Ernesto Tamara.
En estos días un grupo de más 360 inmigrantes han sido mantenidos cautivos al borde de un barco encallado, después de permanecer más de 30 días en alta mar. Ningún país les permitía desembarcar, ni siquiera aquellos de los que eran oriundos se preocupaban por la salud y el bienestar de sus compatriotas.
En un mundo no se exige libertad de movimiento para los capitales y productos, donde se reclaman a los países que liberen sus fronteras, el hombre que con su trabajo crea las riquezas, no tiene esa libertad
La globalización que impone el libre tránsito de mercancias y capitales, no implica el libre traslado de los pobres. El mundo se convierte en un lugar extraño donde sólo pueden transitar los felices poseedores de pasaportes (ahora tienen que tener un chip), una cuenta bancaria, y un trabajo al que regresar.
El drama de los más de 360 apenas ha recibido la atención de la prensa, y todavía más de 290 siguen detenidos en unos barracones en Mauritania, atendidos por funcionarios españoles y vigilados por policías de Mauritania. Cometieron el pecado de embarcarse con destino a Europa para buscar trabajo, y ahora quedaron sin patria ni lugar de residencia. Como se demora en identificarlos, nadie se hace responsable y ningún país les ofrece residencia.
Los inmigrantes llevan más de dos semanas en galpones en Mauritania mientras las autoridades españolas esperan poder identificarlos para enviarlos de regreso a sus países. La mayoría proceden de Cachemiria o India, pero no tienen documentación. El gobierno de aquel país no los identifica ni acepta las identificación que anuncia España. El barco Marine 1 fue remolcado a Canarias donde será hundido.
La pasada semana, el secretario de Estado de Asuntos Exteriores de España, Bernardino León, ha asegurado que su país no acogerá a los 299 inmigrantes de origen asiático que permanecen en el puerto mauritano de Nuadibú porque "no tendría sentido que lo hiciéramos así y no lo vamos a hacer".
León subrayó que, en el caso de que no se pueda determinar la nacionalidad de estos inmigrantes, sus países de origen "tendrán que hacer un esfuerzo por acogerlos" y el Gobierno buscará una solución diplomática que, "desde luego, no pase por que sean acogidos en España".
La comunidad internacional sigue indiferente mientras estas personas intentan adaptarse a esta prisión sin plazo de término. Aunque indiferencia es poco decir. Al mismo tiempo que se desarrolla este drama en Mauritania, los gobiernos de la Unión Europea han acordado reforzar las medidas para impedir el ingreso de inmigrantes.
Más controles
Los ministros de Justicia e Interior de la UE resolvieron dar un nuevo impulso al refuerzo de Frontex, la agencia de control de fronteras externas, y han avanzado en la elaboración de nuevas medidas para promover lo que ellos llaman inmigración legal a los países comunitarios.
El Consejo de Ministros ha acordado la creación de "equipos de reacción rápida" que asistan a los países comunitarios que sufran crisis migratorias y evaluó los compromisos de la mayoría de los Estados miembros al parque de medios técnicos de Frontex.
Es "absolutamente necesario" reforzar las capacidades de Frontex antes del verano de cara al aumento de la llegada de embarcaciones al sur de Europa, afirmó el comisario europeo de Justicia, Seguridad y Libertades, Franco Frattini.
Frattini, siendo ministro de Silvio Berlusconi, había propuesto autorizar a los barcos de guerra de su país bombardear las embarcaciones con inmigrantes si éstas insistían en llegar a destino y eran conminadas a retornar.
Un total de 19 países han anunciado aportaciones que totalizan 8 aviones, 13 helicópteros, 48 barcos y 284 elementos técnicos para constituir el "banco" de medios materiales de Frontex.
De todas maneras, los ministros están analizando la posibilidad de establecer mecanismos para el ingreso regulado de trabajadores inmigrantes. Es que Europa no podrá crecer ni mantener el pago de las jubilaciones y pensiones si no capta mano de obra extranjera, ante la baja tasa de natalidad local.
La reciente creación de un centro de información laboral en Mali (impulsado por la Comisión Europea y apoyado por España y Francia), es una experiencia piloto que se estudia extender a otros países africanos. Sin emabrgo, los países recien integrados a la Unión, no están muy convencidos de esta iniciativa, ya que prefieren que para esos trabajos se busque a sus connacionales, aunque tenga que cambiar de país.
Pero, el comisario europeo de Justicia, Seguridad y Libertades, Franco Frattini, aseguró que siempre se priorizará la mano de obra europea antes que la extranjera.
Necesidad de la inmigración
Aunque la derecha europea se preocupe de acusar a los inmigrantes por el mal desempeño de su economía, los estudios de la propia Unión Europea y de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) revelan la dependencia europea a la inmigración.
A fines de 2006 había en el mundo 86 millones de trabajadores inmigrantes. Las estimaciones calculan que estos trabajadores enviaron en un año, 160.000 millones de dólares a sus países, cantidad sólo superada en el comercio del petróleo y gas, y que corresponde además al triple de la cantidad mundial que se destina a ayuda al desarrollo.
Los inmigrantes envían una media del 13% de sus ingresos a sus países de origen, lo que significa que gastan el 87% de sus ingresos en los países de recepción. La aportación de los inmigrantes a los países de acogida se estima entonces en más de un billón de dólares.
Un informe de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OCDE), la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) valoraron en un informe del 2006, que "numerosos estudios demuestran que los inmigrantes cubren puestos de trabajos esenciales que a los nativos les resultan poco gratos, y que su presencia, actividad e iniciativa generan más empleo".
En dicho informe, Ibrahim Award, Director del Programa de Migraciones Internacionales de la OIT sostuvo que "los países con políticas que previenen la discriminación y permiten una mejor integración de los trabajadores inmigrantes consiguen con mucha mayor facilidad una participación total y productiva en el mercado de trabajo". Y añadió que "para proteger los derechos de los inmigrantes y sacar mayor fruto posible de los efectos positivos de la inmigración, la respuesta no está en unas políticas más restrictivas, sino mejores".
Inmigrantes benefician al país de acogida
Por su parte, el Director General de la OIM, Brunson McKinley, dijo que la percepción de que los inmigrantes representan una carga financiera para los países de acogida "no está respaldada por la investigación".
Por ejemplo, el gobierno del Reino Unido ha calculado que en 1999 y 2000, los inmigrantes establecidos en el país, aumentaron en 4.000 millones de dólares netas el presupuesto, es decir pagaron impuestos y aportes a la seguridad social más de lo que recibieron en prestaciones.
En Alemania, el inmigrante medio realiza una contribución positiva de más de 60 mil dólares a lo largo de su vida.
Durante el 2006, el 25% de los ingresos del sector de la construcción procedieron de los inmigrantes, para los que se construyeron 170.000 viviendas.
En Estados Unidos, la inmigración generó ingresos nacionales adicionales de 8.000 millones de dólares en el 2005.
500 muertos anuales
En los últimos 8 años, al menos 4.000 han muerto intentando alcanzar las costas españolas desde Marruecos, un escalofriante promedio de 500 anuales, según estimaciones de grupos de inmigrantes. Para tener una idea comparativa, en los 28 años de existencia del muro de Berlín, de 1961 a 1989, 267 personas murieron al intentar cruzarlo, y cada año mueren alrededor de 200 personas intentando cruzar el muro que separa Estados Unidos de México.
En ninguno de estos casos, la posibilidad de la muerte ha detenido el flujo de migrantes, un fenómeno cada vez más "normal" en un mundo globalizado y desparejo. Es que para muchos, la alternativa de permanecer en sus países también es la muerte por hambre y enfermedades.
Según la Comisión Europea, medio millón de inmigrantes ilegales llegan a la Unión Europea cada año en busca de una vida mejor, cifra similar a la que registra Estados Unidos, donde se debe sumar una cifra similar de inmigrantes legales.
Aunque necesita mano de obra y su población apenas se reproduce, Europa se blinda para evitar el ingreso de africanos y latinoamericanos, y apenas abre un poco la puerta para los países del este europeo.
Más inmigrantes
Según Naciones Unidas, la Unión Europea necesita multiplicar por dos el número de inmigrantes que reciba de hoy hasta 2050 a causa del envejecimiento de la población y la reducción del tamaño de las familias. Eso o la decadencia.
Campos de concentración
Desde hace varios años ya están funcionando campos de internación para extranjeros, dentro y fuera de las fronteras de Europa, donde se supone que el trato humanitario es un poco mejor.
En los últimos 3 años se ha sistematizado la creación de campos de internación en países africanos que aceptan ser la primera valla de detención de inmigrantes.
Sobre estos verdaderos campos de concentración hay muy poca información. Los periodistas e investigadores independientes no pueden acceder a ellos fácilmente, salvo en el marco de las escasas visitas oficiales de organizaciones internacionales (Federación Internacional de Derechos Humanos, misión especial de la UE, etc.). Unas visitas, por otro lado, preparadas y que a menudo nada tienen que ver con la realidad vivida por los extranjeros que han sido alojados en estos campos.
Estos, según algunos informes, se encuentran en Hungría, Polonia, Rumania, Ucrania, en la periferia mediterránea, Ceuta y Melilla, Malta, la isla de Lampedusa, y más hacia el Sur, en Marruecos (al menos 7 campos informales), Argelia, Turquía e Irán. El campo de la isla italiana de Lampedusa es conocido por las duras condiciones que sufren los extranjeros que van a parar allí.
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