inicio | opinión | notas | cartelera | miscelanea sueca | suplementos | enlaces 16-Marzo-2007

Sin comprometerse a nada, Bush dejó dividido al Uruguay
Una visita indeseada e improductiva

 
Escribe Ernesto Tamara.
La visita de George Bush al Uruguay dejó un puñadito de promesas, dos manifestaciones en Montevideo donde participaron más de 30 mil personas, una izquierda dividida, 3 o 4 vidrieras rotas, 21 detenidos, liberados a las 24 horas, y una interpelación a la nueva ministra del Interior por no haber controlado y reprimido los incidentes provocados al concluir las marchas.

La escala del presidente norteamericano a Uruguay fue la más extensa de su gira por cuatro países latinoamericanos. Un intento tardío por establecer vínculos con la región, dijeron legisladores de la oposición norteamericana, mientras que los voceros del gobierno de Bush insistieron que no había habido un olvido a la región.

De todas maneras, los propósitos de Bush a la región eran promover sus intereses y no ayudar, entre los que estaban incentivar la producción de etanol en Brasil (junto a Estados Unidos producen el 80% del etanol en el mundo) y establecer una especie de OPEP que compita con el petróleo venezolano en la zona, quebrar la resistencia de los países a los tratados de libre comercio, y a través de acuerdos bilaterales provocar excepciones que vayan destruyendo los escasos acuerdos de la Organización Mundial del Comercio, y aislar a Venezuela.

Bush visitó Brasil, Uruguay, Colombia, Guatemala y México. En Colombia, sólo estuvo 6 horas y con el exclusivo propósito de respaldar al presidente Alvaro Uribe, cercado por los escándalos del poder de los narco paramilitares en el Congreso y en su propio gobierno. En Brasil y Uruguay, con la promesa de mayor comercio, generó una cuña a los proyectos integracionistas, especialmente a los esfuerzos de Venezuela y Cuba por establecer el ALBA.

Bush en Montevideo
En Montevideo, la visita de Bush despertó viejas pasiones en la izquierda, aunque en la población, según una encuesta, el 70% se manifestaba indiferente a la visita del jefe del imperio.

Esta fue la cuarta visita de un presidente norteamericano en el país, y la segunda en menos de 20 años. Curiosamente, el anterior mandatario yanqui de visita a Montevideo fue George Bush, padre, en 1990 en la presidencia de Luis Alberto Lacalle, poco tiempo después de invadir Panamá, y cuando Tabaré Vázquez había asumido como intendente de Montevideo.

Entonces, la visita de Bush padre fue una visita oficial y una manifestación antibush se llevó a cabo en la plaza Cagancha, quizás menos numerosa que las realizadas el pasado viernes para recibir al hijo.
Aunque los ministros de Economía, Danilo Astori, y de Ganadería Agricultura y Pesca, José Mujica, se mostraron optimistas por las consecuencias de la visita y las negociaciones emprendidas, ninguno pudo anunciar un logro concreto.

El gobierno norteamericano se negó a reducir sus aranceles al arroz y sólo prometió "ayudar" a Uruguay a ingresar a otros mercados, tampoco respondió a la solicitud de ampliar el cupo de carne uruguaya en ese mercado, y aseguró que los reclamos uruguayos -ya conocidos desde hace mucho tiempo- serían analizados al retorno del presidente Bush a Washington. Una elegante manera de decir "seguí participando".

Sectores del gobierno uruguayo siguen insistiendo en la necesidad de acceder al mercado norteamericano a cualquier costo como panacea para el desarrollo económico. Otros sectores no encuentran ningún beneficio de un acuerdo comercial con Estados Unidos y por el contrario mayores dificultades en muchos campos.
Políticamente, la visita de Bush apartó a los uruguayos de los vecinos de la región, y redujo más la calificación de "gobierno de izquierda" con la que nació la administración de Tabaré Vázquez.

Dos marchas
Sin ganas ni necesidad, muchos uruguayos debieron escoger de que manera iban a expresar su descontento con la visita al país del presidente norteamericano George Bush. Entre la opción de manifestar el repudio al presidente Bush y la opción de lo mismo y también de cuestionar al gobierno de Tabaré Vázquez, muchos ciudadanos eludieron tener que resolver y se quedaron en casa.

Entre 30 y 40 mil personas, según los organizadores, se manifestaron en lo que sería la marcha de repudio a Bush "oficialista", convocada por la central de trabajadores PIT-CNT, organizaciones sociales, partidos políticos integrantes del Frente Amplio, y algunas coordinadoras de esa fuerza política. Otras 10 mil personas concurrieron a la protesta convocada por otros sectores del Frente Amplio y grupos políticos de izquierda organizados en la Coordinadora Antimperialista que también condenaban el gobierno que recibió a Bush e intenta hacer negocios con Estados Unidos de espaldas a los demás pueblos de la región.

Así, la ocasión de organizar una gran marcha de repudio al jefe del imperio se disolvió en las diferencias internas de la izquierda de como calificar al gobierno uruguayo. La capacidad de las fuerzas políticas de izquierda de acordar una base común para avanzar, no se manifestó en esta ocasión.

Las dos marchas del viernes pasado, transcurrieron pacíficamente, sin una presencia policial que sólo podía sentirse como provocativa, y que no iba a impedir los escasos incidentes registrados posteriormente a los actos.

Grupos de jóvenes decidieron manifestar su repudio a Bush rompiendo las vidieras de algunos de los símbolos de Estados Unidos: los despachos de comida rápida Mac Donalds, y ante lo que parecía una actitud provocadora de gente que filmaba la marcha, las vidrieras de la "Iglesia Universal" ubicada en el ex cine Trocadero de 18 de Julio y Yaguarón.

Varios minutos después de estos incidentes, profusamente documentados por la prensa, apareció un grupo de policías que detuvo a varios jóvenes, liberados 24 horas después por la jueza.
Estos escasos incidentes -casi reivindicativos de una juventud que sigue sin tener muchas expectativas de desarrollo en el país- provocaron una fuerte reacción de la oposición de derecha que planea interpelar a la ministra por la escasa presencia policial y por no haber empleado la violencia del Estado contra los manifestantes.

La protesta "oficialista"
La marcha contra Bush organizada por la central de trabajadores PIT-CNT, partió de la explanada de la Intendencia de Montevideo hacia la Plaza Independencia, aunque apenas llegó a la calle Convención debido al vallado de seguridad establecido alrededor del hotel en que se alojaba el presidente norteamericano y su delegación.

Antes de la lectura de la proclama, realizada por el actor Ignacio Martínez, cantaron Daniel Viglietti y la murga Araca la Cana.

En esta marcha, participaron varios legisladores del Frente Amplio, por ejemplo la diputada Lucía Topolanski, esposa del ministro de Ganadería que debía leer el mensaje de bienvenida a Bush en la reunión oficial.
Las consignas y cantos de la marcha se centraron en cuestionar la política norteamericana, defender a Cuba y Venezuela y eludir cuestionar al gobierno de Tabaré Vázquez.

"Usted señor Bush, presidente de los Estados Unidos no es bienvenido en la tierra de Artigas. Usted no debe estar acá. Usted representa lo peor que le ha sucedido a nuestro Uruguay, a nuestra América y al mundo entero, en esta era del imperio y de la avaricia que usted representa con su investidura presidencial: imperio que ha sometido a la injusticia y al sufrimiento a la mayoría de la Humanidad".

La proclama denunció la responsabilidad del gobierno norteamericano en el desarrollo de la industria armamentista y su responsabilidad en la violación de derechos humanos en todo el mundo.
"Usted debería pagarnos los daños y el dolor ocasionados con los miles de presos, torturados, de desaparecidos, de perseguidos, de asesinados que tuvieron nuestros pueblos, causados por las dictaduras que usted y su gobierno y los gobiernos que le antecedieron en su país, apoyaron en nuestra América".

"Usted está haciendo un esfuerzo por dividirnos y por eso quiere negociar acuerdos individuales que además de proporcionarle cuantiosos beneficios a los ricos de su país, impida que los latinoamericanos nos miremos entre nosotros y busquemos entre nosotros el bienestar para nuestros pueblos".

"Usted representa al peor terrorismo del planeta que no vaciló en financiar dictaduras, derrotar gobiernos democráticos y extender por todo nuestro continente y otras partes del mundo, la doctrina de la seguridad nacional que no es otra cosa que el terrorismo ejercido desde los aparatos del Estado. Usted mismo es el peor terrorista, defensor de la pena de muerte, inventor de guerra preventivas, promotor de las peores agresiones contra poblaciones enteras de todo el mundo".

La marcha no oficialista
A la misma hora que la marcha organizada por el PIT-CNT partía de la explanada municipal, otra marcha arrancaba de la plazoleta de los Desaparecidos, en Rivera y Jackson.
Durante la marcha se quemaron algunas cubiertas en la calle, y dos muñecos que representaban a los presidentes Tabaré Vázquez y George Bush. Frente a la sede de la Cancillería, se depositó un ataúd de cartón, con la leyenda "Soberanía QEPD" (Que en paz descanse).

A diferencia de la marcha "oficialista", el discurso y las consignas de esta protesta involucró y responsabilizó al gobierno que invitó al jefe del imperio al país.

"Manifestamos nuestra indignación organizada ante la presencia de quién es responsable del genocidio contra la humanidad" decía la proclama leída por Valentina Chávez, hija del militante comunista Ubagesner Sosa, uno de los desaparecidos en la dictadura y cuyos restos fueron encontrados en una chacra de Pando el pasado año.
"Que escuche este gobierno que fue elegido por la inmensa esperanza de la gente. Este gobierno que ha profundizado la política de entrega que durante décadas impusieron la burguesía y oligarquía criolla con el instrumento de los partidos tradicionales. Hoy, hace trizas las esperanzas y sueños de la gente. Y hoy nos puede entregar sin ningún pudor, arrodillados al yanqui ladrón". "Este progresismo sin progreso, se aleja cada vez más de los planteos históricos del movimiento obrero y de la izquierda, ya sin tapujos con las políticas impulsadas desde Washington y demás centros de poder capitalista". "Recibir a Bush es el colmo. Este gobierno que se presentó como el del cambio, sigue privilegiando al capital financiero, la inversión extranjeras y las patronales criollas, postergando nuevamente la deuda social, las necesidades y aspiraciones populares".


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