|
||||||
Más tropas y portaaviones apuntan a Irán |
||||||
escribe Ernesto Tamara Acosado internamente, estancado en Irak, el presidente George Bush parece dispuesto a buscar una salida de la peor manera, complicándolo todo. La semana pasada, la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, eludió responder en una comisión del Senado, si la administración había autorizado ya el ingreso de tropas a Irán o Siria para detener a los insurgentes en Irak que se estarían infiltrando desde esos países, según la Casa Blanca. Al mismo tiempo, Bush ordenó el envio de 21.000 soldados a Irak, reforzó la presencia de barcos de guerra en el Golfo Pérsico y bombardeó supuestos campamentos de Al Qaeda en Somalia (que resultaron pastores nómades acampando en un oasis del desierto), mientras las tropas en Irak allanaban un consulado iraní y la embajada en Sudán. Además, en esta semana, tanto la secretaria de Estado, Condoleezza Rice como el nuevo secretario de Defensa, Robert Gates, estuvieron de gira en la zona para buscar colaboración a su estrategia en la región, y anunciaron más tropas para Afganistán y más barcos de guerra y aviones en el Golfo Pérsico. Aunque lo desmiente una y otra vez, el peligro de una escalada militar en el Golfo Pérsico parece inminente, al punto que un grupo de legisladores demócratas y republicanos promueven una ley para impedir que el presidente Bush inicie una guerra contra Irán sin autorización del Congreso. La alarma pública se disparó cuando en su discurso anunciando su nueva propuesta para Irak, el envio de 21.000 soldados, Bush acusó a Irán y Siria de permitir el uso de su territorio para lanzar ataques contra soldados estadounidenses en Irak. El grupo bipartidista de 11 congresistas, encabezado por el republicano Walter Jones, ha propuesto la ley que dice que ninguna resolución aprobada previamente por el Congreso autoriza un ataque estadounidense contra Irán. Uno de los congresistas demócratas que apoya la resolución dijo que ésta es necesaria porque la administración Bush mintió tantas veces durante la preparación para la guerra contra Irak. La medida, sin embargo, sería simbólica ya que, para ser aprobada, necesitaría últimamente la firma de George W. Bush. También en estos días se conoció que el presidente de la Comisión para los Asuntos Exteriores del Senado, Joseph Biden, ha cursado al presidente una solicitud para aclarar algunos asuntos referentes a operaciones secretas de Estados Unidos contra Irán y Siria, según ha informado la revista Newsweek. Según los datos de la revista, durante las audiencias en el Senado, la secretaria del Estado Condoleezza Rice evadió dar respuesta a la pregunta sobre la supuesta autorización a los militares estadounidenses para cruzar las fronteras de Irán y Siria, tras la reciente declaración del presidente Bush de estar dispuesto a brindar apoyo a Irak y para estos fines obstruir la ayuda prestada por Irán y Siria. En su mensaje, el senador recuerda a Bush que el presidente no puede sancionar dichas operaciones sin su previa aprobación por el Congreso norteamericano. Newsweek comunica que la Casa Blanca se ha abstenido de cualesquiera comentarios al respecto pero dos importantes funcionarios de la administración estadounidense, prefiriendo el anonimato, han aseverado a la revista que Bush no había firmado ningunas disposiciones secretas que permitiesen a la CIA u otras entidades iniciar operaciones de derrocar los gobiernos de Irán y Siria. Gira de Gates "Los iraníes son muy agresivos" dijo en Bahrein el secretario norteamericano de Defensa, Robert Gates, de gira por Oriente Medio, y después de visitar Afganistán (donde prometió enviar más tropas), Kuwait, Qatar, Arabia Saudita, e Irak. "Les dije que los iraníes habían ido demasiado lejos y que esto provoca una seria inquietud, en la región y más allá, acerca de sus intenciones", aseguró Gates al resumir sus reuniones para la prensa. Según Gates, los iraníes son "muy agresivos" y estiman que "Estados Unidos tiene una posición de debilidad debido a la situación en Irak". Las dificultades en las que se encuentran los estadounidenses en el país que invadieron en 2003 brindan a "los iraníes una oportunidad táctica. Pero Estados Unidos es muy poderoso", aseguró el jefe del Pentágono. Gates acusó a Irán de no tener intenciones de negociar. "Francamente, en estos momentos, los iraníes no tienen ninguna necesidad de nosotros. En cualquier negociación, nosotros nos encontraríamos con el rol de pedir", dijo el secretario de Defensa, en una preocupante declaración, ya que admite que no hay lugar a negociaciones. "Mientras los iraníes no tengan la impresión de que Estados Unidos es un adversario al que se debe temer", dialogar no aportaría "grandes beneficios", subrayó el secretario de Defensa. Al parecer, la idea es demostrar que Estados Unidos es de temer, por lo que despertó las alarmas sobre preparativos militares en la región. En este camino de demostrar que Estados Unidos es de temer, Gates dijo que se había aprobado el envío de un segundo portaviones, el USS John C. Stennis, así como otros barcos de guerra británicos al Golfo Pérsico. De todas maneras, dijo Gates, Estados Unidos no desea una guerra con Irán: "No tenemos necesidad", explicó. El portaviones John C. Stennis, con capacidad para una docena cazabombarderos, se suma a otro, el Eisenhower. El 11 de diciembre, el portaviones Eisenhower, con capacidad para 80 cazabombarderos, tomó posición sobre las aguas del Golfo Pérsico cercanas a la costa iraní, junto a tres barcos escoltas y un submarino de ataque. Entre todos, suman 6.500 soldados a bordo. "Esto muestra nuestra determinación a hacer todo lo posible por traer seguridad y estabilidad a la región'', afirmó en Bahrein el comandante Kevin Aandahl, de la quinta flota de la armada. De esta manera Estados Unidos duplicará su presencia militar en las aguas del Golfo para marzo. A ellos, se sumarán dos buques detectores de minas, enviados por Gran Bretaña. Un oficial del Pentágono confirmó que el comandante en Oriente Medio, John Abizaid, solicitó el envío de refuerzos para agregar "flexibilidad al movimiento de tropas en la región" y "enviar un mensaje" a Irán y Siria. Amenazas de Cheney En una entrevista concedida al canal de televisión estadounidense Fox News, el vicepresidente Cheney acusó a Irán de intervenir en los asuntos internos de Irak, y advirtió de que dejen de "interferir" y conminó a que "mantengan a su gente en su casa". Dijo que Irán está está tratando de sacar provecho de "aguas revueltas" y justificó de esa manera la invasión de sus soldados al consulado iraní en Irbil y la detención de cinco diplomáticos. Al mismo tiempo, el presidente Bush ha advertido que tomará medidas contra Irán y Siria porque, según él, están tratando de desestabilizar a Irak. Una guerra deseada La intervención norteamericana en Irán tiene larga data, desde la asunción al poder del entonces sha Rezza Pavlevi. Cuando los partidarios del ayatola Jomeini tomaron el poder en 1979 y después ocuparon la embajada norteamericano manteniendo a su personal cautivo, la Casa Blanca renovó su interés por intervenir en el país persa productor de petróleo. Los turbios manejos de la dupla candidato a la presidencia del Partido Republicano, Ronald Reagan y George Bush (padre) extendieron la liberación de los rehenes hasta después de las elecciones presidenciales a cambio de posteriormente venderle armas. Al mismo tiempo Estados Unidos incentivaba a Sadam Hussein para atacar Irán, con la esperanza de debilitar a ambos y dominar. Sin embargo Irán siempre fue un hueso duro de roer, aunque Washington lo mantiene en la mira, incluyendolo en los países del "eje del mal". Desde Irán, los distintos gobiernos han intentado desarrollar una relación de respeto con el gobierno de Estados Unidos, sin éxito. Según reveló la BBC de Londres, en abril de 2003, apenas derrocado Sadam Hussein, el gobierno iraní realizó una propuesta de colaboración al gobierno norteamericano, donde proponía lo que hoy está exigiendo el gobierno norteamericano, transparencia en su programa nuclear, y colaboración para desarmar los grupos chiitas en Irak y pacificar el país. Según el programa Newsnight, Teherán se mostró dispuesto a frenar su ayuda a la organización político-militar libanesa Hezbolá y a Hamas que gobierna en estos momentos los territorios palestinos. La propuesta iraní también incluía asistir en la pacificación de Irak y tornar más transparente su controvertido programa nuclear. De acuerdo con una carta del gobierno de Teherán, de la que Newsnight aseguró tener una copia, Irán pedía a cambio el fin de la hostilidad estadounidense, el levantamiento de sanciones y la disolución del grupo rebelde iraní Muyahidines del Pueblo (Mujahedeene-Khalq) Al parecer, el Departamento de Estado de EE.UU. consideró que la carta, si bien no estaba firmada, provenía de las más altas autoridades iraníes. Pero en declaraciones a la BBC, un ex alto funcionario del Departamento de Estado, Lawrence Wilkerson, dijo que cuando la carta llegó a la oficina del vicepresidente estadounidense, Dick Cheney, éste la rechazó. De acuerdo con Lawrence Wilkerson, la diplomacia estadounidense acogió con beneplácito el ofrecimiento en una primera instancia; sin embargo, éste fue desestimado. "Pensamos que era un momento propicio para hacer lo que se nos pedía. Creo que el secretario de Estado (entonces Colin Powell) y el vicesecretario de Estado coincidían en esa apreciación", manifestó el ex funcionario. Sin embargo, dijo: "Tan pronto como la propuesta llegó a la Casa Blanca, así como a la mesa de a la oficina del vicepresidente (Dick Cheney), reapareció el viejo mantra de 'no dialogamos con los representantes del mal". Cuatro años después de que se enviara la carta, los observadores destacan que el ofrecimiento iraní se corresponde en gran medida con lo que Washington demanda de Teherán en este momento. Parece claro que la administración Bush-Cheney no desea establecer negociaciones concretas con Irán y apuesta a la presión militar y quizás la confrontación. El último capítulo de esta intención belicista y/o provocadora, fue el asalto a un consulado iraní en en Erbil, en la norteña región autónoma del Kurdistán, el pasado 11 de enero, el robo de documentos y computadoras, y la detención de 5 de sus funcionarios. La Organización de Naciones Unidas no protestó aún ante esta violación de las leyes internacionales, que volvió a repetirse después contra la embajada de Sudán en Bagdad. El gobierno de Teherán acusó a tropas de Estados Unidos en Irak de secuestro. "No es la primera vez que ellos (soldados estadounidenses) han tomado esta clase de acción. Estas acciones están contra los acuerdos internacionales", dijo Hassan Kazimi, embajador de Irán en Irak. El diplomático exigió a Estados Unidos que suministre pruebas de que los cinco iraníes estaban involucrados en el suministro de armas a insurgentes chiitas. Según Estados Unidos, los detenidos son miembros de la Guardia Revolucionaria Iraní. Se les acusa de estar implicados en armar y financiar a militantes chiitas en Irak, lo cual Irán niega. El representante iraní también dijo que la detención violentaba la soberanía iraquí. E insistió en que las intenciones del gobierno del presidente Mahmoud Ahmadinejad no son desestabilizar aún más a Irak. En su momento, el gobierno iraquí también manifestó su repudió a la detención de los iraníes y exigió su liberación inmediata. Poco después, las tropas norteamericanas volvían a violar las normas internacionales al invadir la embajada de Sudán. En la embajada de Sudán Ali al Sadig, vocero de la Cancillería sudanesa denunció que "nueve soldados estadounidenses llegaron en cuatro vehículos a la embajada, inmovilizaron a los guardias y revisaron las oficinas". Después de varios ataques, hace aproximadamente un año, la embajada cerró oficialmente, pero hay dos guardias trabajan allí en la preservación de la dependencia. El gobierno sudanés convocó a un diplomático norteamericano, después de conocer que las tropas estadounidenses irrumpieron en su embajada en Bagdad. Las tropas de Estados Unidos en Irak no toman en cuenta la inmunidad diplomática presente en el derecho internacional para emprenderla contra inmuebles y personal que se desempeña en tareas de las relaciones exteriores, dijo el vocero. "Soldados de la coalición entraron en la embajada de Sudán en Bagdad el 13 de enero. Penetraron en el edificio tras haber pedido autorización a los guardias de la embajada", anunció el ejército norteamericano en un comunicado. "En el recinto de la embajada los soldados encontraron dos puertas cerradas cuyas llaves no tenían los guardias. Tras consultar a los vigilantes, las puertas fueron forzadas", reconoció el ejército. "El edificio fue registrado en el marco de una operación en el barrio destinada a impedir el acceso a los insurgentes. "Ningún diplomático se encontraba en la embajada en el momento de este registro y no fue requisado ningún objeto", precisó el comunicado. El gobierno sudanés calificó el episodio de "ataque" y el ministerio de Exteriores de Sudán, Mahgub Al Basha, llamó a consultas al embajador iraquí y al encargado de negocios estadounidense en Jartum para protestar y pedir explicaciones sobre la redada en la embajada sudanesa en Bagdad. "Creo que funcionará" "Creo que funcionará", dijo el presidente Bush a una cadena de televisión al defender su plan de enviar 21.500 soldados más a Irak. El contigente, que se venía preparando desde antes del anuncio, partió ya hacia Irak, y los primeros soldados llegaron el pasado fin de semana a Bagdad, justo el día más sangriento para los tropas ocupantes, 20 soldados murieron en diferentes ataques. Bush insistió, "mi consejo a aquéllos que están hablando contra un plan nuevo al que no se le ha dado la oportunidad de funcionar, es que presenten un plan que ustedes piensen que sí funcionará. Si el desastre no es una opción, que piensan ustedes que tendrá éxito en Irak", dijo. El presidente se refería así a las críticas de senadores demócratas, y algunos de su propio partido, que intentan frenar el envio de más tropas. En una resolución presentada en el Congreso, se señala que el envío de más de 20.000 soldados extras a Irak no favorece los intereses de Estados Unidos y hace un llamado para que la responsabilidad sobre la seguridad en ese país se transfiera al gobierno iraquí en un plazo de tiempo razonable. "Creo que es peligrosamente irresponsable continuar colocando en peligro vidas estadounidenses en medio de lo que es claramente, una guerra civil sectaria", añadió el senador republicano Chuck Hagel en una rueda de prensa en el capitolio. La senadora demócrata Hillary Clinton, dijo por su parte, que apoyará la resolución no vinculante, aunque dejó abierta la posibilidad de que más adelante respalde medidas más duras con la intención de forzar al gobierno a cambiar su rumbo en Irak. "Por lo que he oído del gobierno hasta el momento, creo que eventualmente tendremos que endurecer nuestra posición para llamar su atención", afirmó Clinton, quien acaba de regresar de un viaje por Irak y Afganistán. Las prioridades del gobierno "están al revés", y deberían enviarse más tropas a Afganistán en vez de a Irak, añadió Clinton. Chantaje interno Por otra parte, las diferencias entre el gobierno norteamericano y el iraquí parecen surgir públicamente. El primer ministro iraquí Nuri alMaliki ha estado en desacuerdo con la invasión de las tropas norteamericanas al consulado iraní. El primer ministro no quiere ahondar la crisis en su país peleándose con el vecino. También rechazó las críticas por la ejecución de Sadam Hussein, y volvió a discrepar públicamente con Bush cuando reclamó más armas en lugar del envío de más soldados. Según alMaliki, sus soldados y policías podrían poner freno a la violencia y recibieran armas adecuadas y en mayor cantidad desde Washington, en lugar de soldados norteamericanos que cada día se ocupan más de proteger las instalaciones petroleras que de asegurar la seguridad pública. No se sabe si la Casa Blanca se resiste a confiar en las tropas iraquies del primer ministro porque están sosteniendo los escuadrones de la muerte, o como sostienen otros, porque quieren seguir jugando el papel de garantes hasta que se apruebe y consolide la nueva ley de petróleo. Precisamente esta semana, el Congreso iraquí comenzará a discutir un proyecto de ley ya sancionado por una comisión legislativa, que prevé la creación de un ente federal conducido por el primer ministro para revisar todos los convenios sobre el crudo. Ese órgano tendría capacidad para denunciar los acuerdos firmados durante el período de gobierno del ex presidente derrocado Sadam Hussein, también tendría capacidad para pactos rubricados por el gobierno autónomo del Kurdistán. Según medios de prensa iraquíes, Estados Unidos -en su calidad de país ocupante- estima que esa legislación es primera prioridad en relación con el incremento de envíos de la ayuda militar al gobierno del primer ministro Nuri al Maliki. Para observadores, el establecimiento de una legislación similar se orienta a un nuevo diseño favorable a Washington en la propiedad y apropiación de las riquezas del hidrocarburo. No más subsidios a petroleras Mientras tanto, en el Congreso norteamericano, la nueva mayoría demócrata está lista a sancionar un proyecto de ley que retira el subsidio a las empresas petroleras, y que permitiría ahorrar al Estado -y perder a las mismas- unos 14.000 millones de dólares en la próximo diez años. La medida es cuestionada por los republicanos ya que sostienen que ello incrementará la dependencia del país del petróleo extranjero. Como consecuencia, podría incentivar los objetivos del gobierno de asegurar el crudo que poseen otros países intentando controlar a sus gobiernos. El proyecto de ley retira las reducciones de impuestos que la administración del presidente Bush otorgó a todos los productores de petróleo. Las empresas también estarían obligadas a pagar enormes regalías que antes habían evitado a través de acuerdos de perforación viciados. Los promotores demócratas de la legislación, que ahora controlan el Congreso, sostienen que las compañías petroleras no necesitan la ayuda de los contribuyentes y que el dinero debería ser destinado a desarrollar fuentes renovables de energía. El proyecto de ley debe ser aprobado también en el Senado, donde los demócratas cuentan con una pequeña mayoría. El presidente Bush, que se opone a la medida, podría rehusar su promulgación. |
||||||
|
||||||
|