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El champán deja en evidencia el doble discurso en la política de inmigración
La vergüenza de Migrationsverket
debe ser también de los políticos

 

El personal del Departamento de Migración celebró la expulsión de Suecia a San Petersburgo finalizando así, otro caso de niños apáticos. El hecho ha despertado la atención, pero lamentablemente no es algo que me ha sorprendido, escribe la periodista Barbro Hedvall en el diario Dagens Nyheter.

Las señales se han multiplicado de cómo el personal del Departamento de Migración han desarrollado una mentalidad que hace ver un solicitante de asilo como un enemigo y cada expulsión como un triunfo, agregó.

"Muy pocas cosas me han desilucionado tanto -durante mis años de periodista- como el endurecimiento que veo en el tema sobre extranjeros, ya sean emigrantes o solicitantes de asilo; situación que ha crecido tanto en la llamada opinión pública, como en los organismos de decisión".

Luego de la Segunda Guerra Mundial Suecia se caracterizó por recibir emigrantes y dar refugio a los perseguidos. Esta situación da nacimiento a una política de integración cuyos resultados se pueden discutir; pero la posición es abierta y positiva: los perseguidos en el mundo serán bienvenidos.

Ese espíritu ya no existe; hace ya unos años que la política de inmigración sueca a regresado a una vieja posición: la inmigración se debe frenar; en primer lugar la de mano de obra, una posición que día a día es más difícil de sostener luego que la UE pasó de 15 a 25 miembros. En segundo, luego de la guerra de los Balcanes, las exigencias para dar refugio o protección aumentaron, ésto no fue ningún invento, fueron políticas dictadas y aprobadas por el gobierno y el Parlamento; pero por otro lado, los responsables políticos se sacaron de encima esas desiciones y tan lejos de ellos que hasta cualquier funcionario del Departamento de Migración puede entender una expulsión como un éxito personal.

Si ahora tanto el gobierno como el Parlamento tienen su responsabilidad en estos casos, ¿no es también la culpa de Göran Persson que Migrationsverket haya celebrado con champán? No, porque más allá de la resposabilidad política que recae sobre el gobierno, cada funcionario carga la suya propia en la tarea que lleva adelante, dice Barbro Hedvall en su nota.

Si dentro de este organismo se ha desarrollado un espíritu frío y cínico, se puede explicar en términos sicológicos como un mecanismo de defensa en las personas que se sienten criticadas injustamente; pero ésto no sirve como excusa al comportamiento detestable que tuvieron. Aquel que celebra la expulsión de personas que han solicitado protección en el país, está totalmente equivocado.

¿Cuán responsables son los dirigentes del organismo y el propio ministro de turno? Cualquier funcionario o empleado -como en todo centro de trabajo- no desarrolla sus tareas sin contactos con otros colegas y sin una relación directa con su jefe. Por ello es imposible creer que esos jefes no sabían el vocabulario ni la posición con que sus funcionarios cumplían sus tareas.

Aquellos que durante un largo período, como el ex jefe del Departamento de Integración, Lars Stjenkvist, han estado en contacto con los empleados del Departamento de Migración han sido testigos del endurecimiento en sus posiciones.

Una dirección responsable tendría que ser conciente de los riesgos que ese endurecimeinto significaba y cuidadosamente combatirlo; pero eso no ha sucedido.

El festejo con champán ha dejado en evidencia el doble discurso de la política de inmigración.

Siguen las celebraciones

Según declaraciones de un funcionario de Migrationsverket al diario DN, donde denuncia que la semana pasada fueron invitados con torta y café en Kristianstad, para celebrar la expulsión de una mujer con sus tres hijos. El correo electrónico llamando al festejo fue enviado por la propia jefe del organismo en esa ciudad, Liz Sandgren, quien ha sido obligada a dejar su puesto.

- "Ella no trabajará como jefe y ni siquiera estará presente en los locales", dijo Janna Valik, directora general del Departamento de Migración.

Liz Sandgren llamó al personal para un festejo en conjunto luego que tres de sus funcionarios, determinaron la expulsión del país de una madre con sus tres hijos.

En el correo enviado se lee: "Ayer decidieron (los nombres de los tres funcionarios) nuestra mujer fastidiosa de Östra Göinge. Nosotros celebramos con torta y al mismo tiempo le deseamos a ella y sus hijos todo lo mejor en su país".

Unos 15 funcionarios participaron en el festejo que se llevó a cabo en la sala de personal del organismo.

- "Aquí es normal tener esa actitud, una expulsión es algo a celebrar, ya es una cultura y por supuesto existen tendencias rasistas dentro de una parte del personal", dijo el funcionario que realizó la denuncia.

Al principio Liz Sandgren negó que hubiese habido algún tipo de festejo, pero cuando se le mencionó que se tenía acceso al correo enviado por ella manifestó: "Ohhh, es extremadamente serio si eso coincide"; solicitóuna media hora para leerlo y hacer un comentario.

Luego de varias horas de tratar de entrar en contacto nuevamente con ella, se logró encontrala pero se negó a contestar.

Por su parte, Janna Valik no deseaba comentar el contenido del correo electrónico de Sandgren pero manifestó que: "Esas formulaciones no corresponden con los valores que nosotros debemos llevar adelante en nuestro trabajo, que es muy duro pero no justifica actitudes y expresiones equivocadas".

Janna Valik había recibido en el mes de marzo otra denuncia de festejo en Kristianstad; la respuesta fue que se había comido torta en una actividad de planificación. La celebración tuvo lugar el 5 de ese mes, al día siguiente que una familia había sido puesta en un avión expulsada del país.

- "En esa oportunidad fue también una madre sola con tres hijos enfermos", dijo el funcionario.

La sección del departamento en Kristianstad es responsable de la situación de los solicitantes de asilo que están a la espera de la resolución sobre su permiso de residencia.

- "La jerga aquí es muy dura, cuando se habla de los solicitantes de asilo se dice 'aquellos' y si alguno bromea o se burla de esas personas, no hay nadie que reaccione", agregó el funcionario que denunció la situación.

El parlamentario conservador, Tobias Billström, que integra la dirección del organismo, exigió una reunión extraordinaria y urgente con la directora general a la cabeza, para discutir los hechos.

Janna Valik manifestó que no piensa demitir y que su principal objetivo ahora es fortalecer las cuestiones éticas y controlar que todo funcione como se debe.



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