Escribe Ricardo Daher.
En septiembre de 1997 los trabajadores de la curtiembre "Midober´s" decidieron ocupar la planta e iniciar un ejemplar proceso de autogestión. Cuando se cumplan 10 años de la ocupación, los casi 60 trabajadores que aún se mantienen ocupados en la fábrica, estarán preparándose para otro cambio importante: construir una nueva planta, formados como cooperativas, en una zona industrial que prepara la Intendencia de Montevideo, y gracias a un convenio con Venezuela que aportará el capital para la infraestructura. Ahora la cooperativa se denomina "Uruven" (Uruguay-Venezuela).
La experiencia de autogestión de estos trabajadores no sólo es ejemplar por el largo tiempo en que se han mantenido, sino porque además ahora están en el proceso de elaborar una planta nueva, desde sus cimientos.
En los mejores momentos de la curtiembre, en la década de los 80, exportaba cueros a casi todo el mundo. Los propietarios de la curtiembre poseían además otras dos curtiembre y dos fábricas de prendas de cueros. La producción estaba al máximo y se importaba cueros crudos de Paraguay, Brasil y hasta Estados Unidos para procesar. Con la muerte del jefe de la familia propietaria, el manejo del negocio cambió radicalmente, y se comenzaron a obtener préstamos que no se volcaron en la producción, hasta el punto de que en determinado momento la planta fue embargada.
Emplazada por acreedores, la muerte de la misma estaba decretada. El propietario no se interesaba en rescatar la fábrica y los entes recaudadores del Estado querían cobrar la deuda.
Los trabajadores resolvieron entonces recuperar la fuente de trabajo y no quedar rehenes de la situación.
Los primeros tiempos de ocupación fueron muy duros y los trabajadores, dirigidos en la ocupación por el sindicato, debieron extremar el ingenio para mantenerse. Desde la obtención de contratos de trabajo, continuar recibiendo energía para mover las máquinas, la distrubición de tareas y responsabilidades, etc.
Los trabajadores carecían, y carecen, de capital para comprar materia prima, por lo que debieron optar por un modelo de venta de servicios a otras curtiembre. Si una curtiembre no daba abasto en el salado de cueros u otra etapa del proceso, eran contratados para realizar esa tarea.
Con un criterio amplio, lograron además otros modos para mantener unidos a los trabajadores y con un nivel mínimo de ingresos. Desde alquilar galpones para depósito, lavar y secar bolsas de nylon, hasta la preparación de gelatina a partir de las garras de los animales sacrificados en los frigoríficos, destinadas a la industria química y farmacéutica argentina.
El planteo de subsistencia de los trabajadores recibió una inyección de estímulo y perspectiva de crecimiento después de la asunción del gobierno progresista en marzo de 2005. Especialmente después de la concreción de un convenio con la República de Venezuela que preveía la venta de petróleo a Uruguay a cambio de servicios y productos.
En el marco de esa negociación, surgió el interés de Venezuela por desarrollar la producción de cueros en su país.
Desde entonces ha habido un intenso intercambio entre los trabajadores de "Midober`s" (ahora Uruven) y autoridades venezolanas para concretar un convenio que sirviera a las dos partes.
Venezuela apostó a varias plantas autogestionadas en nuestro país en especial por el interés en desarrollar un modelo de socialismo propio que necesita también de trabajadores organizados y con capacidad de gestión.
Finalmente se llegó un convenio por el cual los trabajadores de "Midober´s" presentarían un modelo de producción que sería financiado por Venezuela. A cambio, los trabajadores se encargarían de preparar personal y asesorar a trabajadores en Venezuela y ayudar a montar una cultura de trabajo de curtiembres en ese país caribeño.
En este proceso, los trabajadores decidieron crear una cooperativa y poner al día judicialmente toda la actividad. Mantuvieron la ocupación, pero comenzaron a pagar un alquiler por el uso de la planta y las máquinas, pese a que todo hubiera estado en ruinas si los trabajadores no hubieran ocupado la planta y realizado el mantenimiento de los equipos.
La propuesta de planta de producción en Uruguay comenzó a prepararse entre los trabajadores y un equipo de la Oficina de Presupuesto y Planeamiento (OPP) dependiente de la presidencia. Recién para mediados de este año quedará definida la propuesta, mientras la Intendencia de Montevideo prepara una zona industrial en Colón, donde se instalará la nueva planta, junto a otros emprendimientos industriales.
En las últimas semanas, los trabajadores tienen que sortear otro impedimento. Desde la oposición de derecha al gobierno municipal de Montevideo, se exige que la curtiembre sea clausurada por la contaminación de las aguas servidas que arroja.
El gobierno municipal recuerda que los niveles de contaminación fueron alcanzado por 3 curtiembres que vertían sus aguas servidas al mismo tiempo, entre ellas Uruven, pero que dos de las plantas ya se han trasladado, y que están en proceso de trasladar Uruven apenas se terminen las obras en la zona de Colón. Para los trabajadores, un cierre anticipado podría ser mortal, ya que perderían más de un año sin trabajar, y serían abandonados por sus actuales clientes.
La oposición de derecha, que nunca se preocupó por la contaminación de las grandes empresas, reclama ahora el cierre de la curtiembre, más que nada por lo que significa como ejemplo de autogestión de los trabajadores, y de la solidaridad de Venezuela con el continente.
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