El pasado miércoles 12 de octubre se celebró otro aniversario de la conquista española del contiente americano. En algunos países el feriado se denomina "día de la raza", en España, que reivindica la acción, "día de la hispanidad".

El aniversario de este año coincidió con el inicio de la XV Cumbre Iberoamericana en Salamanca, España, y la coincidiencia fue utilizada por el gobierno español para comprometer a los países latinoamericanos en la visión española de la conquista. Militares de todos los países iberoamericanos, con la honrosa excepción de Cuba, participaron en el desfile oficial en Madrid del "día de la hispanidad".

En la víspera, en las calles de Montevideo, la comunidad negra realizó como todos los años, una marcha al ritmo de candombe, para recordar el inicio de la conquista española de América, el inicio de la esclavitud, del saqueo y la masacre de pueblos indígenas a ambos lados del Atlántico.
Más que un festejo, la fecha debería ser el recordatorio de una violenta ocupación de un contiente que arrasó pueblos y culturas enteras, y que catacpultó Europa a convertirse en potencia y que impuso un modelo de dominación de los países pobres -porque fueron saqueados- que se mantiene con diversos cambios, hasta hoy día.

No sirve especular cual hubiera sido el destino de lo que hoy denominamos América sin la conquista, pero la fecha debería servir para reflexionar sobre responsabilidades sociales, deudas y obligaciones. Casi todos estos temas están relaciones con problemas importantes de nuestra era: las migraciones, la deuda externa, el desarrollo, la defensa del patrimonio cultural, entre otros.

Con motivo del 500 aniversario de la conquista en 1992, se dió a conocer una carta a los líderes europeos redactada por un líder indígena mexicano, Guaicaipuro Cuautémoc. Algunos dudan de la existencia del personaje, pero lo que nadie duda es de las verdades denunciadas. En uno de sus párrafos decía, "El hermano aduanero europeo me pide papel escrito con visa para poder descubrir a los que me descubrieron" en alusión a lo que sucede hoy con los inmigrantes latinoamericanos que llegan a España.

"El hermano usurero europeo me pide pago de una deuda contraída por Judas a quienes nunca autoricé a venderme". Una deuda externa que en 2002 era de 830 mil millones de dólares para América Latina y el Caribe, según la CEPAL.

Pero el líder indígena recordaba que "También yo puedo reclamar pagos. También puedo reclamar intereses. Consta en el Archivo de Indias, papel sobre papel, recibo sobre recibo, firma sobre firma, que solamente entre el año 1503 y 1660 llegaron a San Lucar de Barrameda 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata provenientes de América". Una riqueza que sirvió para desarrollar el incipiente capitalismo y establecer las relaciones de dependencia de los países ocupados y dominados, de los países que pasaron a ser ricos. Una relación que no ha variado con los años ni con la independencia.

Si los pueblos indígenas reclamaran el pago o devolución de estas riquezas, como los acreedores reclaman el pago de la deuda externa, Europa pasaría a ser deudor eterno de América. Y eso sin contar el costo social y humano de las masacres, no sólo de los pueblos indígenas de América sino también del continente africano.
Una reciente encuesta en Argentina sobre el feriado del 12 de octubre, en cerca de 40 mil hogares, reveló que el 67,8% no era partidaria del festejo porque la fecha marcaba el comienzo del genocidio de los pueblos indígenas.

Quizás la fecha debería servir para marcar una jornada de reclamo del pago de la deuda histórica que los países ricos tienen con las naciones saqueadas, así el 12 de octubre debería formar parte del calendario reivindicativo como el 8 de marzo y el Primero de mayo.