El show mediático por la liberación de los soldados británicos capturados en aguas iraníes sigue ocupando gran parte de la prensa internacional y con el único objetivo de volver a colocar a las autoridades iraníes en el "campo del mal".
Los 15 soldados británicos -que han dado pocas pruebas de profesionalidad militar- han sido autorizados ahora a vender sus historias a los medios de comunicación y denuncian amenazas y presiones sicólogicas de las autoridades iraníes. Sostienen que aceptaron haber ingresado en aguas iraníes "a cambio de la liberación" y por las amenazas recibidas.
La reacción de las autoridades militares británicas y norteamericanas cuando la captura de los soldados y posteriormente, es la mejor demostración de que la patrulla británica estaba en aguas iraníes. En caso contrario, los soldados británicos habrían demostrado en el menor de los casos una cobardía justificable, y en el peor, una colaboración abierta con el "enemigo" que los invadía.
No es posible creer que la patrulla británica no hubiera advertido por radio a sus mandos que varios barcos iraníes ingresaban en aguas iraquíes para atacarlos, y mucho menos que esas autoridades, deseosas de hace tiempo de provocar un incidente armado con Irán, no hubiera aprovechado la ocasión para repeler la "agresión" y denunciar ante el mundo el incidente.
Tampoco hablaría muy bien de los soldados británicos que se dejaron capturar en el territorio que estaban "protegiendo" sin disparar un tiro ni advertir a sus mandos.
En la zona del mundo más vigilada por satélites, radares, etc., es imposible no tener pruebas de la "invasión" iraní. La única explicación es como aseguran las autoridades iraníes, que la patrulla británica estaba donde no debía.
Un diario británico había entrevistado antes del incidente al capital de esa patrulla quien reveló que realizaban tareas de "vigilancia" sobre Irán. El reportaje no se publicó hasta después de la liberación de los soldados ante el temor de que ello constituyera una prueba en su contra. Después, el testimonio fue tapado literalmente por las manifestaciones de los soldados liberados que denunciaron "torturas sicológicas" y amenazas durante su cautiverio.
La maquinaria de la prensa imperialista busca ahora borrar las imágenes de los soldados británicos -vestidos de trajes civiles- despidiéndose del presidente iraní con sonrisas. Una imagen muy alejada de la que trasmiten los prisioneros en la base norteamericana de Guantánamo o de la prisión iraquí de Abu Ghraib.
Sólo el afán por acusar a los iraníes permite presentar como "presiones sicológicas" algunas de las preguntas usadas en los interrogatorios. Por ejemplo, la única mujer capturada dijo "en una ocasión [la persona encargada del interrogatorio] me preguntó ¿Qué la lleva a morir por su país?" y la prensa presentó como prueba de la tortura sicólogica. Pero, ¿no es una pregunta lógica y curiosa a una soldado que se alista en una guerra de agresión?.
Según la soldado Faye Turney, sus captores la amenazaron con pasar varios años en la cárcel por espionaje si no hacía lo que sus ellos querían. Parece lógico que si alguien es capturado armado en un país extranjero sea "amenazado" con pasar varios años en la cárcel, ¿o esperaba una medalla?.
El portavoz de Exteriores iraní, Mohamed Alí Hoseini, calificó de "montaje teatral" la conferencia de prensa en la que los soldados dijeron haber estado sometidos a "una presión psicológica constante".
"La escenificación del Gobierno británico no puede tapar la verdad de que entraron ilegalmente en nuestras aguas", concluía Hoseini.
Mientras tanto, un diplomático iraní secuestrado en Bagdad fue liberado al mismo tiempo que los soldados británicos.
Jalal Sharafi fue capturado el pasado 4 de febrero en un céntrico barrio de Bagdad por una treintena de hombres con uniformes militares iraquíes. Ya entonces, Irán responsabilizó a Estados Unidos de lo sucedido. "Esa unidad del Ejército trabaja a menudo con las fuerzas estadounidenses", denunció el portavoz de Exteriores.
Shalafi, subsecretario de la embajada de Teherán en Bagdad, asegura que fue torturado por sus captores entre los que según afirma, se encontraban agentes de la agencia de inteligencia de Estados Unidos, la CIA.
El portavoz de la Casa Blanca, Gordon Johndroe, calificó las acusaciones de Sharafi sobre el papel de Estados Unidos en su detención como "teatrales" y parte de la "maquinaria de propaganda iraní".
"Estados Unidos no tiene nada que ver con el arresto de Jalal Sharafi y vemos con beneplácito su regreso a Irán", añadió.
La liberación de Shalafi se produjo en plena crisis de los marinos británicos capturados por Irán. Teherán había pedido a cambio de la libertad de estos militares que Londres interceda para la liberación tanto de Sharafi como de otros cinco empleados de su consulado en la ciudad iraquí de Irbil.
Fuerzas de Estados Unidos asaltaron el 11 de enero lo que fue descripto como una oficina de enlace diplomático en la septentrional ciudad de Arbil, capital del Kurdistán iraquí, y detuvieron a seis iraníes. La acción enfureció a funcionarios kurdos aliados de Washington. Los militares estadounidenses requisaron archivos y computadoras de la oficina. Un diplomático fue liberado luego, pero los otros cinco permanecen en custodia de Estados Unidos y no fueron formalmente acusados de delito alguno.
"Desaparecieron. No sé si ingresaron al sistema de (detención de) combatientes enemigos", dijo Gary Sick, experto en asuntos de Irán de la Universidad de Columbia, quien trabajó en la Casa Blanca bajo el gobierno de Jimmy Carter (1977-1981). "Nadie afuera lo sabe." "Ellos están todavía 'detenidos por la coalición', de acuerdo con las resoluciones 1546, 1637 y 1723 del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)", dijo esta el teniente coronel Christopher Garver, portavoz de las Fuerzas Multinacionales de Irak, desde su oficina en Bagdad. Garver no proporcionó más información relativa al estatus o tratamiento de los iraníes.
Esas resoluciones del Consejo son las que aprobaron la instalación del gobierno de transición de Irak y extendieron hasta ahora a 2007 el mandato de las fuerzas de la coalición liderada por Estados Unidos.
La resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que señaló oficialmente el fin de la ocupación de Estados Unidos y transfirió la soberanía al gobierno iraquí mantiene el derecho del ejército estadounidense a realizar "detenciones de seguridad".
Pero todas esas detenciones deben sujetarse a la ley iraquí, según Scott Horton, profesor de derecho internacional en la Escuela de Leyes de la Universidad de Columbia.
"Los iraníes aprehendidos en calidad de 'detenidos de seguridad' no están acusados de nada, así que lo están ilegalmente", dijo.
Los campos de detención de Estados Unidos en Irak albergan a más de 15.000 prisioneros, la mayoría de los cuales, como los iraníes, han sido retenidos sin cargos o acceso a tribunales durante meses, incluso años en algunos casos, según una investigación de The New York Times.
La situación legal de los iraníes capturados gira, en parte, en torno del carácter del edificio de dos pisos ubicado en Arbil que el 11 de enero fue blanco de la redada.
En caso de que sea, como alega Irán, un consulado oficial, el local y su personal poseen inmunidad diplomática según la Convención de Viena. En caso de que sea apenas una oficina de enlace, como afirma Estados Unidos, no sería objeto de la misma protección.
Tanto Irán como el gobierno regional kurdo coincidieron en que las actividades consulares -como la emisión de visas- eran realizadas por personal de la oficina desde 1992.
Estados Unidos quería participar
Por otra parte, el diario británico The Guardian reveló que Estados Unidos ofreció ayuda militar a Reino Unido para liberar a los militares. Citando fuentes diplomáticas, el periódico explica que el Pentágono ofreció el apoyo durante los primeros días de la detención, cuando se desconocía el paradero de los 15 marinos.
Washington sugirió entonces una lista de opciones militares, algunas de las cuales se mantienen en secreto dado el riesgo de guerra entre EE.UU. e Irán. Una de las soluciones consistía en que aviones de combate estadounidenses llevasen a cabo "patrullas agresivas" sobre bases de la Guardia Revolucionaria Iraní, con el fin de subrayar la gravedad de la situación.
Pero el Ejecutivo de Tony Blair declinó la oferta e instó a EE.UU. a mantenerse al margen del contencioso para no complicar el problema. Incluso, Londres pidió a Washington que rebajara el tono de sus maniobras militares en el Golfo Pérsico, ya que, tres días antes de la detención de los 15 soldados, un segundo portaaviones de EE.UU. llegó a la zona.
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