inicio | opinión | notas | cartelera | miscelanea sueca | suplementos | enlaces 06-Abril-2007

Alex Pausides en el discurso latinoamericano
Las voces de Orfeo

 
Escribe Juan Cameron.
A los 57 de su edad el autor cubano ha entregado quince poemarios y tiene a su haber varias ediciones y encuentros literarios. Los diversos registros que maneja en su poesía transmiten al lector el ritmo caribeño y la rememoranza de los lares originales. Su más reciente poemario, Canción de Orfeo, fue republicado a mediados del año anterior por la Colección Sur Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). En febrero pasado participó en el Encuentro Carlos Pellicer Cámara, en la capital de Tabasco.

El 15 de febrero se suscribió, durante el Encuentro Iberoamericano de Poesía de Villahermosa, en México, un carta de hermanamiento entre varias coordinaciones de congresos literarios del continente, con el objeto de facilitar la difusión de estos simposios, así como el reconocimiento de los cultores más destacados en nuestra región. En representación de Cuba participó Alex Pausides, coordinador y uno de los gestores principales del Encuentro Internacional de Poesía de La Habana, reunión que este año tendrá lugar entre el 28 de mayo y el 2 de junio en la ciudad capital, junto a lecturas simultáneas en unas treinta ciudades de la isla. Así lo declaraba hace pocos días este coordinador al periódico Granma. El encuentro cuenta con el auspicio de la UNEAC, la Oficina del Historiador de la Ciudad, la Comisión Nacional Cubana de la UNESCO, la Sociedad de Beneficencia de Andalucía y el Centro Cultural Dulce María Loynaz.


Alex Pausides es conocido como poeta. A pesar de una extensa actividad editorial, de organización y pública, su creación se ha instalado paso a paso en nuestro discurso y piezas como El armador dan fe de esta circunstancia. El trabajo es un arte poética lograda a través de una evidente y directa metáfora -que Pausides nombra tal cual- sostenida en la eufonía de un verso libre y extenso: "La armazón sale de mi mano como una bella bestia a desafiar tónica como un tambor sordo y lento que, sin embargo, a ratos intensifica su ritmo: "Vuelve entonces el solaz a ocupar la mente del viajero/ y el cuerpo tibio de las doncellas es la mar imantada/ a la que se entra en busca de las sales" (Epístola..., segunda estrofa). En cambio en Dominios (de Ensenada...) forma y contenido hacen del cuerpo un instrumento regulado por la circulación sanguínea y por la respiración: "Cataurillo de güiñes de mayo me arriben/ Para echarme fresco a tus níñilos dominios/ Espérame una pizca/ Ya me cundes libres/ Llamaradas que de cuajo me arrancan". Para llegar al fin a los agitados versos hexasilábicos de Ceremonias (en Llaman desde...): "Por eso ando el día/ con esta cantaleta/ con esta mojazón./ Cúidense./ Acharco/ La magia moja al pasar".


Un buen ejemplo de esta capacidad se muestra en el poema Rupestre. En ciertos fragmentos representa el lenguaje que alimentaba su infancia y sus versos se llenan de palabras sonoras, neologismos y cambios de sentido. Y, sin embargo, al párrafo siguiente la revisión del tiempo le impone un decir llano y fresco en ese hablar pausado y urbano de quien se educó allende las márgenes de su río original.


Según Roberto Manzano Díaz, en una nota preliminar de Llaman desde algún sitio feliz, Pausides logra arrastrar en el torrente de su voz los sonidos primeros de su entorno. A través de la incorporación de la toponimia, de nombres y usos lingüísticos propios a su especial geografía, consigue subvertir el orden esperado y su verso se convierte entonces en un silbido donde se hacen presentes la guásima y la manigua como restos que arrastra el río Guá hasta los ojos del lector.


En algún sentido el poeta pasa de la magia a la sorpresa y se nos presenta como profundamente cubano; o caribeño. Aquí es interesante destacar lo dicho por su connacional Waldo Leyva. El país se forma de un mestizaje que va más allá de lo español y lo africano; la condición isleña, sostenía Leyva en el encuentro de febrero, le permitía estar abierto a todas las culturas que allí se encontraron para fundirse después en una sola. Y esta cualidad se hace notoria en la poesía de Pausides.


Alex Pausides nació en Ensenada de Mora, en el Oriente cubano, el 24 de marzo de 1950.
Fue director de El Caimán Barbudo y en la actualidad es Vicepresidente de la Asociación de Escritores de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Reside en La Habana.


Ha publicado Ah mundo amor mío (1978), Aquí campeo a lo idílico (1978), Malo de magia (1990), Palabras a la innombrable (1992), Cuaderno del artista adolescente (1993), La casa del hombre (1995), Habitante del viento (1995), Elogio de L'Utopia (Italia, 1997), Llaman desde algún sitio feliz (1998), Pequeña gloria (2000), Habitante del viento (México, 2001), Canción de Orfeo (2004 y 2006), Ensenada de Mora (2005) y La extensión de la inocencia (2006).



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