inicio | opinión | notas | cartelera | miscelanea sueca | suplementos | enlaces 19-Enero-2007

Daniel Ortega asumió la presidencia y adhirió al ALBA

 

El sandinista Daniel Ortega se convirtió el pasado 10 de enero nuevamente en presidente de Nicaragua, tras ser juramentado en el cargo ante las principales autoridades del país, y de 15 jefes de Estado y representantes oficiales de 65 países.

Ortega, ganador de los comicios del 5 de diciembre pasado, recibió la banda presidencial en una ceremonia solemne celebrada en la Plaza de los No Alineados Omar Torrijos, contigua a la sede de la Asamblea Nacional, y en medio de salvas de artillería.

Ya convertido en presidente, Ortega tomó la promesa de ley "ante la memoria de nuestro General Hombres Libres Augusto C. Sandino", a los miembros de su gabinete y a los jefes de la Policía y del Ejército.

El flamante presidente entregó posteriormente la Medalla de la Unidad Latinoamericana "Nicaragua Libre" a los dignatarios que asistieron a su toma de posesión.

Entre las personalidades que viajaron a Managua para presenciar la vuelta al poder del líder sandinista, el interés mediático estuvo concentrado la mayor parte del tiempo en los presidentes de Venezuela y Bolivia, Hugo Chávez y Evo Morales, respectivamente.

La vuelta al poder a través de las urnas del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), que 27 años atrás derrotó con las armas a una dictadura sangrienta y dinástica, constituye un hecho histórico.

Las circunstancias, sin embargo, no son las mismas que cuando Ortega estuvo al frente de los destinos del país centroamericano entre 1979 y 1990, como coordinador del gobierno sandinista primero, y como presidente electo en las urnas después.

En aquel entonces, el líder sandinista debió enfrentar una guerra sucia financiada y alentada por Estados Unidos, que además de destruir la economía del país y causar decenas de miles de muertos, creó enormes divisiones entre los nicaragüenses.

Diecisiete años después, desde el punto de vista económico, Nicaragua no está mucho mejor que cuando el líder sandinista entregó el poder a Violeta de Chamorro en 1990.

Aunque la estabilidad macroeconómica y las buenas notas otorgadas por los organismos financieros internacionales son pregonados a bombo y platillo por el gobierno saliente, Nicaragua ocupa hoy el penúltimo lugar entre los países más pobres de América Latina.

La principal razón para estar sólo por delante de Haití en esa negativa lista es la mala distribución de la riqueza y la aplicación de políticas de corte neoliberal durante los últimos 16 años.

De acuerdo con datos del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, el 80 por ciento de los cinco millones 100 mil habitantes de Nicaragua vive en la pobreza, y la mitad de ellos en la miseria.

Revertir esas cifras negativas será el principal reto del nuevo mandatario, en quien los sectores más desposeídos, es decir, la mayoría de los nicaragüenses, tienen puestas todas sus esperanzas de poder vivir una vida digna.

El nuevo presidente de Nicaragua, inició su mandato de cinco años desde una nueva sede de gobierno, aunque ya adelantó que estará en permanente contacto con la población.

Vamos a despachar donde está el pueblo, en los barrios, en el campo, anunció Ortega ante decenas de miles de simpatizantes congregados en la capitalina Plaza de la Fe para celebrar su vuelta al poder.

De acuerdo con el flamante mandatario, "por eso no queremos ese famoso despacho presidencial, la Presidencia está donde está el pueblo".

La espaciosa Casa Presidencial que ocupó el gobernante saliente, Enrique Bolaños, fue construida con fondos donados por Taiwán a finales de los años 90.

La portavoz del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y desde ayer Primera Dama de Nicaragua, Rosario Murillo, precisó que Ortega instalará sus oficinas en el Centro de Convenciones Olof Palme.

El edificio que lleva el nombre del primer ministro sueco asesinado en 1986, y que fuera gran amigo de la Nicaragua sandinista, fue construido en los años 80 bajo el anterior gobierno sandinista.

El cambio de la sede de gobierno obedece a razones de austeridad, debido al elevado costo que implica el mantenimiento de la actual Casa Presidencial.

Incorporación al ALBA
La primera acción de Ortega como presidente fue formalizar la adhesión del país centroamericano a la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), el proyecto integracionista impulsado por Venezuela, Cuba y Bolivia.

"Nos vamos a incorporar al ALBA, esa unidad de los pueblos que es la única que puede sacar de la pobreza a toda América Latina", anunció el presidente nicaragüense.

La adhesión al proyecto basado en la cooperación, la solidaridad y el respeto a la soberanía, y que se contrapone en letra y espíritu a los Tratados de Libre Comercio (TLC) diseñados por Estados Unidos, será presenciada por los mandatarios Hugo Chávez y Evo Morales.

Por Cuba asistirá el vicepresidente del Consejo de Estado José Ramón Machado Ventura, quien representó a la isla caribeña en la toma de posesión de Ortega.



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