inicio | opinión | notas | cartelera | miscelanea sueca | suplementos | enlaces 13-Abril-2007

Si Estados Unidos se entierra en Irak todos ganamos
Por qué se debe apoyar la resistencia iraquí

 

Escribe Henrik Skrak.
Como miembro activo del comité de apoyo a Irak en Malmö, muchas veces me preguntan por que creo necesario que se apoye a la resistencia iraquí. ¿Porqué no contentarnos sólo con exigir que Estados Unidos y sus aliados se retiren del país? me dicen. En esta nota y en forma muy sintética trataré de explicar mis razones.


Muy poco tiempo antes de que se produjera la invasión de Irak cuatro años atrás, el movimiento internacional por la paz era fuerte. En el norte de Europa se producían manifestaciones contra la guerra que se avecinaba con la participación de decenas de miles de personas, y muchos más en el sur del continente, allí se llegaron a congregar cientos de miles. Cuando ya la invasión fue una realidad, el movimiento pacifista se derrumbó como un castillo de naipes. La explicación de esto -en mi opinión- se debió a una falta de conciencia, a la incapacidad de sacar lecciones de las luchas anteriores del movimiento antimperialista.


La propuesta de una nueva ley petrolera en Irak de largo alcance, tendría que hacer desaparecer muchas de las dudas que existen. Y no es que yo esté pensando en primer lugar en el por qué Estados Unidos y sus aliados ocuparon Irak, nó; pienso sobre todo en cómo Estados Unidos y sus socios ocuparon Irak. ¿A qué puede conducir ésto? ¿Y qué puede ser lo relevante para que ellos puedan tener éxito o fracasar?


La nacionalización del petróleo y la política de Estados Unidos
La nueva ley del petróleo si se impone, retrotraerá a Irak a los tiempos anteriores a la revolución de 1958. Les dará a los iraquíes un ínfimo control sobre su petróleo y aventurará la condición de seguir siendo Irak miembro de la OPEC, la organización de los países productores de petróleo. Se debe recordar que fue justamente Irak en 1960 quien tomó la iniciativa para la constitución de esta organización. Además de Irak la conformaron entonces Irán, Kuwait, Arabia Saudita y Venezuela. El objetivo de dichos países fue tener control propio sobre sus recursos petroleros, y desde entonces la OPEC fue un aguijón dirigido contra las compañías petroleras occidentales en general y contra Estados Unidos en particular.


Abdul Karim Kassin, el líder revolucionario de 1958 y presidente de Irak fue derrocado por un golpe en 1963. Estados Unidos estuvo detrás, y el partido Baas fue su herramienta dispuesta. En el verano de 1963 los bassistas fueron casa por casa con una lista de los opositores políticos que les proporcionó la CIA. La mayoría de los muertos fueron los comunistas que hasta último momento apoyaron al presidente Kassim. Pero los baasistas no duraron mucho en el poder, siendo víctimas en el otoño del mismo año de otro golpe que los desalojó del gobierno. Cuando lograron retornar en 1968, ya no eran la herramienta con la que podía contar Estados Unidos, se habían vuelto sus contrarios. En 1972 pudo Irak bajo el liderazgo del Baas en el gobierno, nacionalizar su petróleo lo que significó que en gran medida sus beneficios se destinaran a mejorar el bienestar del pueblo. Y que entre otras consecuencias trajo el notable crecimiento de la población iraquí, ocurrido desde el período posterior a la revolución hasta los años 80.


Estados Unidos, temporalmente debilitado por la guerra de Vietnam, siguió indirectamente trabajando contra Irak. En parte alentando la agresiva política exterior de Irán contra Irak, y por el otro lado apoyando la represión a los kurdos en el norte de Irak.


La revolución de 1979 en Irán obligó a Estados Unidos a reconsiderar su política, lo que trajo un cambio, decidirse por apoyar a Irak en contra de Irán. El ataque iraquí a Irán en 1980, en principio no fue sin provocaciones, dado que Irán estuvo detrás de un número determinado de atentados políticos e intentos de asesinatos dirigidos a altos funcionarios gubernamentales iraquíes. Sin embargo, la invasión fue un atentado al derecho de soberanía. Pero esta violación de Irak a la legalidad internacional muy pocas veces fue destacada en Estados Unidos y Europa, si se compara con el que tuvo la invasión a Kuwait 10 años después.
Y lo puedo asegurar personalmente, porque en 1981 estaba en Bagdad empleado como trabajador de la construcción en la compañía sueca Skanska en medio del incendio de la guerra. Había entonces en Irak una avalancha de construcciones todas en manos de contratistas extranjeros. En cambio una década después una violación iraquí semejante contra la legalidad internacional -en Kuwait- tuvo otras consecuencias porque en vez de ayudar a la reconstrucción del país, las democracias occidentales aterrorizaron a los iraquíes con los bombardeos, con la maquinaria militar norteamericana como ayuda y en nombre de las Naciones Unidas. Sobre todo los bombardeos de 1991 buscaron destruir la infraestructura iraquí, algo que combinado con las duras sanciones causaron la muerte prematura de 1 millón de iraquíes durante los 90.


Esta es sólo una breve síntesis histórica de los antecedentes que condujeron a la invasión de 2003.
Irak hoy y la resistencia


Si en 1963 los baasistas jugaron un papel de colaboradores de Estados Unidos, hoy 40 años después los comunistas del PKI, los liberales de diferentes tipos, como así también los partidos kurdos PUK y PDK han asumido ese papel. Y han sido increíblemente exitosos en la tarea de vender la ocupación entre la izquierda occidental.


Aquí en Suecia ellos aparecen frecuentemente en los medios de comunicación públicos propagandeando la idea de que Estados Unidos debe mantenerse en Irak. El movimiento sindical iraquí dirigido por el PKI logró por su parte que sus colegas del sindicalismo en Gran Bretaña, retiraran la exigencia del retiro de las tropas británicas de ocupación. Los partidos kurdos han hecho un fuerte trabajo de lobby para que Suecia establezca relaciones diplomáticas con el Kurdistán iraquí buscando el reconocimiento de facto de la división territorial de Irak.


Todos ellos además aplauden las llamadas elecciones libres en Irak de 2005, una elección que viola el derecho internacional y que sólo tuvo como objetivo legitimar la ocupación.


Y es en este punto donde la nueva ley del petróleo se vuelve interesante. Porque todos saben que la ley busca confiscar el petróleo iraquí y que una importante mayoría de la población se opone a ello. Si fuera realmente democrático a eso que en Irak llaman parlamento, si realmente expresara los deseos de la población iraquí, este órgano no tendría que estar a favor de la aprobación de esta ley que permite a las compañías extranjeras robarles el petróleo.


En Suecia, las elecciones de 2005 fueron propagandeadas como "Las primeras elecciones libres en Irak en 50 años". Para quien conozca la historia iraquí, estas elecciones a los que nuestros medios más influyentes se dedicaron dos años atrás, no es otra cosa que el más puro pavoneo racista. ¿Entonces, cómo eran la democracia y las elecciones libres antes de la revolución de 1958? Aquel parlamento era elegido por electores comprados, muchos partidos estaban prohibidos y la prensa libre era casi inexistente. Irak era en la práctica gobernado desde la embajada británica. La diferencia es que quien lo hace ahora es Estados Unidos.
Pero supongamos que los medios suecos puedan tener razón: Se realizan elecciones libres en los años 50 en Irak y supongamos que ello fuera cierto. Entonces hagámonos la pregunta: ¿Por qué tuvo necesidad el pueblo iraquí de hacer la revolución de 1958? Porque se dice que tenía democracia, ¿no? Entonces, si concurriendo a votar podía expresar su voluntad, ¿por qué en cambio eligió el camino de la violencia?


Si compramos la idea de un Irak libre y democrático en 1950 es imposible explicarse la revolución del 58, si no es sólo en términos racistas. Con esta manera de describir la historia los iraquíes aparecen deshumanizados. Y es el mismo racismo que subyace hoy en la conciencia occidental.


La izquierda occidental en un sentido amplio no puede pronunciarse hoy para apoyar la resistencia armada en Irak, porque posee una imagen de esa resistencia como si estuviera lastrada de islamismo, terrorismo o fascismo. Siendo que va a ser la capacidad que tenga la resistencia iraquí para expulsar a los ocupantes extranjeros lo que podría ser decisivo para nuestro futuro. Y en Suecia, nuestro pueblo se podría beneficiar de una victoria iraquí porque ésta frenaría el expansionismo norteamericano. La presión sobre Suecia para que apoye a Estados Unidos -como estamos haciendo ya con tropas en Afganistán y mediante la exportación de armas suecas al mismo- disminuiría. También la seguridad y los derechos de los ciudadanos suecos podría aumentar, si Estados Unidos es obligado a desinflar su guerra contra el terrorismo.


Pero los que más pueden ganar con la resistencia iraquí son los pueblos del Tercer Mundo, cosa de lo que ellos están conscientes. En la India por ejemplo, las manifestaciones contra Estados Unidos han sido grandes y muchas. ¿Y quién cree que Venezuela hubiera tenido el mismo espacio para reformas progresistas si Estados Unidos en Irak no se hubiera enterrado? En cambio, los que pierden con una derrota de Estados Unidos en Irak son entre otros los directores de las compañías petroleras norteamericanas, los exportadores suecos de armas, los colaboradores iraquíes, los cubanos de Miami. ¿Quién puede llorar sus pérdidas? Yo no.
¡Fuera Estados Unidos de Irak! ¡Apoyar la resistencia iraquí!


Henrik Skrak, es profesor y presidente del Irakkommittén de Malmö.



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