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El espíritu del referéndum |
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escribe Cándido Entre los acontecimientos políticos del año que termina, el referéndum realizado en Suecia en el mes de setiembre para decidir sobre la sustitución de la corona por el euro, tiene una importancia histórica inusual. Importancia que los derrotados han tratado de minimizar, y que los vencedores no han aprovechado para consolidar nuevas formas de organización popular. Con la complicidad de los medios del sistema, los primeros (los perdedores) desplazaron rápidamente el hecho del debate público , y los vencedores celebraron la victoria popular pero descuidaron consolidar los lazos formidables creados a raíz de la campaña. En un país adoctrinado en el consenso, en la que todo disidente es mirado como un cuerpo extraño, la victoria aplastante contra una propaganda masiva llevada conjuntamente por la clase empresarial y política con el primer ministro como protagonista principal, y la complicidad mediática, constituyó un hecho histórico. Probando una vez más que si la democracia - es decir la voluntad de los ciudadanos libremente expresada por los mecanismos establecidos- contradice los intereses de los empresarios y los políticos supuestos representantes de los ciudadanos, aquellos deciden hacer caso omiso del mensaje popular. Los hechos demostraron después que ninguna de las predicciones catastróficas con que los economistas al servicio del gran capital quisieron aterrorizar a la opinión pública, marginalización de Suecia, imposibilidad de influir, caída de las exportaciones, subida de los precios, etc. se cumplieron. Fueron en cambio confirmados por la realidad los argumentos de los economistas que pusieron su saber al servicio de los intereses de la población. Con la misma campaña de mentiras y desinformación lograron en 1994 aprobar por un escaso margen la entrada de Suecia en la Unión Europea, que cada vez está más desunida, más corrupta, más sometida a la condición de vasallos del imperio, cuando la historia le ofrece, la oportunidad de construir una alternativa, no necesariamente enfrentada- pero sí diferente a la política demencial y genocida de la pandilla que maneja al presidente Bush. El referéndum demostró el poder imbatible del pueblo. Y este debe ser utilizado para organizarse pacíficamente y contraponerlo a las decisiones políticas, militares y económicas, de aquellos gobernantes que traicionan la misión que los ciudadanos le encomendaron. O para adoptar medidas contra los financistas que roban los dineros que el pueblo les confió para protección de su vejez. Cada vez más va a ser esto necesario. Los dirigentes de la campaña por el NO, deben consolidar el espíritu del referéndum creando organismos de defensa popular de sus conquistas y derechos básicos y contra el expolio criminal del medio ambiente, que es patrimonio de la humanidad y no del capital depredador. Y cuyo desbalance a causa de la agresión permanente del actual modelo de desarrollo, es una amenaza mucho más concreta que la del terrorismo cuyas causas nadie quiere siquiera mencionar. |
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