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Un gigantesco intercambio de experiencias
de luchas

 

escribe Pepe Viñoles

Han transcurrido ya dos meses de que se realizara en por segunda vez en Porto Alegre, Brasil el Foro Social Mundial, que desde el 31 de enero al 5 de febrero congregó a 60 mil personas provenientes de todo el mundo, pertenecientes los todos los sectores que luchan por demandas parciales junto a aquellas organizaciones que aspiran a cambios radicales y progresistas a nivel global contra el sistema económico y social imperante.

Hace sólo 10 años atrás el capitalismo cantaba victoria sobre el socialismo, proclamándose la única e incuestionable alternativa para la Humanidad y decretando el fin de todas aquellas ideas que le cuestionaran y pretendieran cambiarle.

Si apreciamos el valor que posee en sí mismo un evento como el FSM de Porto Alegre y el hecho de que pueda haber surgido ya hoy, podremos coincidir de que comenzamos a transitar una nueva etapa histórica de recuperación de los movimientos sociales y de los partidos políticos con una clara perspectiva de izquierda. Y sería útil recordar quizá solamente este pasado reciente, para poder calibrar con ecuanimidad, las potencialidades y también las limitaciones de un evento democrático, abierto y plural de esta naturaleza, valga la de 123 países; un campamento albergó a 11.000 jóvenes y a 4.000 campesinos.

Junto a gente común, militantes populares, estaban también parlamentarios, sindicalistas; organizaciones sociales, indígenas, de minorías, ambientalistas y políticas; intelectuales y políticos, religiosos, dirigentes populares, conocidos artistas de todo el mundo. Todos los que participaron en 250 actividades cada día, entre conferencias, seminarios, talleres (más de 600), eventos culturales y manifestaciones.

Tuvo el FSM como sede central las amplias y modernas instalaciones de la Pontificia Universidad Católica, más conocida popularmente como PUC (o Puqui como suena en portugués) y otros sitios de la ciudad. En las áreas exteriores de la PUC, estaban presentes las cooperativas, microempresas agroindustriales del pujante movimiento alternativo brasileño, junto a asociaciones de pequeños productores y artesanos que son apoyados por programas sociales y crediticios que lleva adelante el gobierno estadual que encabeza el gobernador riograndense Olivio Dutra. También los diferentes stands de editoriales, ONGs, organismos políticos, de investigación, sociales y religiosos.

Y todo ésto con un nivel de organización y apoyo logístico que en nada podía envidiarle al de los gigantescos eventos de Naciones Unidas En el II Foro Social Mundial de Porto Alegre o de la Unión Europea, claro está que sin las extremas medidas de seguridad ni tampoco represión policial. Como sucede en cambio, con su antípoda el Foro Económico Mundial de Davos, que congrega a los mandamases del mundo y que esta vez tuvo que mudarse a la sitiada Nueva York, donde unos tres mil personajes se enclaustraron en el lujoso Waldorf Astoria cuidados por miles de policías, para constatar que no podían prometer nada al mundo, y menos anunciar cuándo el capitalismo podrá salir de la grave crisis que le aqueja.

En el FSM de Porto Alegre por el contrario, se desarrollaron entre otros, el Tribunal contra la Deuda Externa de los países del Tercer Mundo; el Foro Mundial Parlamentario; el Foro de Sao Paulo; el Foro Mundial de Educación; un encuentro mundial de jóvenes; un debate sobre el socialismo promovido por la Vía Campesina y el MST de Brasil; y cuatro multitudinarias marchas: la de apertura, contra la guerra y por la paz; contra todo tipo de discriminación; en solidaridad con el pueblo argentino y contra el ALCA, el día 4 de febrero. Una novedad fue la realización este año del Forumzinho, en el que participaron 2.500 niños junto a 800 educadores para compartir formas de cuidar la naturaleza, y de respetar, comprender y ayudar a los semejantes.

Con un vasto temario de trabajo los que estaban en Porto Alegre, manifestaron su decisión de coordinar las luchas contra la globalización neoliberal, de poner en marcha soluciones alternativas allí donde ya se ha acumulado fuerza y se han abierto espacios nacionales anticapitalistas; de resistir y seguir bregando por otro mundo posible.

El FSM pudo constatar sin mucho esfuerzo; (y el caso argentino era un claro ejemplo de que los proyectos neoliberales se derrumban también de la noche a la mañana), que al capitalismo le aqueja una profunda inestabilidad, que no hay terceras vías que le puedan salvar de la crisis. Mucho menos el camino elegido por Bush y el imperialismo, de guerra y confrontación, que no amedrenta a los pueblos ni les convence de que sea esa una solución para los graves problemas de la Humanidad y su planeta.

Un evento con contradicciones

También no es menos cierto que en el Foro asoman tendencias al aggionamento, incluso expresadas en algunos de los integrantes de comité organizador internacional y en corrientes representadas allí, que sólo aspiran a que el poder capitalista se democratice. Y en cierta medida es lógico dado el carácter plural del FSM, al igual que otra falsa contraposición subyacente: la que opone los movimientos sociales a los partidos políticos, problema interesadamente inflado muchas veces por partidarios declarados de la tercera vía y también por sectores espontaneístas y anarquistas.

Para algunos otros, este segundo FSM se ha derechizado, tomando seguramente en cuenta entre otras cosas, algunas definiciones previas hechas públicas por miembros de comité organizador internacional que habían expresado de que no tenían cabida en éste organizaciones partidarias de la violencia del tipo de ETA, a lo que se agregó una polémica previa suscitada en torno a una propuesta no aceptada, supuestamente de organizaciones brasileñas de convidar a Fidel Castro. Ni que tampoco fueron invitadas oficialmente (como el pasado año) la Asociación de Madres de Plaza de Mayo que participaron en éste invitadas por el MST, o el controvertido caso de las FARC colombianas que concurrieron al evento sin invitación, cuando uno de los temas en discusión era la paz en su país y el Plan Colombia. Hasta otros que quisieron ver en la discreta participación esta vez del líder campesino francés José Bové, (quien el año pasado participó junto a miles trabajadores rurales brasileños en una toma de un laboratorio de trangénicos de la multinacional Monsanto ubicado a 300 kilómetros de Porto Alegre y había sido una de las vedettes del Foro), como un síntoma más de ese giro político.

También la diferencia que estriba en que para los europeos, en especial los franceses, el 11 de setiembre produjo un cambio epocal como lo quiere Estados Unidos, mientras que para la mayoría de los asistentes tercermundistas, esa fecha pasó y lo que tienen por delante es más lucha y nuevas agresiones imperiales.

A nuestro entender estas sombras en el FSM no oscurecen otras luces, en tanto los problemas y diferencias existentes en su seno -algunas sin lugar a dudas importantes- deberían ser tomados solamente como lo que son: datos de la realidad de un movimiento internacional aun fragmentado, con claras debilidades, o en otros casos la casi inexistente presencia política e ideológicamente a nivel nacional, o el de movimientos y grupos que no rebasan por ahora el mero nivel de la protesta, que no es todavía el cambio que al que se aspira.

Pudo advertirse que algunas de esas críticas (ya clásicamente intemporales que tanto valen para la Revolución Cubana, el Frente Amplio de Uruguay, Chiapas o para el actual proceso venezolano), las hacían además sectores trotzquistas presentes en Porto Alegre encabezados por conocidas figuras francesas en compañía de pequeñas agrupaciones y simpatizantes latinoamericanos, actualmente muy alentados -por otra parte- por las asambleas populares de Argentina y por el espacio de discusión y de posibles nuevos adherentes que podría brindarles el Foro mismo.

Quien quizá a nuestro entender, realizó uno de los análisis más interesantes de las perspectivas futuras del FSM, fue el sociólogo Samir Amin que habló de las posibilidades de crear a partir de foro un movimiento hegemónico anti capitalista partiendo justamente de esa diversidad, sin visiones sectarias que le quitarían la fuerza que posee.

Dichas tensiones y diferentes visiones, no niegan de que asistimos a un cambio cualitativo en el estado de ánimo de amplios sectores populares, incluso en sectores sociales encandilados en los primeros momentos por las promesas neoliberales, que hoy decepcionados y frustrados buscan una salida fuera del marco actual.

Los motores que animan la rebelión anti neoliberal son diversos, y están alimentados por las protestas que arrancaron en Seattle y que pasaron por Génova, pero también por las que escenifican todos los días en el Tercer Mundo los partidos y movimientos sociales de diferentes características y grados de radicalización, muchas veces de diversas definiciones ideológicas. Y todo ello puede parecer contradictorio para quienes aspiren a simplificar los problemas y descalificar de antemano opciones que puedan surgir, y que no encontrarán en manuales y catálogos.

Las conclusiones del Foro 2000

No parece muy sensato pensar, que de un encuentro internacional de este tipo o de otro con características similares, -aun cuando pudieran adoptarse definiciones claramente anticapitalistas y por el socialismo- surjan soluciones milagrosas de un día para el otro para tantos, tan graves y complejos problemas que perjudican y atañen a millones de pobres en la Tierra, como señala el teólogo brasileño Frei Betto en la entrevista que publicamos en este mismo suplemento.

En todo caso, nos parece positivo su nacimiento como espacio de encuentro, discusión e intercambio de experiencias de lucha, de coordinaciones necesarias y posibles. Por lo pronto variados temas fueron analizados y profundizados por la gente misma a partir de sus propias experiencias, entorno a cuatro grandes puntos centrales: Las corporaciones internacionales y el control del capital financiero; la deuda externa; el trabajo y la economía sustentable, a lo que se le agregó el tema de la guerra y la lucha por la paz, de inevitable actualidad a partir de la situación mundial que agudizada por estados Unidos luego del 11 de setiembre del año pasado.

Se alcanzaron un número importante de acuerdos de luchas a impulsar, por ejemplo: realizar un plebiscito continental contra el ALCA que se llevará a cabo entre setiembre del 2002 y marzo del 2003; la realización de un encuentro en Palestina ante de fin de año; foros parlamentarios por regiones, y diversas otras movilizaciones antiglobalización el resto del año. El FSM condenó el Plan Colombia, los bloqueos y en forma especial el norteamericano contra Cuba; el ingerencismo yanqui, la guerra y el militarismo. Se pronunció por la abolición de la deuda externa, la lucha por la Tasa Tobin, la autodeterminación de los pueblos y la cooperación internacional.

Más allá de como pueda evolucionar en el futuro el FSM que nació el año pasado en Porto Alegre, hoy toda afirmación categórica sobre el mismo es prematura, el corto tiempo transcurrido no permite todavía una justa y más completa valoración.

El Foro Social Mundial es para quienes podimos vivirlo en sólo cortos seis vertiginosos días, una experiencia enriquecedora y esperanzadora, un combate también a la soledad, a la apatía y al descreímiento individualista.

 

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