derecho internacional, está empeñada, bajo la conducción del ministro financista Carl Bildt y el infatigable guerrero ministro de Defensa, a meter al país como un engranaje más de la maquinaria bélica del imperio. Algo que nos afecta a todos porque nos expone, gratuitamente y sin causa valedera a riesgos innecesarios. |
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