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22-Noviembre-2002

 

Nueva literatura en Eslovenia
La tierra incógnita

 

escribe Juan Cameron

Las letras eslovenas son casi desconocidas en nuestra América. Más allá del nombre de Tomaz Salamun, de alguna ocasional antología y de las referencias de ciertos autores, es ahora el esfuerzo de Brane Mozetic quien nos pone en contacto con este pueblo y su literatura.

Con ocasión de la visita de cinco escritores eslovenos a Chile se tuvo noticia del extenso programa cultural desarrollado por este país centroeuropeo, a cargo del Centro de Promoción de Literatura, y con la subvención del Ministerio de Cultura de la República de Eslovenia.

El grupo, integrado por los poetas Brane Mozetic, Tone Skrjanec y Svetlana Makarovic y los narradores Maja Novak y Andrej Blatnik, además del traductor de origen argentino, Pablo Juan Fajdiga, visitó Santiago de Chile entre el 30 de octubre y el 2 de noviembre pasados, para luego viajar a Buenos Aires y Montevideo.

Llama la atención la falta de entusiasmo observada por los colegas locales que en reducido número concurrieron a la lectura ofrecida en la Sociedad de Escritores la tarde del 31 de octubre. Tampoco las autoridades convocadas aportaron recursos para atenderlos, frustrándose así una visita a Valparaíso fijada para el día siguiente.

Este desinterés se debe al desconocimiento mutuo y la lejanía, como a la ausencia de una legación diplomática en la capital chilena. Sin embargo, lo positivo de este encuentro es la breve e intensa vinculación entre autores de ambas nacionalidades y la efectiva difusión hecha por éstos acerca de su actual creación.

No conocemos esta cultura; se trata de una nación con alto sentido cívico cuya capital, Ljubljana -que recibió sus derechos municipales en 1220- está plagada de monumentos a sus poetas y no recuerda ninguna batalla, ni general, ni cargas de caballería. Una nación cuya historia es la historia de su lengua propia y autóctona. Ubicada entre los Alpes, el Mediterráneo y la amplia llanura húngara panónica, tuvo en sus comienzos una breve independencia de cien años para luego recuperarla, en 1991, tras una breve e intensa guerra de diez días contra el Ejército Federal yugoslavo. Con una superficie de poco más de veinte mil kilómetros cuadrados, tiene una población cercana a los dos millones de habitantes. Y otro dato interesante, publica dos mil libros de creación literaria al año.

Buena cuenta de esta creación entrega la antología The Imagination of Terra Incognita, recopilada por Ales Debeljak y editada por White Pine Press, en Nueva York, en 1997, y con los auspicios del European Cultural Month de Ljubljana.

La recopilación nos informa de la obra de los principales poetas de la post guerra, entre ellos Edvard Kocbek (1904-1981), autor del importante texto Los lippizaners, cuya referencia es desde ya un hito en su historia política, Joze Udovic (1912-1962), el primer surrealista en su lengua y traductor, entre otros, de García Lorca y Neruda, Dane Zajc (1929), Gregor Strnisa (1930-1987), Kajetan Kovic (1931), Veno Taufer (1933), Niko Grafenauer (1940), Tomaz Salamun, sin duda el mayor poeta esloveno de las últimas décadas y quien fuera invitado a las Jornadas de la Poesía en Malmö a comienzos de los 90, y Milan Dekleva (1946). Entre los más jóvenes se destaca a Milan Jesih (1950), Boris A. Novak (1953), Brane Mozetic (1958), encargado del Centro de Promoción de Literatura Eslovena, Uros Zupan (1963) y el autor de esta selección, nacido en 1961.

El trabajo trae además la contribución de los narradores Louis Adamic (1898-1951), Ciril Kosmac (1910-1980), Vitomil Zupan (1914-1987), Andrej Hieng (1925), Lojze Kovacic (1928), Milos Mikeln (1930), Rudi Seligo (1935), Florjan Lipus (1937), Evald Flisar (1945), Berta Bojetu-Boeta, la gran esperanza perdida de las letras nacionales (1946-1997), Drago Jancar (1948) y Andrej Blatnik (1963), cuyos cuentos cortos han sido la gran carta en las nuevas promociones capitalinas.

Maja Novak, integrante de la delegación, es quizá una de las voces actuales más interesantes en narrativa. Nacida en 1960, fue estudiante de Derecho y publicó su primera novela en 1993 con el título de Detrás del Congreso o asesinato en aguas territoriales. A partir de ese publicación se ha dedicado exclusivamente a la literatura, entregando dos novelas más. Es traductora del inglés, serbio, francés e italiano y, a ratos, ejerce el periodismo.

Mozetic, por su parte, puede ser considerado un expresionista cuya defensa de la sexualidad lo ha conducido a un alto nivel de erotismo en su creación, al tiempo de ser destacado en campos ajenos a la literatura. Es un autor de gran valía y, por cierto, un activo gestor de la cultura de su país.

Svetlana Makarovic (1939) es poeta y narradora. Su alta poesía ya había sido destacada por las traducciones de Octavio Prenz, quien presentara por primera vez en este idioma la creación del país europeo en la recopilación de Ciril Zlobec, Poesía Eslovena Contemporánea, editada por Omar Lara, en Chile y España, en 1986.

Sin lugar a dudas, una vez más la literatura nos permite conocer la historia y el pensamiento de un pueblo alejado y desconocido, la Irilia, cuyas referencias primeras la encontramos en las márgenes del Imperio Romano hace ya unos cuantos siglos. Vaya entonces el reconocimiento al esfuerzo emprendido por el singular Brane Mozetic.



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