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12-Julio-2002

 

Felipe Pérez Roque

La clave no es desarmarnos de ideas, no errar

 

Compañero Fidel;
Compañero Raúl;
Compañero Alarcón;
Compañeros diputados e invitados:

Quiero señalar tres cuestiones:
Primera: El derecho internacional que el presidente Bush se empeña en ignorar, reconoce, sin embargo, el derecho de Cuba a escoger su propio sistema político. Escoger nuestro propio sistema político es un derecho que los cubanos tenemos y que el derecho internacional reconoce. La Carta de las Naciones Unidas plantea el respeto al principio de la igualdad de derechos sea grande, chiquito, pobre o rico y al de la libre determinación de los pueblos.

Los Pactos Internacionales de Derechos Humanos señalan: Todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación. En virtud de este derecho establecen libremente su condición política escogen su sistema y proveen asimismo su desarrollo económico, social y cultural. Lo recordamos en este momento en que hablamos de consagrar en nuestra Constitución, todavía con más fuerza, estos principios.

Incluso, la Carta de la Organización de Estados Americanos, organización que conocemos bien y cuya historia nuestro pueblo conoce, plantea lo siguiente: Todo Estado tiene derecho a elegir, sin injerencias externas, su sistema político, económico y social, y a organizarse en la forma que más le convenga, y tiene el deber de no intervenir en los asuntos de otro Estado. Eso plantea la Carta de la OEA que Estados Unidos firmó y que le obligaba a respetar, al triunfo de la Revolución Cubana, el sistema político, económico y social que nuestro país decidiera.

En estos días han estado hablando con sentido irónico, sin dejar, sin embargo, de reconocer la contundencia de las manifestaciones populares que ha habido en nuestro país, sin precedentes en la historia de nuestro país y de esta región; han estado hablando de que nos proponemos declarar el socialismo intocable lo ponen entre comillas. No se atreven a ir más lejos, pero hay un tono de insinuación en la frase. Sin embargo, Estados Unidos acaba de imponer en la propia Organización de Estados Americanos, que el sistema del pluripartidismo y el capitalismo como sistema en América Latina es intocable.

Ellos han declarado para el resto de América Latina como intocable el sistema que han impuesto, neoliberal y de pluripartidismo, para dividir a los pueblos y dominarlos mejor, en una reciente Carta Democrática Interamericana que se ha aprobado en la OEA. En esa Carta se proclama que si algún país de América Latina violara, se saliera de ese sistema, lo expulsarían y lo sancionarían. ¿Por qué tendríamos nosotros menos derechos de declarar intocable, intangible, o como nos parezca, nuestro sistema político, con el apoyo de más del 99% de nuestra población, en las plazas y con las firmas expresas de nuestros ciudadanos? Ese es un primer tema.

El derecho internacional está de nuestra parte, el pueblo cubano tiene el derecho a hacer en Cuba lo que considere, y el gobierno de Estados Unidos tiene el deber de respetar lo que los cubanos decidamos hacer, en virtud y con el apoyo de nuestros ciudadanos, incluidos nuestros niños.

Segunda: Que los cubanos de hoy, de los que esta Asamblea es parte importante, después de lo que hemos vivido en Cuba, después de lo que hemos visto en el mundo y de lo que vemos cada día, no tendríamos perdón si nos dejamos embaucar un día o si nos rindiéramos a las presiones de Bush o de otro presidente de Estados Unidos, no tendríamos perdón ante la historia y ante nuestros hijos.

Dos condiciones ha dicho el presidente Bush que pone a Cuba para perdonarnos la vida:

A) Ha dicho hemos leído aquí sus discursos, han sido analizados, nuestro pueblo los conoce que abandonemos el sistema político que nos ha hecho libres e independientes por primera vez en nuestra historia. ¡Bien ingenuos seríamos nosotros si lo hiciéramos!

¿Por qué nosotros tendríamos que hacerles fáciles las cosas a Bush y a la mafia de Miami, su aliada? ¿Por qué deberíamos permitirle aquí formar el partido que pedirá la invasión yanki primero, y la anexión de Cuba después? ¿Por qué deberíamos permitirle armar aquí el partido y la prensa que obedezca a sus intereses y que se financie con su dinero? ¡Esa es la clave!

Nosotros ganamos esta guerra, nosotros somos los vencedores, nosotros hemos resistido más de 40 años de agresiones y ellos no pudieron repetir la historia de principios del siglo XX en 1959; no han podido, y nosotros tenemos el poder, y lo tenemos en virtud del apoyo popular y de la admiración del mundo, que crece, incluso, dentro de los propios Estados Unidos.

Seríamos ingenuos si un día cediéramos la prerrogativa, que el derecho internacional nos reconoce y que la historia ha puesto en nuestras manos, en virtud de nuestra resistencia heroica y de haber resistido agresiones y bloqueo, a las presiones o al engatusamiento del vecino poderoso.

La mafia de Miami ha quedado fuera del tiempo histórico de nuestra Patria, le ha pasado por encima la rueda de nuestra historia. La historia está de nuestro lado, la opinión pública internacional está de nuestro lado.

¿Por qué pluripartidismo en Cuba si no existe en Estados Unidos y colapsó ya en América Latina? ¿Por qué hacerlo ahora cuando ya nadie cree en eso en el mundo, cuando el sistema de partidos políticos está desprestigiado, cuando los políticos hacen campañas electorales diciendo que no forman parte de los partidos? Varios partidos con iguales programas, nula libertad para cumplir en el gobierno lo que prometieron en la campaña electoral, varios partidos que generalmente reciben dinero de los mismos intereses locales y extranjeros a los que después pagarán el favor. Diferentes partidos, pero no diferentes alternativas, no diferentes y reales alternativas. Ninguno puede decir que no pagará la deuda, ninguno puede decir que revisará alguna privatización corrupta, que intentará rescatar las riquezas nacionales. ¡No pueden!, subordinados a los intereses foráneos, a los organismos financieros internacionales.

¿Por qué debemos formar en Cuba otra vez los partidos que ya en Cuba una vez no resolvieron nada? Esa es la clave de este momento y es lo que está en juego en la decisión que esta Asamblea tomará con el apoyo del pueblo, diga lo que diga nuestro adversario.

Bush recaudó 193 millones de dólares, ¡ciento noventa y tres millones de dólares!, y gastó 186 millones, hasta que lo designaron ¡lo designaron! Presidente en Estados Unidos. ¿Ese es el ejemplo que nos ofrece a nosotros? ¿Esa es la autoridad moral con la que puede presentarse a dictarles cátedra de democracia a los cubanos? ¡Hay que ser serios y hay que comprender que los cubanos tenemos cultura política y tenemos conocimiento de lo que está pasando en el mundo y de lo que es la realidad de nuestro país!

B) El otro requisito que nos pone es instalar el capitalismo en Cuba y abrir paso a las transnacionales norteamericanas y a la mafia batistiana que, según la Ley Helms-Burton aquí no se puede olvidar que diga lo que diga Bush, hasta que no se derogue la Ley Helms-Burton esa es la política norteamericana hacia Cuba, el bloqueo no se puede levantar hasta que, una vez destruida la Revolución, se le hayan devuelto las propiedades a la mafia batistiana, e incluso, la ciudadanía cubana a los miembros de la mafia que se hicieron ciudadanos norteamericanos al llegar a Estados Unidos. Eso es lo que dice la Ley Helms-Burton, y que se nombraría un interventor otra vez, y que después que estuvieran disueltas las instituciones de la Revolución y devueltas las propiedades, se levantaría el bloqueo. Eso es lo que dice la Ley Helms-Burton, y vale recordarlo, porque más allá de lo que diga Bush esa es la política norteamericana.

¿Por qué deberíamos instalar en Cuba el capitalismo, que ya sabemos que no resolvió nada en Cuba? ¿Por qué deberíamos instalar en Cuba un modelo de capitalismo subdesarrollado, que es el que tocaría en este país, dependiente de Estados Unidos?, si ese modelo es el que ha sumido a América Latina en una miseria creciente y en una desigualdad vergonzante. ¿Por qué debemos hacer a Cuba capitalista si con el capitalismo en América Latina la mitad de la población está viviendo en este momento en una pobreza creciente y desoladora? ¡Bien ingenuos seríamos nosotros si nos creemos el sueño de que el capitalismo hará de Cuba un país desarrollado!, si nos creemos el cuento de que va a dar riqueza y seguridad a cada familia. ¡Cuentos, patrañas, embustes, maraña del enemigo!, canto de sirena que no llegaría nunca a un país pobre del Tercer Mundo, al que le espera prácticamente la anexión a Estados Unidos si un día derrotaran a la Revolución e instalaran en Cuba un modelo de capitalismo que ya nuestro pueblo conoció bien.

Tercera: Expresar a la Asamblea que el acto de hoy es trascendente y necesario; pero no solo por consagrarlo en la Constitución preservaremos el Socialismo en Cuba. De hecho, el Socialismo llegó a Cuba antes que la actual Constitución. El Socialismo llegó a Cuba en los fusiles de los milicianos que combatieron por defender el Socialismo en Cuba en las arenas de Playa Girón; en las leyes revolucionarias, que otros compañeros, con testimonios realmente inolvidables, han dicho aquí de lo que ha significado para sus vidas, para sus familias, para su pueblo.

La clave aquí es no desarmarnos de ideas, no errar. La clave aquí y la respuesta que esta Asamblea da hoy es qué haremos nosotros cuando la generación que hizo la Revolución y la comanda hoy, la generación de Fidel, de Raúl, ya no esté entre nosotros; cuando no esté el magisterio de Fidel, la vista larga, que ve donde los demás no vemos todavía, el instinto, la habilidad y la ética, el rigor y la experiencia, la flexibilidad en lo que puede ser flexible y la firmeza inconmovible en los principios; cuando ya no esté Raúl para recorrer el país proclamando: ¡Sí, se puede!, en medio de la parálisis, el estupor lógico por la caída de algunos y la traición de otros. ¡Esa es la clave!

El enemigo apuesta, dice, a la solución de que las generaciones futuras no tendrán la firmeza, no tendrán la presencia de ánimo y no tendrán el compromiso con estos ideales que ha tenido la generación incorruptible que ellos no han podido derrotar y que ha levantado a un pueblo entero a una lucha que ha concitado la admiración internacional. Esa es su ilusión, y ahí está la clave.

Lo que hacemos hoy, el acto que hoy hacemos, la discusión y el voto que tendremos, expresa una aspiración hacia el futuro, cumple un mandato del pueblo, es una fuente de legitimidad incuestionable, es un acto imprescindible en este momento, pero no lo es todo.

Vale recordar que la Unión Soviética fue disuelta, aunque el 75% de la población había apoyado en un referendo su no disolución apenas unos meses antes de que esto se consumara.

La clave futura, en mi opinión, estará en que mantengamos la unidad para que no se repitan las divisiones y el desaliento del Zanjón, que ya una vez nuestro pueblo y nuestros antecesores sufrieron. No basta haber luchado mucho, hay que tener la firmeza y la presencia de ánimo en el momento decisivo. Por eso vencimos en Angola, tras 15 años de guerra gloriosa, porque no falló a la hora decisiva nuestra determinación, nuestro valor, y pudimos lograrlo, tras largos años. Otros han luchado mucho y han sido derrotados en un momento de flaqueza.

No permitir que nos destruyan el Partido, en mi opinión es clave. La disolución del Partido Revolucionario Cubano fue decisiva para convertir a Cuba en una virtual colonia yanki. Un partido austero y ejemplar, sencillo y profundamente ligado al pueblo será una garantía. Un partido cuyos miembros pueden mirar con la vista al frente al pueblo que admira en ellos a los que solo tienen el privilegio de poder sacrificarse más que los demás. Un partido que no da prebendas, que no da privilegios, que no da coimas, que no da regalos. Un partido que solo da derecho a ser ejemplo y a exigir estar en la primera fila. Es una garantía hacia el futuro que no nos destruyan nuestro Partido y que nosotros no lo pongamos en ese peligro con errores, y que preservemos la autoridad que el Partido ha tenido tras largos años de lucha.

No permitir que nos desarmen el ejército popular, con millones de combatientes, que hemos construido y que ha podido librar batallas tan heroicas y admiradas hoy, como la lucha contra el apartheid, a miles de kilómetros de nuestra Patria. No por gusto la Ley Helms-Burton plantea que en un escenario de destrucción de la Revolución Estados Unidos ayudará a preparar a las fuerzas armadas cubanas para que desempeñen un papel adecuado en una democracia, dice la Ley. Sería otra vez el desarme del Ejército Libertador, que tan caro costó a los cubanos de la guerra de 1895; lo sustituirían otra vez por la Guardia Rural y por una policía represiva y corrupta, dependiente de los dictados de Estados Unidos.

No perder el dominio de nuestra economía. No perder la capacidad de decidir qué se hace en este país, que somos nosotros el único país de América Latina que puede decir hoy que decide lo que se hace en este país en materia económica, en materia política y económica.

¿Comercio con las transnacionales? Sí, y con toda seriedad y muy bien. ¿Inversión extranjera? Sí, y bajo nuestro control, como ha ocurrido, donde nos interese y nos convenga. ¿Dictados del Fondo Monetario Internacional, de la Reserva Federal de Estados Unidos, como en otros países? ¡Jamás! Se acabarían entonces la salud y la educación para todos, la cultura y los programas sociales, las garantías para los ancianos y los derechos de las mujeres. Se acabaría lo más importante, la atribución insustituible de nosotros mismos decidir. Se acabaría todo eso. Al día siguiente llegarían aquí unos expertos a decirnos que recortáramos los gastos sociales, que renunciáramos a las escuelas, a la ilusión de darle aquí hospitales y médicos a todos, desempleo para los médicos de la familia, desempleo para el cuarto millón de educadores, que hoy tienen todos un aula y a los que la Revolución encontró en el momento de su triunfo sin aulas, en un país con millones de analfabetos, como aquí se dijo.

No darles espacio en nuestra prensa. ¿Por qué tenemos que permitirles aquí la prensa, pagada por ellos, que pida la anexión e intoxique otra vez a nuestros niños y jóvenes con la mentira de que Estados Unidos nos ha liberado? ¿Hay espacio en la prensa internacional para decir la verdad sobre Cuba? ¿Se puede decir la verdad en la prensa controlada por la mafia en Miami? Bueno, si derrotan a la Revolución harán en la prensa lo que quieran; pero mientras la Revolución esté triunfante como está hoy, la prensa es para defender a la Revolución, y es del pueblo, como ha sido (Aplausos prolongados).

Les duele una prensa objetiva, que dice la verdad, que informa, y una prensa revolucionaria. No existe prensa en el mundo que no obedezca a algunos intereses, y la nuestra, al interés sagrado de responder al pueblo que detenta el poder aquí y que defiende a la Revolución, y, por lo tanto, seríamos ingenuos si les aceptáramos sus reglas de juego. El tablero del juego aquí lo ponemos nosotros, que para eso hemos puesto los muertos que costó la Revolución.

Por último, en este glosario rápido de lo que modestamente considero prioridades en nuestra lucha heroica, tenemos que preservar nuestra cultura nacional, humanista y liberadora.

Oímos el análisis esclarecedor de Abel hoy en la mañana. Fidel ha dicho: Sin cultura no hay libertad posible; lo ha dicho Fidel, Sin cultura no hay libertad posible. ¿Qué es Patria si no una cultura propia?, ha dicho Fidel en el diálogo con nuestros creadores y artistas.

En fin, considero que no ceder, no hacer concesiones, ahora que hemos conquistado la victoria y la hemos defendido por décadas, es el mandato del pueblo, es lo que significan esos más de 8 millones de votos llegados a esta Asamblea desde todos los rincones de Cuba y del mundo. Y ahora lo vamos a elevar a precepto constitucional.

No caer en ingenuidades, no creer en las mentiras y los dogmas, en los que ni ellos mismos creen ya, pero no tienen el valor para reconocerlo. Y no es fanatismo, es realismo.

No odiamos al pueblo norteamericano, más de una vez se ha dicho; no odiamos al pueblo norteamericano, no lo hacemos responsable de nuestros sufrimientos, del bloqueo contra Cuba. No confundimos tampoco a la mayoría de los cubanos que viven en Estados Unidos con la mafia minoritaria y poderosa que hay en Miami. Consideramos que el bloqueo también afecta los derechos de esos cubanos, les impide las relaciones con sus familias en Cuba. No los confundimos con esa mafia. El enemigo intenta tergiversar nuestra realidad, los esfuerzos que nuestro gobierno ha hecho para propiciar el contacto de esos cubanos con el país y con su familia. Y creo que de alguna manera nuestra lucha es también a favor de esa mayoría silenciosa que emigró o que nació allí y en cuyo nombre la mafia pide más bloqueo y más agresiones.

Finalmente, quisiera dejar consignado, a nombre de los trabajadores del MINREX, de nuestros diplomáticos, que están en este momento en el exterior, que nuestro pueblo no tendrá razones para avergonzarse de sus diplomáticos. Los diplomáticos revolucionarios cubanos jamás negociarán bajo presión, amenaza o agresión, como han pedido aquí a esta Asamblea consagrar en nuestra Constitución las organizaciones de masas. Jamás acallarán su voz, jamás dejarán de hablar por los pobres, jamás dejarán de ser antiimperialistas, incluso, si un día hubiera relaciones más o menos normales entre Cuba y Estados Unidos, pero hubiera imperialismo.
Muchas gracias.

 

 

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