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El desafío de la socialdemocracia |
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escribe Cándido. La renovación de la cúpula del Partido Socialdemócrata sueco, que se concretará en el congreso que se inaugura mañana, con la designación de Mona Sahlin será una buena oportunidad, para analizar las causas que determinaron la pérdida del gobierno en las elecciones de setiembre pasado, paso previo imprescindible para mantener la unidad del partido y convertirlo en una herramienta idónea para enfrentar la ofensiva regresiva, enmascarada bajo la fachada de modernización. La tarea de la nueva líder se verá favorecida porque la gestión de Göran Persson, que clausura con más pena que gloria un ciclo de 12 años de gobiernos socialdemócratas y previsiblemente, su carrera política no será añorada por nadie. El hecho de que tuviera en su contra la decidida oposición de fuerzas que incluyeron desde la casi totalidad de los grandes medios, incluido el denominado public service, radio y televisión, hasta el inusual pronunciamiento de un representante tan notorio del gran capital como lo es el director ejecutivo del consorcio transnacional Ericsson, Carl-Henrik Svanberg, no lo exime de su responsabilidad de haber jugado la batalla electoral con mentalidad de perdedor, priorizando sentimientos personales, legítimos pero absolutamente incompatibles con la gestión de un líder político. Sin olvidar sus visitas innecesarias a Bush y el elogio a la figura política de este, el declararse "impresionado" por las "pruebas" que el general Powell, perdiendo el honor, presentara sobre las armas de destrucción masiva en poder de Sadam Hussein, la entrega a la CIA de los "terroristas" egipcios, así como el visto bueno a la incursión de los vuelos de la muerte protagonizados sobre nuestro cielo por aviones de esa misma organización, que no tiene precisamente un historial de respeto a los derechos humanos, etc.etc. El problema de la socialdemocracia sueca es parte del que afecta a los partidos socialdemócratas europeos, que a grandes rasgos puede caracterizarse como la capitulación ante la dictadura del mercado y el papel de furgón de cola de la política exterior del grupo neocon que ha encontrado en Bush el instrumento ideal para su puesta en práctica. Un proceso que merece un análisis detenido, que comenzó en la gestión de Felipe González desde 1982, en España, que entregó en bandeja el gobierno a los nietos de Franco y vasallos de Estados Unidos, representados en la figura de José María Aznar. El nuevo gobierno "burgués" de Suecia ha mostrado ya claramente sus cartas. Abandono de la política exterior que le dio cierto prestigio moral a Suecia, incorporación "de contrabando" a la OTAN, desentendimiento del problema del cambio climático, más allá de declaraciones que ahora se ven obligados a formular ante la presión ciudadana, y privatización de importantes resortes de la vida del país y propuestas antidemocráticas. Frenar esa ofensiva que apenas ha comenzado, será una tarea que dará la talla de la nueva líder del partido y del destino del partido. |
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