Por Juan Cameron.
Más de treinta poetas de la lengua española se reúnen en Villahermosa en una nueva versión del encuentro en homenaje a Carlos Pellicer. En la cuna de grandes poetas mexicanos se presentarán, además, varios de los más destacados cultores del género en la actualidad.
El Instituto estatal de Cultura, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de México (Conaculta) y el Gobierno del Estado de Tabasco han inaugurado esta semana el III Encuentro Iberoamericano de Poesía Carlos Pellicer, entre el 15 y el 21 de febrero en curso, instancia en la que participan una treintena de reconocidos poetas de nuestra lengua. Sin duda, la oportunidad de compartir con los colegas mexicanos en la capital del Estado, Villahermosa, ciudad cuna de importantes maestros en el arte, es un aliciente más para los invitados extranjeros.
Entre los escritores aztecas figuran algunos conocidos internacionalmente y otros cuyos nombres comienzan a manejarse entre los lectores del género. Allí aparecen Blanca Luz Pulido, Mario Bojórquez, Kira Galván, Luis Jorge Boone, José Vicente Anaya, Eduardo Langagne, Thelma Nava, Roberto Arizmendi y Miguel Ángel Ruiz Magdónel junto a Juan Bañuelos, de Chiapas, y Oscar Sauri Bazán, de Yucatán, y a los tabasqueños Ulises Rodríguez Guzmán, Verónica Sánchez Marín, Beatriz Pérez Pereda, Pablo Graniel Velazco, Francisco Magaña, Dionicio Morales, Teodosio García Ruiz, Lucía Pava y Gerardo Grajeda.
En Villahermosa -cuando era llamada San Juan Bautista- nació el gran Carlos Pellicer Cámara, el 4 de noviembre de 1899. Figura indispensable en las listas de su país, ejerció labores diplomáticas, viajó por el mundo, fue profesor de Literatura e Historia, director del Departamento de Bellas Artes, museólogo y miembro de la Academia Mexicana de la Lengua entre otras funciones. Algunas de sus obras son Colores en el mar y otros poemas (1921), Piedra de sacrificios (1924), Camino (1929), Hora de junio (1937), Ara virginum (1940), Recinto y otras imágenes (1941), Exágonos (1941), Subordinaciones (1948), Sonetos (1950), Práctica de vuelo (1956) y Con palabras y fuego (1963). Su poesía, de extrema elegancia, recorre los temas del individuo frente a una naturaleza intensa y determinante: "Todo ha perdido ya su jerarquía. Estoy lleno de nada y bajo el puente/ tan sólo el lozadal, la malviviente/ ruina del agua y de su platería". Pellicer muere en ciudad de México, el 16 de febrero de 1977.
Otro de los grandes villahermosinos fue José Gorostiza, nacido en 1901 y fallecido, también en la capital, en 1973. De una perfección técnica y cierta elegante fluidez, el poeta fue uno de los mayores exponentes del grupo Contemporáneos: "¿Quién me compra una naranja/ para mí consolación?/ Una naranja madura/ con forma de corazón" (en un texto dedicado a Pellicer). Según Alí Chumacero, en la recopilación Poesía y Poética (Editorial Universitaria, Madrid, 1997), "Era José Gorostiza una contradicción entre su obra poética y su forma de ser. Al incendio de su pluma correspondía un hombre de maneras suaves, de palabras pronunciadas casi en susurro, de breves ademanes". En vida sólo publicó dos libros, Canciones para cantar en las barcas (1925) y Muerte sin fin (1939).
A Kira Galván y Eduardo Langagne los conocíamos ya por su aparición en Poetas de una Generación 1950 - 1959, de Evodio Escalante, editado por Premia, de la UNAM, en 1988. Comparten esa recopilación, entre otros, con Coral Brachó, a quien escucharemos en El Salvador el próximo mes de mayo, Alberto Blanco, Fabio Morábito y Verónica Wolkov. Kira Galván, nacida en ciudad de México en 1956, autora de Un pequeño montón de piel para nadie (1982) Coautora de antologías, recopiló en 1978 una selección de Ana Ajmatova. En la actualidad dicta talleres literarios en la ciudad capital. Langagne, por su parte, nació en ciudad de México el 21 de diciembre de 1952. Se destacan, de una lista mayor de publicaciones, Donde habita el cangrejo (Premio Casa de las Américas, 1980), Navegar es preciso (1987), El álbum blanco (2004), Décima Ocasión (2004), Vagabundo (2005) y la recopilación Decíamos ayer (2004) En 1994 obtuvo Premio de Poesía Aguascalientes, el más importante de su país. Su obra aparece en una treintena antologías mexicanas.
Otro interesante poeta es Mario Bojórquez. Ha sido beneficiado con numerosas becas y reconocido con los premios Estatal de Literatura de Baja California (1990), Abigael Bohórquez (1995), Nacional Enriqueta Ochoa (1996) y Nacional Clemencia Isaura (1996). Ha publicado Pájaros Sueltos (1990), Contradanza de pie y de barro (1996) y Diván de Mouraria (1999). Aparece en las antologías Poetas de Tierra Adentro II, Un Camino de Hallazgos, Baja California: Piedra de Serpiente, Poesía Sinaloense Contemporánea, Antología de letras y dramaturgia del FONCA (1994-1995 y 1999-2000), Árbol de variada luz (2003), Across the Line (2002), Encontros da Escrita (1999), Eco de voces (2004). Ha sido traducido y publicado en Portugal y Estados Unidos y es autor, además, de una antología de poesía amorosa de Jaime Sabines y otra de Eduardo Lizalde. Actualmente es editor asociado de la revista Biblioteca de México y coordina el Taller de Retórica de la Fundación para las Letras Mexicanas.
Una vez más, y ahora en la capital del sureño Tabasco, los encuentros literarios entregan a los poetas de nuestro continente y de la lengua española una magnífica oportunidad de difusión, intercambio y desarrollo intelectual.
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