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Con Manuel Hidalgo, economista y asesor de los sindicatos |
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entrevista de Pepe Viñoles Manuel Hidalgo, nació en Perú, y en 1970 siendo muy joven se sintió atraído por la experiencia chilena que comenzaba tras el triunfo de la Unidad Popular y la asunción a la presidencia de Salvador Allende. Permaneció en la clandestinidad luego del golpe militar de septiembre participando en la resistencia, pudiendo entre sobresaltos finalizar sus estudios universitarios. Fue dirigente del MIR y en 1986 se vió obligado a salir hacia Argentina. Actualmente Hidalgo es asesor de sindicatos, ¿Cuál es la situación actual de los trabajadores chilenos? ¿En qué cambió desde 1973? Pero si uno pregunta a esas mismas familias, y percibe la realidad de las familias populares, uno verá que son tremendamente más infelices hoy que 30 años atrás. Hasta se podría decir que la subjetividad es muy subjetiva. Pero no, es muy real, porque existen cosas muy concretas que las define efectivamente hoy día. Y ese mayor nivel de vida, de bienestar material, en su etapa de consolidación. ¿Las privatizaciones de esos años a que sectores afectan? ¿Qué multinacionales adquieren las diferentes áreas económicas? Lo que ha habido a partir de entonces es una tercera fase, que podríamos llamar una fase de consolidación del modelo. Y cuando decimos de consolidación del modelo, hablamos de que el dinamismo, el crecimiento, ya no sólo se basó en el sector exportador, sino que a contar de los gobiernos de la democracia se produjo un proceso de ampliación de ese dinamismo hacia otros sectores, particularmente los vinculados al mercado interno. Y en ésto un rol fundamental tuvo que ver, ya no solamente con los recursos provenientes de la exportación, sino de un nuevo flujo del movimiento de capitales norteamericanos y europeos hacia la región latinoamericana a contar de los años 90. Y este flujo de capitales que en realidad no fue un mérito, ni una determinación de los gobiernos locales de América Latina. Y de pronto en el continente de la década perdida según la CEPAL, algunos países se vieron favorecidos con un nuevo flujo de capitales que llegó a todas estas tierras. Y esto en el caso chileno no sirvió solamente, como serviría en el caso argentino, peruano, para estabilizar el proceso inflacionario, que fue lo que se dio en Argentina y en otras partes. Aquí más bien sirvió a los efectos de hacer una notable ampliación del crédito a sectores que antes no tenían acceso al mismo, es decir, no solamente la gran empresa, sino la mediana, la pequeña micro empresa, y el crédito a personas. Y por ahí comienza el endeudamiento actual. Por entonces, a un costo relativamente barato, se amplía el dinamismo del consumo interno. También en esta etapa de inserción de las transnacionales, hubo muchas obras y megaproyectos que se expandieron, sobre todo, en los sectores de recursos naturales, como la minería. Nuevos proyectos mineros, nuevos proyectos forestales, energéticos y otros que generaron un fuerte dinamismo sobre todo en la construcción, a nivel de la infraestructura privada, que obviamente, repercutió también en otro empujón al gasto interno. Y el otro factor o empujón al gasto interno proviene obviamente, de un mayor gasto social, que pudo hacer el Estado, en condiciones, incluso, de superávit fiscal, debido a los fuertes ingresos tributarios, que se obtuvieron en un contexto de fuerte dinamismo. En general, del excedente productivo, de esta manera el Estado vio crecer fuertemente sus ingresos y también usó. Es una recuperación del gasto social que había estado absolutamente congelado y reprimido bajo la dictadura. Y en este sentido se produce una recuperación importante del gasto social en la primera etapa del gobierno de la Concertación, en viviendas, en educación, en salud, desde niveles que eran realmente inhumanos. Aquí los hospitales quedaron al término de la dictadura sin sábanas, sin una aspirina, y durante estos años de democracia se ha incrementado notablemente ese gasto. No obstante lo cual, uno puede decir, y eso es parte del balance actual, que en Chile los problemas de salud, son prácticamente de los trabajadores, porque en un 75% de la población, aun no están resueltos. Más bien lo que uno ve todavía es comparativamente a 30 años atrás, un balance que pudiera ser negativo. Hace 30 años atrás la salud aquí era gratuita y era un derecho. Hoy día no ha vuelto a ser un derecho ni siquiera con los mayores gastos de salud y que ahora prevalece un sistema privado-público, en el cual hay una salud de primera, a nivel de tecnología de vanguardia europea o norteamericana, para un segmento elite de la sociedad chilena, mientras el 75% tiene todavía serias carencias sanitarias, particularmente, atendidos con un sistema público al cual le faltan muchos recursos y medios, Igual las estadísticas sanitarias de Chile están entre las mejores del continente, pero hay que decir, que se trata de una salud pública, que salvo el caso mínimo de los indigentes, hay que pagarla, uno tiene que pagar por las prestaciones. ¿Qué se plantea ahora el gobierno de Lagos, con respecto a la salud pública? Si bien aquí los problemas de muerte por enfermedades infectocontagiosas están prácticamente erradicados, sin embargo aquí la mortalidad por cáncer es muy elevada. Y éste es uno de los problemas que más afectan. Porque enfrentados a problemas de cánceres, a infartos, a otro tipo de problemas de salud más complejos, hoy en día el trabajador chileno, la familia chilena en un 80% están absolutamente desvalidos para enfrentar ese tipo de situaciones. Mientras que alguien que tenga recursos, obviamente, lo puede enfrentar, porque acá significa una millonada de plata. Situación frente a la cual evidentemente, el trabajador, no sólo que está desvalido, sino que no puede enfermarse tampoco, porque sencillamente se muere o queda comprometida su salud, y la situación futura de su familia con la deuda financiera que se les genera para tratarse. Entonces frente a esa inequidad, hay una presión y una conciencia humanitaria de que debiera haber una reforma de salud, que permitiera frente a ese tipo situaciones de enfermedades graves, hacer un poco más equitativas las cosas en Chile. Porque aquí si no tienes plata te mueres. El gobierno de Ricardo Lagos se comprometió a encarar una reforma de salud. El gobierno ha esbozado un primer plan, que haría parte de esta reforma, llamado Plan AUGE (atención universal con garantía explícita), es decir, eventualmente garantizar en el sistema público y privado que un número de enfermedades pudieran ser atendidas con fondos públicos, y para ésto se han seleccionado un grupo de 56 enfermedades. El problema es que, -hasta donde uno ha entendido el debate- ésto fue rechazado por todos los profesionales y técnicos de la salud, por dos razones. Una, porque ellos no han sido directamente partícipes en el proceso de elaboración de ese proyecto, pero en segundo lugar, porque a juicio del sector el gobierno lo que pretende es vestir un santo desvistiendo a otros. Es decir, no añadir mayores recursos realmente al sistema y más bien destinar la mitad del presupuesto de salud, que antes se destinaba a cubrir el conjunto de enfermedades, concentrarlo en estas 56 enfermedades. El problema es que simultáneamente a que se resuelvan estas 56 enfermedades, van a quedar virtualmente, con un mínimo de recursos el resto de tres mil enfermedades más menos. En definitiva aquí, la única manera de avanzar en una reforma de salud, sería recargando los mayores costos que efectivamente esto tendría, sobre el 5% más rico de la población, sobre impuestos tributarios mayores a las empresas transnacionales, a quienes realmente son los beneficiarios de este tipo de crecimiento que hemos tenido en Chile, que obviamente, está fuertemente concentrado. Entonces ésto es lo que este gobierno ha sido incapaz de encarar, un verdadero traslado de recursos a los efectos de hacer estas reformas sociales. De los sectores más pudientes de la población hacia el conjunto de la sociedad y particularmente hacia sus sectores más desprotegidos. En este sentido esto no es nuevo, los gobiernos de la Concertación en lo poco o mucho que han hecho, -y esto es discutible- en mejorar las condiciones de salud, de educación de la población, lo han hecho, no solamente en un contexto de superávit fiscal, sino que sin realmente encarar una auténtica redistribución de los ingresos en Chile. Todo lo contrario, ha sido una constante el proceso de concentración de los ingresos, de manera que ha habido una incapacidad para incluso derivar de allí mayores recursos para resolver los problemas de salud, educación, vivienda y otros problemas que el pueblo chileno tiene. Y aquí hemos tocado un poco, uno de los factores que ha contribuido a este mejoramiento limitado de los trabajadores chilenos en relación a lo que dejara la dictadura. Pero si uno lo compara con lo que había antes del golpe, no hay comparación. Aquí no se pagaba la salud, no se pagaba cualquiera que fuese la enfermedad. Y mucho del nivel relativamente bueno de salud existente hoy en algunos datos básicos como morbilidad infantil, o el tema de los indicadores básicos de salud, que si se comparan internacionalmente, si hoy día Chile tiene un buen panorama, sin ninguna duda se debe a la fortaleza de su sistema público de salud que viene desde las décadas de fines de los 30, principios de los 40, siendo Salvador Allende, el ministro de Salud, y el fundador del sistema público de salud en Chile. Situación la actual que no tiene que ver con cosas recientes, tiene que ver con una cosa que incluso la propia dictadura no terminó de desmantelar. Porque la reforma de salud de la dictadura se encaró en su etapa postrera, estamos hablando del año 81 en adelante. Inicialmente hasta esos años no se produjo la llamada descentralización y privatización del sistema de salud público en Chile. Así que podríamos decir también de lo que puede haber acontecido con la educación, el panorama es muy similar. Con el antecedente en el caso de educación, del cuento de calidad de la educación, que si bien la cobertura educacional ha crecido notablemente en el país durante estos últimos 30 años, la verdad es que la calidad de la educación ha caído profundamente. Lo que antes un chico tenía de conocimientos al egresar de la enseñanza media aquí, no es comparable con lo que hoy día tiene. Y en este sentido, una vez más la polarización es marcada. El 80% de los jóvenes que entran a la universidad, provienen de los colegios privados pagados, y es ahí donde estudian los chicos. Entonces que pasa con los chicos que salen de un colegio estatal, municipal, que no tiene un nivel de conocimientos, siquiera mínimamente bueno, como para poder egresar o acceder a la universidad. En ese sentido es un retroceso, porque antes la universidad era, (yo lo sé porque fui gratuitamente, en y por eso pude completar mi formación universitaria) y no hay ningún profesional en general aquí en Chile, mayor de 48 a 50 años que no haya estudiado gratuitamente en la universidad chilena. Hoy día esto es un privilegio, las universidades son un privilegio para quien tienen los recursos. ¿En todas las universidades se paga matrícula? ¿Qué otros costos sociales ha pagado el trabajador chileno? Y actualmente todas las familias populares, padre y madre están amarradas al trabajo, a una jornada de trabajo. Jornada laboral por lo demás, que hace rato que superó las 8 horas diarias y que llegó a las 10 y a las 12 horas. En razón de lo cual, los más dañados por el modelo en este país son los niños, que no ven a su padre, a su madre en buena parte de la semana. No los ven, y un niño necesita afecto y ejemplo ético para crecer. Antes ese rol lo cumplía la madre, hoy en Chile nuestros niños, nuestros jóvenes, en los últimos 15 años, han crecido sin ese afecto, sin esa compañia ética, sin ese ejemplo de los padres que es fundamental. Y hay un quiebre en el país muy fuerte, después no saben como explicar la violencia de nuestros niños y jóvenes. ¿Porque? Por que en general el trabajador y trabajadora chilena trabajan extensas jornadas de trabajo, además trabajos precarios con salarios bajos, tienen que multiplicarse a veces en uno o dos empleos en el día para poderse solventar la economía familiar. Incluso los profesionales, profesores u otros. ¿Y cuál es la consecuencia de eso? Bueno que Chile tiene, Santiago en particular, los niveles más altos, según la organización OMS y la Organización Panamericana de la Salud, de estres, de fatiga crónica, de patologías mentales. Aquí toda la gente está enferma, o están locos, o muchos con cuadros depresivos. No siendo Chile un país de tránsito, ni de tráfico de drogas, sin embargo es un país con serios problemas de drogadicción y alcoholismo. Se sospecha que no menos de un 30% de los trabajadores chilenos son afectos a la drogadicción o al alcoholismo. Y se habla de las grandes empresas en Chile, entonces todos estos datos no aparecen en los balances macroe-conómicos. Consecuencias del modelo que se aplica que tienen que ver con otros temas, como por ejemplo la violencia intrafamiliar que en Chile es altísima. La violencia infantil, aquí estadísticas obtenidas por la Universidad de Chile demuestran que el 65%, fíjate dos tercios de los niños de Chile, son golpeado por su padre o madre al menos, gravemente, una vez en la semana. Lo cual es gravísimo, porque qué entiende un niño, que enfrenta diariamente la lógica de la violencia. Y esa madre o padre violentan a sus chicos porque es la manera un poco en que tienen de liberar tensiones de la vida a la que están expuestos. En este sentido ha habido una pérdida cualitativa de dignidad, de conciencia, del sentido de la vida muy profundo en el trabajador chileno, que es dolorosísima. Este trabajador, estas familias populares chilenas, (lo digo como alguien que llegó a vivir en poblaciones de Chile en los años 70 y 73), tuvieron un sentido no solamente de dignidad, sino un sentido de vida familiar, de vida de barrio, de sentido de lo solidario, un de sentido de organización social comunitario, de valor de sus organizaciones, de su lucha unitaria, enorme. Que era la base del avance del movimiento popular desde los años 30 al 73, y hoy día eso está hecho pedazos. El nivel de individualismo, de consumismo, de endeudamiento de las familias, para poder obtener uno que otro cachureo material es enorme, y en ese sentido te digo que aquí han terminado por confundir a la gente gravemente. La gente vive para trabajar, no trabaja para vivir. Está esclavizada al mercado y eso ha significado un proceso de deshumanización gravísimo, y para que veas que no es una visión de alguien que solamente podría ser crítico, ésto es lo que ha quedado reflejado en los informes de desarrollo humano del PNUD de Chile, "forma de desarrollo humano en Chile", que dicen, en estudio del año 92 al 94, el primer informe, lo llamaron las paradojas de la modernización chilena. Donde se preguntan de cómo era que Chile siendo tan modernizado, tan avanzado en una serie de aspectos, sin embargo hoy el sentimiento de frustración, de infelicidad, de inseguridad del chileno, han crecido tanto. Su desconfianza respecto a los demás, su desconfianza en los medios sociales para auxiliarse frente a una determinada situación había crecido tanto. Entonces son estos ángulos, digamos cualitativos, que hacen a la vida en sociedad, las que muestran el tremendo retroceso que los trabajadores chilenos han tenido. Por que las cuentas no solamente hay que sacarlas desde el punto de vista de los salarios, que ya te digo tuvieron un gravísimo deterioro, por otra parte, entre los años 82-87, y después de eso ha habido por cierto un proceso de recuperación de las remuneraciones reales en Chile. Pero lo que les robaron a los trabajadores chilenos para levantar a la economía chilena y hablaba de la segunda fase, que levantó el modelo, te añadía que una de las cosas fundamentales, no solamente fue el rol que jugó capital extranjero, sino que en el deterioro salarial agudo que se produjo entre el 82-87 y que significó una traslación de excedente, como dicen los gubernistas al capital y gracias a esa enorme traslado de ganancias del capital la economía chilena volvió a ser rentable y atractiva. Claro con los salarios que bajaron, salarios que no se han podido recuperar plenamente, sólo el nivel del 81, pero no han recuperado el nivel que tenían al momento del golpe militar. Y además se ha producido una diferenciación muy aguda de los salarios entre el trabajador calificado y el no calificado, que siguen siendo la mayoría de los trabajadores. Fíjate un dato, el 70% de los trabajadores chilenos no ha completado, o su enseñanza básica o su enseñanza media, es decir que el nivel de calificación mayoritario del trabajador chileno es de una mano de obra sin calificación, aquí dos años más de estudios universitarios, significan diferencias salariales de un 50%. Y entonces tú tienes aquí que hay un gerente que puede ganar quince millones de pesos y existen los que poco o nada perciben. Cuando algunas estadísticas mundiales hablan de diferencias de 30 veces entre lo que gana el más rico del más pobre. En Chile en cambio, estamos hablando de 100 veces en una misma empresa, y esa es la realidad. En una empresa es perfectamente posible, ya no que el que gana menos, sino que el promedio de los salarios del trabajador sin calificación o calificado incluso, esté en torno a los 300 mil pesos, si es que no tiene título técnico o profesional, y que el de su gerente sea estos 15 millones de pesos, Entonces estamos hablando de 50 veces, lo cual también es una aberración. ¿Y a nivel de los derechos sindicales, del movimiento sindical, cuál es la situación? El sindicalismo chileno ha tenido una tradición histórica, que lamentablemente, mayoritariamente, siempre se canalizó a través de la institucionalidad. El movimiento obrero tempranamente se institucionalizó y el pueblo chileno ha tenido como una de sus limitaciones, durante mucho tiempo, quizá, el entender básicamente, una de sus limitaciones. Por otro lado una de sus virtudes, uno lo puede ver desde los dos ángulos, en desarrollar su lucha en los espacios legales, institucionales, y eso ha sido histórico. El sindicalismo chileno posterior al golpe, ha encontrado que se cambió radicalmente la institucionalidad laboral. Lo hace la dictadura a contar del año 1979, luego de contener, cancelando toda actividad sindical, entre el golpe militar y el año 1978. Los sindicatos en ese período fueron descabezados, fueron reprimidos y los locales sindicales controlados y tomados por el Ejército. A muchas federaciones y confederaciones les fueron arrebatados sus bienes, a parte de ser liquidados sus cuadros dirigentes. Después del año 1979, la dictadura cambia la legislación laboral, cambia el Código del Trabajo en Chile y empieza a implementar una legislación laboral derivada de las necesidades del modelo económico neoliberal. En este sentido la política de este modelo neoliberal es la flexibilización laboral. Se acaba la estabilidad laboral y una serie de garantías mínimas, que hacían a la posibilidad justamente de que el trabajador pudiera tener cierto equilibrio con el empleador. Entre ellos tres derechos fundamentales: derechos colectivos, sindicalización y negociación colectiva. La sindicalización deja de ser obligatoria y pasa a ser voluntaria, y como consecuencia de una serie de factores que van a acompañar ésto, Chile que había tenido una tasa de sindicalización al momento del golpe de un 33% de su fuerza de trabajo, (estamos hablando de tres millones de trabajadores asalariados), un millón estaban sindicalizados al momento del golpe. Para pasar a la realidad que dejó la dictadura, es de alrededor de 5 millones 800 mil trabajadores, como fuerza de trabajo, asalariados propiamente tal, dependientes de trabajo asalariado, a 3 millones 800 mil sindicalizados en sindicatos de empresa, y con capacidad de negociar colectivamente sólo 350 mil trabajadores, es decir un porcentaje ínfimo. Si uno tiene incluso el total de sindicalizados, con otra forma de sindicatos que tienen una representación mucho más limitada, que se llama, la de los trabajadores independientes, trabajadores temporales y otros, no llegan ni siquiera, más allá de los 600 mil trabajadores, alrededor del 10% de la fuerza de trabajo. Lo cual no se compara para nada con lo que teníamos 30 años atrás. E incluso hay un proceso de pérdida de miembros de los sindicatos en los años de democracia. ¿Cómo se explica eso? ¿Porqué la gente no se sindicaliza y cada vez menos sindicalización hay? Tiene que ver con el hecho que la negociación colectiva dejó de ser lo que era. Antes había una negociación colectiva que se hacía a nivel nacional, había una negociación colectiva ramal, vamos a decir por áreas de actividad y había una negociación colectiva por empresa. La única que hoy en día existe en Chile es a nivel de empresas y ésta se da en condiciones tales, que al empleador la ley lo garantiza, está en condiciones de poder otorgar lo mismo que le otorga a los sindicalizados por una negociación colectiva que lo que puede dar al que no está sindicalizado. Con lo cual el trabajador lee muy claramente y entiende, que no necesita estar sindicalizado ni negociar colectivamente, para percibir los derechos que adquiera o los beneficios que adquiera el que se sindicalizó, el que lucha en una negociación y en condiciones represivas como las que imperan en las empresas. Es obvio que al trabajador le están diciendo, para qué necesitas sindicalizarte si vas a obtener exactamente lo mismo o más, si no te sindicalizas y esto está dado por la ley. Se ve que hoy aun rige esa ley de la dictadura. ¿Y la Concertación no la ha podido cambiar? La CUT fue una de las más poderosas centrales sindicales del continente en manos de la izquierda. ¿Cómo está hoy? Estos sectores mantienen una fuerza, y como limitación lo más negativo ha sido que sus luchas han sido más bien sectoriales. No han sido luchas integrales del conjunto de las reivindicaciones de los trabajadores. En ello se da hoy realmente la fuerza del movimiento sindical chileno, más allá de ellos y otros sectores como podrían ser la minería del cobre, sectores forestales, la banca& La verdad es que el debilitamiento del movimiento sindical ha sido muy agudo. La Central Unitaria de Trabajadores, en esta década no ha logrado un proceso de recuperación fuerte de la sindicalización y de la confianza de los trabajadores, en buena parte, porque la mayor parte de este periodo, las dirigencias sindicales se mantuvieron más bien, muy adentro del juego político de la Concertación por la Democracia en el proceso de transición. No como cómplices de ellos, ni incondicionales y en ese sentido ellos justificaron está política casi de contención de la movilización de los trabajadores, (durante los primeros 5 o 6 años después del retorno a la democracia), en la necesidad de contribuir así a la estabilización de la transición. De no afectar, de no crearle al gobierno un flanco con los empresarios que se entendía inicialmente estaban concentrados. Más bien, en enfrentar un poco el proceso de repliegue de los militares a sus cuarteles, el tema de la violación a los derechos humanos y todo esto. De esta manera el movimiento sindical vio resignada sus movilizaciones y sus luchas durante todo el liderazgo de Manuel Bustos, que finalmente fue desplazado por la conducción de Arturo Martínez, que es el líder principal actualmente de la CUT, habiendo pasando, por momentos, a manos de compañeros comunistas. La verdad es que una vez que Bustos es desplazado, si bien la CUT ha logrado un grado mayor de independencia respecto a los gobiernos de la Concertación, se ha mantenido en una práctica muy cupular, muy burocrática, muy centrada básicamente, en su interlocución con el gobierno y los empresarios y sin lograr un trabajo de nuclear fundamentalmente fuerza, en la base del movimiento sindical. Hay una suerte de fractura en la cúpula sindical de la Central y de algunas federaciones y confederaciones con el sindicalismo de base. Esta fractura ha hecho que muchas veces la Central no busca su fuerza en el trabajo de agitación, organización y movilización de sus bases sindicales, a partir de levantar un planteamiento, independiente y crítico que pudiera enfrentar todas estos problemas que el modelo neoliberal ha conservado en Chile, incluso en los años de transición. Su dinámica ha sido muy movida por los diálogos con el empresariado y con el gobierno. Es que los espacios de diálogo que le han dado a la CUT han sido para decir que los trabajadores tuvieron participación en las cosas más inverosímiles que uno pudiera creer que han tenido. Para por ejemplo que el gobierno diga que los trabajadores han sido consultados para firmar el Tratado de Libre Comercio con los EE.UU. Y esto ha sido porque llevaron a un grupo sindical encabezado por Olivares, un demócratacristiano a pasear con ellos. Los pusieron en el llamado cuartito de al lado de las negociaciones, donde obviamente, de lo que se han enterado estos dirigentes no es mucho, y lo que sí es que aprovecharon para pasear por capitales europeas o norteamericanas, sin incidir en absoluto en los términos de las negociaciones. Situaciones similares se han dado en los procesos de reforma de la legislación laboral, en los cuales siempre han consultado a la CUT. Han hecho varias reformas, una más de maquillaje que otra y en esta reforma de maquillaje, siempre por supuesto el diálogo fue con la CUT y a la hora de las definiciones, parecía que todo lo que les dijo la CUT sería tomado en cuenta, que les decían cosas por lo demás bien centradas y con buenos asesores, con buenas propuestas. Pero como ellos dicen, a la hora "de los que hubo". Las autoridades han tirado todas sus propuestas, toda su documentación al tacho de la basura y han dejado sencillamente en el texto lo que habían negociado de antemano con los empresarios. De manera que, en ese sentido, esos espacios de participación burocrática que se ofrecen a veces a algunas federaciones o confederaciones nuestras, en realidad son más coartadas que espacios reales de participación. Es decir, es ésta una participación consultiva, no vinculante, que no compromete. Son más bien para usar las organizaciones sindicales, muchas veces como cómplices, como parte de la institucionalidad actual. Han cooptado a una buena parte de las ONGs y a otras organizaciones sociales, que incluso de buena fe al principio se prestan a esto. A algunos por supuesto, la buena fe les dura no más allá de la primera lección. A otros en cambio, les termina durando, porque se acostumbran por último a las granjerías, a los pitutos y lo que ésto significa. Y esto sí es grave, porque termina traicionando la confianza de quienes dicen representar, en el caso del movimiento sindical. Por esto digo que el hecho de que la práctica de la Central siga en esto hasta el día de hoy, a hecho que el proceso de recuperación de la confianza de los trabajadores en ella haya avanzado muy poco y eso es lamentable. Porque lógicamente en la medida que la Concertación ha ido mostrando su incapacidad para una reforma profunda del modelo neoliberal y ha ido mostrando padecer de las mismas lacras que la derecha chilena, no aparece desde el movimiento social, desde la izquierda, aun la fuerza para levantar una alternativa. Y entonces estamos enfrentados hoy a una coyuntura histórica bien compleja, porque a diferencia de nuestros hermanos latinoamericanos, de Ecuador, de Bolivia, de Brasil, de Uruguay, que han logrado refortalecer sus herramientas sociales y políticas para encarar un recambio que enfrente la crisis del neoliberalismo, aquí la crisis del neoliberalismo, tiene la paradoja de que es posible sea capitalizada políticamente por la derecha chilena, es decir, por los más auténticos representantes de ese pensamiento neoliberal. Y lo peor puede ser que no nos haya pasado y que termine siendo, que los administradores del modelo, que buscaron y lograron en alguna medida ampliar las bases de su crecimiento, "chorrear un poco" es decir de que hubiera una cierta redistribución del ingreso, porque eso no existió con la dictadura. Porque lo que se puede testimoniar es que hubo "chorreo": chorreo de empleo, chorreo de ingreso y por ahí nos chorrearon algunas migajas de las mesas de los ricos y de las transnacionales en estos diez años no para el conjunto del pueblo, sino para una parte de él solamente. Eso no se puede negar, pero al resto que es más grande, no les chorreó directamente nada, ni empleos, ni ingresos, ni nada. Algo nos chorreó, pero lo negativo es que ahora cuando el modelo se estrechó y volvió ha ser lo que es, simplemente dinero, sólo para los exportadores, para las transnacionales. Porque ya el mercado interno se quebró después del año 98, existe una situación de paralización muy aguda. Ya no hay esa capacidad de obtener ni esas migajas, ya el modelo no da para eso y lo grave es que quienes lo administran o sea el tercer gobierno de la Concertación, está en pasando por una crisis. Que pareciera podría se capitalizada por la derecha fundamentalmente. Lo cual es realmente toda una paradoja y esto ocurre justamente, por el retroceso en la conciencia que ha habido en el pueblo chileno. Un retroceso en su conciencia, una derrota de su dignidad, un desmantelamiento de sus organizaciones, que hace hoy día muy complejo el tema de la crisis, porque la salida que se está planteando aquí, nos aleja de lo que está aconteciendo, incluso en los hermanos del pueblo argentino. ¿Esto que tú opinas, esta valoración de tipo político, la admite, por ejemplo, la izquierda chilena?¿ Se admite ésto por parte de sectores dentro del Partido Socialista, o en el propio Partido Comunista? ¿Cómo es que el gobierno acaba de firmar el tratado de libre comercio con Estados Unidos? Su denuncia de los tratados de libre comercio, llega más bien a ciertas elites de intelectuales progresistas que merodean el mundo social, pero no permean al conjunto de trabajadores del pueblo chileno, que son absolutamente ignorantes de ésto, y que están adormecidos por otro lado, por la enorme propaganda del gobierno a favor de estos procesos. Ya habrás visto el apabullante júbilo con que los medios de comunicación y la elite empresarial y política de este país han recibido la firma del tratado y usando incluso los términos más desproporcionados para calificarlos: "una jornada ética", "un hecho histórico" y El Mercurio incluso, dice que cuando se haga el balance de este gobierno, esto va a parecer como uno sus los grandes méritos, la firma de este TLC con los EEUU, con Europa, con Corea del Sur. Cuando uno ve eso, y lo ve en las pantallas de televisión, donde incluso participa el presidente Lagos que sale en programas de amplia difusión, y donde remarcan y ofrecen que a partir de los tratados firmados, Chile va a tener más empleo, va a diversificar su exportación, que esto es una oportunidad no sólo para las grandes empresas, sino además para las medianas, pequeñas y microempresas. Y cuando esta cantidad de mentiras se difunden tan ampliamente por la oposición de derecha y por el gobierno, ¿qué crees que puede terminar creyendo la inmensa parte de la gente? Está en una profunda desinformación y un profundo engaño y, de esto se ha hecho eco incluso la propia Central Sindical. Hay dirigentes sindicales, ya te digo, que a través de un viajecito cuando hay rondas de negociación, al cuartito del lado, terminan comulgando con ruedas de carreta, es decir, creyendo lo más increíble que se pueda creer y en ese sentido entre ese marco de confusión, es que la propia CUT no fue capaz de sacar un pronunciamiento claro y enérgico contra este tratado de libre comercio, sino recién al final, cuando pudo emitir un voto condenatorio cuando ya no había nada que hacer. Y lo mismo, en relación a los pronunciamientos de la CUT contra el ALCA, que hasta la fecha no han sido claros, ni enérgicos, ni nada por el estilo. Lo han hecho organizaciones como las Ligas de Consumidores o de organizaciones como esta Alianza Chilena, ATTAC-Chile, la Fuerza Social y Democrática, que son experiencias nuevas. Son estas la únicas que lo han planteado, naturalmente también el Partido Comunista entre las fuerzas de izquierda. Han planteado su crítica y su repudio al ALCA y que han empezado, un proceso impulsar una mayor información, de difusión de esta problemática. Tenemos que lograr que vinculen ese ALCA y este tratado de libre comercio con los problemas de desempleo actual, con los problemas de la corrupción del sistema político y su supeditación al mundo de los negocios. Tenemos que lograr que aquellas cosas que nos escandalizan el día de hoy, los vean estrictamente ligados con el modelo neoliberal y con la confirmación máxima del modelo neoliberal que sería, obviamente, nuestra incorporación al ALCA y a ese proceso. Son esfuerzos aun muy primarios los que estamos haciendo y vamos a tener que remar contra ese dominio apabullante que es el de la institucionalidad. Porque este país seguramente va a vivir en los próximos años situaciones de mayores apremios económicos. Yo no creo que el modelo chileno esté en los próximos años en condiciones de relevantar la estrechez que hoy día bordea las situaciones del empleo, los problemas de salud, educación y claramente se ve que no van a ser resueltos de la manera que debieran ser resueltos, y en este sentido, aunque a mucha distancia de los hermanos argentinos, ecuatorianos y otras latitudes del continente, la incapacidad del modelo para satisfacer pueda ser que haga abrir los ojos a alguna gente respecto de lo que este destino puede significar para nosotros. ¿Tú no ves a mediano plazo que Chile pase por una situación tan dramática como la Argentina? Fue con el anterior gobierno que se adopta el encaje, y más que corresponderle el mérito al Ministro de Hacienda de la época, les corresponde el mismo a gente del Banco Central, todos demócratacristianos. Cosa que después en los años 1995-96, el propio Fondo Monetario que había criticado las medidas regulatorias que impedían la plena liberación de los mercados de capitales, tuvo que reconocer la validez y utilidad que habían tenido esos mecanismos precautorios que en Chile se habían implementado al impedir ser afectados. Esto que fue reconocido como un mérito. Con la crisis asiática también pasó, de que se produjo una fuga de capitales de los llamados mercados emergentes, que es el nuevo nombre con que nos llaman. Y al salir los capitales, salieron incluso de Chile y hubo un bajón de la inversión extranjera. Antes era por la necesidad que tiene cara de hereje y dijeron para que estamos poniendo trabas para que ingresen si actualmente se están yendo. Entonces este encaje que estaba en un 30%, bajó primero a un 10% y luego a un 0%, y el Ministro Yzaguirre, nuestro ministro de Hacienda actual, en el año 2001 lo eliminó definitivamente, pero no había un compromiso escrito de que no podía ser reestablecido en una coyuntura posterior. Entonces los gringos ahora aprovecharon el hueco y dijeron ahora me lo escribe "usted nunca más me establece este encaje" y es lamentable que ese compromiso ahora figure en el texto del tratado, circunscripto a la posibilidad de reestablecerlo ante situaciones catastróficas, excepcionales, que en realidad es reestablecer la penicilina cuando ya uno esté con secticemia, digamos, como usar la penicilina cuando ya el enfermo esté desahuciado& Entonces no tiene ningún sentido, por esta restricción tiene un rol que es fundamentalmente preventivo, y obviamente en esas condiciones lo que se a hecho es restarle un margen mínimo de soberanía a la economía chilena y exponerla a que le pase exactamente a lo que ha pasado en la Argentina, lo que puede pasar en otros países. Es lo que la fuga de capitales ha ya produjo una vez, una crisis financiera y una crisis de las reservas del país, reservas de oro. Chile hoy día tiene una deuda externa de alrededor de 40 mil millones de dólares, 7 mil millones de esa deuda es estatal, el resto es privada. Tenemos una reserva de divisas, una reserva internacional de 14.200 millones de dólares. La "relativa fortaleza financiera" del país para enfrentar una situación crítica se refiere más bien, a la situación de un presupuesto público relativamente bien saneado, la vigencia del pago de deuda externa dentro del total del gasto público. El presupuesto público es menor y por lo tanto no hay un problema de que el gasto público esté comprometido elevadamente con los pagos de deuda interna o externa que es un poco el caso brasileño, el caso argentino, el caso ecuatoriano. En muchos paises de América Latina el gasto público está tan amarrado al pago de la deuda que realmente no da para pagar ni un peso en gasto social. Chile no aparece esta situación y el sistema financiero privado chileno también aparece relativamente, con índices de morosidad muy bajos, de relativa solvencia. A partir de esto las autoridades chilenas razonan de que Chile está excento del riesgo de una situación de esta naturaleza. Mi opinión es que solamente un corto plazo se puede afirmar eso, pero las experiencias de muchos países del mundo muestran que esta solidez financiera que un país pueda tener, puede hacerse humo en cosa de 5 o 6 meses, porque precipitado un proceso de ataque especulativo y de fuga de capitales, estos 14 mil millones de reserva se vuelven 5 mil en seis meses. Hay paises donde fugaban 500 millones diarios, como fue el caso de Brasil. Aquí también han habido fugas de todas maneras. Fíjate que estos 14 mil que te estoy hablando, antes de la crisis asiática eran 19 mil millones de dólares, estamos hablando de 5 mil millones más que los actuales y Chile tuvo un ataque especulativo más o menos fuerte a fines del 97 a septiembre del 1998, y en el cual se esfumaron 4 mil millones de dólares de esos 5 mil que hoy faltan, en pocos meses. El gobierno después de esto, terminó liberalizando por completo la flotación del dólar e inventando estos seguros de cambio que permiten cubrir a las empresas comprometidas en dólar. Para aliviar la presión sobre el dólar. Si bien hasta la fecha, mediante esta liberalización por completo del mercado del dólar, y esta cosa de los seguros de cambio, a habido cierta capacidad entonces para impedir un proceso de fuga de divisas acelerado, de esa fecha para acá, el Banco Central se ha visto obligado a tirar nuevamente dólares al mercado para impedir que la divisa se reviente. O sea que estamos frente a fenómenos que los economistas llaman de fuerte volatibilidad cambiaria, ésto es que el precio del dólar se va para arriba en cualquier momento y después se va para abajo, asociándose a las coyunturas críticas que viven los mercados internacionales y particularmente el mercado latinoamericano. El último episodio que tuvimos, por cierto fue en torno a las elecciones brasileñas, en que una vez más la devaluación del peso logró estar en el orden del 30% en el año. Luego de eso actualmente el dólar viene de bajada por una serie de situaciones de carácter coyuntural. Cuando puede ser la coyuntura crítica que amenaza la economía chilena, tiene que ver con el grado de compromiso que ahora tenemos con los mercados externos, y especialmente con el mercado norteamericano es tal. Y si la economía mundial no levanta seriamente el próximo año, cuando todos los pronósticos en este momento te hablan que la economía mundial levantará entre un 2 y un 3% el próximo año y esto sobre bases optimistas. La verdad es que la precariedad de la economía norteamericana y japonesa es tal, que en realidad estamos hablando de pronósticos que son ahora los más aventurados que uno puede haber escuchado en el pasado. Porque no está para nada despejada la eventualidad de una crisis norteamericana aguda y una recaída aun más profunda, una recesión y en ese caso yo estoy seguro que Chile va a volver a ser, después de México, en este caso, la economía más afectada por una eventual crisis recesiva norteamericana y seguramente entonces, esto ya nos pasó, Chile fue el país del Tercer Mundo más afectado por la crisis del 30 y también el más afectado por la recesión 82-83. Yo creo que ese meritorio lugar, de ser la economía más golpeada, lo podemos volver a reeditar en una coyuntura nuevamente en crisis de la economía norteamericana y en ese caso, seguramente, una de las cosas que va a afectar esa situación, va a ser además la fuga de capitales. Es decir que ahí nos van a volver a comprar en remate, en lo poco y nada que quede después de la crisis. Como lamentablemente le está ocurriendo a los hermanos argentinos, que actualmente les están comprando bienes por una miseria. Es lo que los analistas de la Bolsa llaman ahora, el efecto carroña, o sea una vez que matan al sujeto los buitres se lo comen gratis y eso es lo que nos puede pasar. |
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