Escribe Simón. El ministro de Relaciones Exteriores de Suecia, Carl Bildt ha adoptado la costumbre de trasladar la información oficial del ministerio a través de su blogg en internet. Se podría decir, sin exageración, que la oficina de prensa del Ministerio ha sido de hecho privatizada.
No sabemos si Bildt recibe dinero extra por cada ingreso que tiene su blogg, pero si así fuera, ha logrado establecer un nuevo y lucrativo negocio.
Hasta los funcionarios de Cancillería deben ingresar al blogg (una especie de diario personal en internet) para conocer las novedades de la política exterior sueca. Una política exterior que cada día gira más en torno a la figura y las ideas personales de Bildt, un veterano y aristocrático conservador.
Los periodistas también tienen que acceder a la página en internet de Bildt para informarse. Fue así que conocieron, con atraso, el incidente diplomático con Sri Lanka.
Para conocer otras novedades habrá que esperar que el ministro tenga tiempo y ganas de comentar en internet.
Por ejemplo, la semana pasada el gobierno sueco decidió retirar la ayuda al gobierno de Nicaragua. El anuncio fue realizado por la embajada sueca en Guatemala, ya que no hay embajador en Nicaragua desde que este gobierno conservador decidió reducir sus representaciones diplomáticas.
La excusa, de una medida esperada, es que "no hay progresos en la democracia" en Nicaragua.
Sin embargo, nada impidió que Suecia, con un gobierno socialdemócrata, siguiera aportando recursos a Nicaragua y construyera una moderna y costosa nueva residencia diplomática en Managua cuando gobernaba la derecha en ese país. En pleno gobierno del hoy procesado por corrupción, Arnoldo Alemán, y después con su sucesor Enrique Bolaños, Suecia siguió aportando recursos a ese país centroamericano.
Entonces no había progresos democráticos en Nicaragua y los políticos de la oposición -hoy en el gobierno- no cuestionaron esa ayuda.
Seguramente Bildt se estará tomando la revancha de cuando criticaba al entonces primer ministro Olof Palme por su apoyo al gobierno sandinista en plena agresión financiada por Estados Unidos a ese país a principios de la década de los 80.
En esa época, Bildt que comandaba las huestes derechistas suecas, se sumaba a la posición del presidente norteamericano Ronald Reagan, de que los contrarrevolucionarios eran "combatientes de la libertad".
Antes se sospechaba que los lineamientos de la política exterior de Bildt estaban siempre en consonancia con sus negocios personales, sus inversiones en petroleras extranjeras o fondos de inversión que incluían hasta fábrica de armas. Ahora, aunque siga más o menos en la misma línea, asume la Cancillería como de su propiedad hasta en la hora de informar las supuestas definiciones de política exterior "sueca" - bildtistas habría que decir-.
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