inicio | opinión | notas | cartelera | miscelanea sueca | suplementos | enlaces 09-Marzo-2007

Los tres precandidatos que encabezan las encuestas
están inhabilitados constitucionalmente

El Partido Colorado podría perder
su hegemonía de 60 años

 

Escribe Ernesto Tamara.
Desde que Paraguay se libró de la dictadura de 34 años del general Alfredo Stroessner, en febrero de 1989, su pueblo sigue esperando una transición democrática, ya que los sucesivos gobiernos han estado siempre vinculados al Partido Colorado, creado por el ex dictador, y controlado por figuras de la vieja dictadura aunque reciclados a los nuevos tiempos.

La candidatura presidencial, cuestionada por el Estado y la Iglesia Católica, del ex obispo Fernando Lugo, ha agitado aún más las inquietas aguas políticas del Paraguay. Y como curiosidad del proceso paraguayo, los tres candidatos que recogen las mayores intenciones de votos, están impedidos constitucionalmente para presentarse. Lugo por su condición de ministro de una Iglesia, el general Lino Oviedo preso (desde junio de 2004 al retornar al país) y con sus derechos ciudadanos suspendidos, y el actual presidente, Nicanor Duarte, con la prohibición constitucional de la reelección.

Desde el fin de la dictadura hasta ahora, el Ejecutivo ha estado dominado por figuras del Partido Colorado.
A principios de febrero de 1989, el general Andrés Rodríguez, derrocó a Stroessner con la invalorable ayuda del general Lino Oviedo. Rodríguez era consuegro del dictador, ya que uno de sus hijos estaba casado con una de las hijas de aquel. Posteriormente gobernó dos periodos apoyado en viejos cuadros de la dictadura.
Lo sucedió en la presidencia el también candidato del Partido Colorado, Juan Carlos Wasmosy que debió enfrentar un intento de golpe militar del general Oviedo que reivindicaba la lucha contra la corrupción y los manejos fraudulentos del mandatario.

El tercer presidente tras la dictadura -cuarto período- fue el también colorado Raúl Cubas, que representaba al sector colorado del general Lino Oviedo, entonces preso por el intento de golpe militar y que ganó las elecciones con la promesa de indultar a su líder.

Sin embargo, su candidatura se impuso en el partido tras una fuerte disputa interna con los sectores afines al viejo stroessnismo, y debió aceptar como candidato a vicepresidente a Luis María Argaña, ex ministro de Relaciones Exteriores -entre otros cargos- del régimen dictatorial.

Al cumplir su promesa electoral y liberar a Oviedo, se desató una fuerte lucha interna en el Partido Colorado para impedir que el general gobernara desde la sombra. De esa manera, Oviedo sale al exterior pero los ánimos no se calman. En marzo de 1999, a menos de un año de que Cubas asumiera el poder, desconocidos ametrallan la camioneta que transportaba al vicepresidente Argaña, entonces férreo opositor a Oviedo.
De inmediato se acusa a partidarios de Oviedo del atentado, y una movilización popular rodea el parlamento y el palacio de gobierno por varios días, obligando a Cubas a renunciar.

Las investigaciones del crímen de Argaña se mantiene aún hoy día, ya que testigos claves del hecho han sido asesinado o han desaparecidos o huídos, y parece cada vez más probable que el atentado haya sido producto de una confabulación del sector de Argaña. Numerosos testimonios aseguran que Argaña murió en su casa de muerte natural, fue colocado en la camioneta y se fraguó el atentado para provocar la caída de Cubas.
En su lugar, muerto el vicepresidente, el Congreso designa como presidente a Luis González Macchi, un oscuro senador colorado, vinculado al stroessnismo y que contra viento y marea decide concluir el mandato sin convocar a nuevas elecciones. En sus cuatro años de gobierno logró sortear por la incapacidad de la oposición- varios intentos de destitución por actos de corrupción y uso personal de fondos reservados (hasta se le incautó un Mercedes Benz robado en Uruguay).

Así, dos de los ex presidentes, Juan Carlos Wasmosy y Luis González Macchi, se han valido de una justicia corrupta o cobarde para eludir la cárcel, pese a las numerosas pruebas de enriquecimiento ilícito y fraude con las arcas del Estado. Finalmente, en abril de 2003, gana las elecciones nacionales Nicanor Duarte, también candidato del Partido Colorado, y ex ministro de los gobiernos de Wasmosy y González Macchi.

Duarte inició su mandato anunciando que priorizaría el combate a la corrupción y la pobreza, pero sus resultados han sido muy escasos o nulos en los dos campos. Su intención de modificar la Constitución y buscar la reelección ha provocado resistencia hasta dentro de su propio partido que aparece cada vez más fragmentado y con menos respaldo popular.

Su declarado agnostisismo también le ha cobrado cuentas en un país donde la Iglesia Católica tiene profundas raíces y no poco peso político. Una Iglesia que ha trabajado con los poderosos, pero que también ha producido fuertes voces de oposición a la dictadura de entonces, con religiosos volcados en la organización de los campesinos por sus derechos a la tierra y que ha sabido estar del lado de los pobres en muchas ocasiones.
Además, ha buscado sacar a su país del Mercosur impulsando una política exterior más afin a Estados Unidos, al punto de firmar un acuerdo que permitió el ingreso de tropas norteamericanas a realizar maniobras casi permanente por varios meses. La oposición a esa iniciativa lo obligó, meses después de reveer el acuerdo. La poca asistencia de Washington, ocupado en Irak, también ha ayudado a suavizar los empujes hacia fuera del Mercosur del mandatario paraguayo. Su gobierno recoge ahora una adhesión de sólo un 20%.

Surge un candidato
En medio del anticipado debate electoral emprendido el pasado año por las pretenciones reeleccionistas de Duarte, desde la oposición progresista surgió la candidatura presidencial del entonces obispo Fernando Lugo.
Lugo fue obispo de la diócesis de San Pedro durante 10 años y se destacó por acompañar las reivindicaciones sociales de sus habitantes. El pasado año anunció su intención de presentarse como candidato a presidente y torcer así el rumbo del país.
De inmediato, desde los partidos establecidos comenzaron los cuestionamientos. Uno de ellos no deja de tener su peso jurídico. Según el artículos 235 de la Constitución, existe la inhabilitación de ser candidato a la presidencia, a todo ministro "de cualquier religión o culto". De esta manera, su condición de obispo de la Iglesia Católica, es un impedimiento constitucional a su candidatura.Advertido de esta inhibición, Lugo envió una carta al Vaticano, en el pasado mes de diciembre, renunciando a su condición de obispo.

El Papa Benedicto XVI -que en su etapa previa como cardenal y con el nombre de José Ratzinger, fue el encargado de perseguir a los curas tercermundista y de la Teología de la Liberación- actuó de acuerdo a los intereses de la oligarquía y los sectores reaccionarios, rechazando la renuncia. Además, el Vaticano advirtió a Lugo que debía abandonar sus aspiraciones políticas. Ante la contínua participación del ex obispo en actividades consideradas políticas, la jerarquía de la Iglesia emitió un decreto de suspensión a divinis, que le retira del ejercicio del ministerio, pero lo obliga a seguir bajo la juridicción de la Iglesia y obedecer su disciplina. Es decir, no ejerce como obispo, pero debe mantener las mismas obligaciones.

Ahora, la semana pasada, Lugo envió una nueva carta al Vaticano ratificando su renuncia. De hecho, aunque no ha podido presentar su candidatura, el religioso está en plena actividad para unificar las fuerzas progresistas aunque, como admitió, no llegue a ser su candidato.

El pasado lunes 6 de marzo, el obispo firmó, junto a otros dirigentes políticos el acta de compromiso de la Concertación Nacional, un frente de partidos y organizaciones. Lugo admitió que la firma de acta no significa que ya sea candidato presidencial de esa coalición.

"He recibido la invitación de firmar el acuerdo político como un ciudadano más. Eso no implica un compromiso explícito de mi posible candidatura. Estamparemos nuestra firma como adherente, porque nosotros hemos iniciado esta concertación", aseveró Lugo antes del evento.

Sobre su posible candidatura, Lugo dijo que se resolverá más adelante. "La Concertación tiene sus métodos para elegir candidaturas" explicó y subrayó que aún no es candidato de ningún sector. "Tenemos propuestas de movimientos políticos y sociales que iremos analizando y veremos en el futuro qué es lo mejor", indicó.
Resaltó que el objetivo es unir fuerzas y dijo que la concertación es un espacio privilegiado para unir las fuerzas, pero reconoció que su postura de no definir integrar plenamente la concertación abre las puertas a la posibilidad que se presente por fuera de la misma.

"Acá hay que definir algunas cosas. La concertación tiene su tiempo político y tiempo jurídico. Hacen falta varias cosas, como por ejemplo tener un programa común a todos los movimientos que formamos parte de la concertación. Un acuerdo programático que nos pueda de alguna manera satisfacer a todos, eso será el punto de arranque", insistió Lugo.

El ex obispo confirmó el envío de una segunda carta ratificando su renuncia al Vaticano y aseguró que por ello está plenamente habilitado para postularse en las elecciones presidenciales del 2008. La insistencia de Lugo en su renuncia ha encendido el debate. Mientras que el obispo emérito de la ciudad de Encarnación, Jorge Livieres Bank, considera que Lugo sigue siendo un ministro católico, el titular de la diócesis de Concepción, Zacarías Ortiz, opinó que puede continuar con su aspiración presidencial. Vaticinó Ortiz que "la feligresía lo va a comprender, la gente pobre va a votar por él", subrayó.
Evidentemente molesto con la decisión papal, reaccionó además el obispo de la localidad de Coronel Oviedo, Juan Bautista Gavilán. Se ha dado un tratamiento muy drástico al caso de Lugo, quien ha trabajado mucho a favor de la Iglesia Católica y sus fieles, recalcó Gavilán. No ha sido valorada su presencia y servicio, sostuvo, al referirse a la sanción impuesta de suspenderlo "a divinis" en el ejercicio del ministerio sagrado.

Lugo recoge el 60% de adhesiones
Fernando Lugo, ex obispo emérito de la diócesis de San Pedro Apóstol, una región considerada como la más pobre y conflictiva del país encabeza las intenciones de voto muy por delante del ex general Lino Oviedo, aún en prisión, y con mayor ventaja aún sobre el actual presidente, Nicanor Duarte, que insiste en la reforma constitucional.

Una encuesta del diario Ultima Hora de Asunción publicada a mediados de febrero, otorgaba al Fernando Lugo la intención de voto del 63 por ciento de los encuestados, seguido por el ex general Lino Oviedo, con el 38 por ciento, según un estudio realizado por la empresa Coin.

En el tercer puesto se ubicó Blanca Ovelar, del gobernante Partido Colorado, con 34 por ciento, y el actual presidente Nicanor Duarte Frutos fue décimo, con 20 por ciento de adhesión.

¿Negociación entre Duarte y Oviedo?
La guerra mediática entre el oficialismo y la disidencia colorada nucleada ahora en otro partido que dirige desde la cárcel el general Lino Oviedo, prosigue en medio de los rumores de una negociación reservada entre el general en prisión y representantes del presidente Nicanor Duarte para acordar la reforma constitucional.

La negociación tendría como objetivo obtener los votos de los legisladores oviedistas para una reforma constitucional que habilite la reelección presidencial a cambio de una revisión de causa que mantiene en prisión e inhabilitado políticamente al general Oviedo.

De esa manera se cumpliría el deseo manifiesto del presidente Nicanor Duarte de competir en las elecciones presidenciales con el obispo Fernando Lugo y el general Oviedo. Este tiene una condena de 10 años de prisión por un intento de golpe de Estado en 1996 y tiene otra causa abierta como "autor intelectual" del asesinato del vicepresidente Luis María Argaña en 1999 y de 7 manifestantes en las protestas de marzo de ese año. En ese entonces Oviedo estaba refugiado en Brasil, y algunas investigaciones periodísticas han señalado que Argaña ya estaba muerto antes del atentado -que aseguran fue fraguado por sus partidarios- y que los muertos en las manifestaciones frente al Parlamento y la Casa de Gobierno, también fueron provocadas por francotiradores del mismo sector.

Pese a los insistentes rumores, Oviedo ha negado cualquier negociación y descalificó una versión de prensa que sostenía que su esposa encabeza las negociaciones. "Ella no interviene en política" dijo el militar.
En estos días la defensa del general Oviedo presentó un recurso de inconstitucionalidad que la Suprema Corte debe resolver en breve.

El recurso de inconstitucionalidad se basa en las supuestas arbitrariedades del juez Carlos Ortíz Barrios y que fueron confirmadas por un fallo de una cámara de apelaciones. El abogado defensor José López Chávez dijo que "en este sentido existe un fallo aberrante de la Cámara de Apelaciones que dice que aunque hayan sido probadas las arbitrariedades que ha cometido el juez Ortiz Barrios no son causales para su remoción o recusación. En ese sentido viola claramente los artículos 16 y 17 de la Carta Magna por lo que es inconstitucional. Por eso hemos recurrido". Asimismo sostuvo que en el recurso presentado se ha pedido que los ministros de la Corte Suprema, Victor Núñez y Antonio Fretes, se aparten de entender.

Oviedo advierte maniobras del gobierno
Por otra parte, en declaraciones a la prensa, Oviedo denunció que el oficialismo hará "cualquier cosa" para mantenerse en el poder y advirtió que la oposición "no tiene opción de ganar en comicios de 2008".

Oviedo, líder del opositor Partido Unión Nacional de Ciudadanos Éticos (PUNACE), y quien cumple una condena de 10 años de prisión por una intentona golpista en abril de 1996, aseveró que "nadie de la oposición tiene la más mínima posibilidad de salir victorioso". El ex general sostuvo que los oficialistas "así no más (de fácil) no van a dejar el poder" y en ese sentido dijo que están dispuestos a mantenerlo a como dé lugar. Precisó que cinco de los nueve ministros de la Corte Suprema de Justicia, máximo organismo judicial, responden al oficialismo, que también controla a dos de los tres miembros del Tribunal Superior de Justicia Electoral.

También denunció que el 80 por ciento de los funcionarios claves de los estamentos del Estado es leal al Partido Colorado y aseveró que los dirigentes de esta organización "tienen mucho dinero para repartir" durante la campaña proselitista.

¿Cuándo se cumple la condena?
Mientras, el presidente del Senado, Enrique González Quintana, sostuvo que Lino Oviedo será candidato presidencial el año próximo al entender que el ex militar ya compurgó los diez años de prisión impuestos por la justicia, tras ser acusado por un intento de golpe de Estado en abril de 1996.

Oviedo ingresó en prisión por primera vez en junio de 1996, en marzo de 1998 fue condenado a 10 años de prisión, y el 17 de Agosto de 1998 fue indultado por el entonces presidente Raúl Cubas, y partió al exterior, hasta que retornó al país en el 2004 a terminar de cumplir su condena. Debido a ello es que los partidarios de Ovidio consideran que ya lleva 10 años desde su primer ingreso a prisión y por lo tanto ha cumplido su pena.

El senador Enrique González dijo que el cumplimiento de la sentencia ha sido informado a organismos internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Comisión Penal Internacional, los cuales incidirían mediante una resolución favorable que permita excarcelar durante en los próximos meses al líder del UNACE, a fin de allanar el camino para su postulación presidencial. González sostuvo que la liberación de Oviedo no significaría que su sector vaya a apoyar la reforma constitucional y negó también cualquier negociación.



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