La exhibición pública de estos objetos, únicos y maravillosos, nos aproxima a un mundo mágico, desaparecido, que se mantuvo sepultado en el desierto durante más de dos mil años y del que poco y nada se conoce.
Como en otras ocasiones, la propuesta de Världskulturmuseet no se contenta con la mera exposición de los objetos, sino que plantea al mismo tiempo interrogantes acerca del patrimonio cultural de los pueblos, su preservación, el saqueo del que son objeto y la comercialización en un mercado -más ilegal que legal- que mueve cifras millonarias.

En el catálogo, se explica que el título, Un mundo profanado, refiere justamente a todos los objetos que son saqueados de tumbas. Referencias de una cultura y un mundo del que solo nos han llegado estos fragmentos, que ni siquiera son de uso cotidiano, sino pertenecientes a la esfera ritual, a la esfera de las creencias, a la idea sobre la vida y la muerte. Y cuyo conocimiento se perdió a partir del momento en que descubiertas las tumbas, se convirtieron en objeto de saqueo.

Sin embargo aún hay otro aspecto también importante. El patrimonio cultural de cada pueblo forma parte de su identidad. La destrucción del acerbo, el robo y envío a otras partes del mundo como piezas de exhibición fuera de su marco o como objetos de inversión y especulación, socaba esa identidad. No siempre los gobiernos han estado atentos a esta forma de robo. Qué decir, si no, de la destrucción y saqueo del Museo Nacional de Irak, llevado a cabo durante la invasión de Estados Unidos en 2003.

Los tejedores de sueños de Paracas
La Colección Paracas consta de 100 textiles, de los cuales 89 pertenecen a la ciudad de Gotemburgo y los restantes al Museo de la Cultura del Mundo que es estatal. Los tejidos llegaron a Gotemburgo a comienzos de 1900, una época en que a lo largo y ancho de Europa, las ciudades capitales ofrecían sus gabinetes y museos ultramarinos con objetos provenientes de las colonias y de los territorios más allá de los oceános, recogidos en misiones no siempre de carácter científico.

La colección proviene de tumbas saqueadas, en las que los textiles envolvían cuerpos humanos momificados. Los muertos fueron colocados en posición sentada y enterrados en la península de Paracas en el sur de Perú, de allí su nombre.

Los mantos y vestimentas están tejidos en algodón y lana de alpaca en diversas técnicas de telar y delicadamente bordados en colores brillantes y con motivos variados de figuras humanas, animales y vegetales. Quienes los laboraron debieron invertir pacientemente muchas horas en lo que -se cree- importaba más el trabajo en sí que el producto. Esos artesanos y artesanas tejían y bordaban sueños con sus manos.
Es recomendable una visita al Världskulturmuseet en Gotemburgo para apreciar esta exhibición de carácter único y con entrada gratuita.
Horarios: Martes, Viernes-domingo 12.00 a 17.00 hs. Miércoles y jueves 12.00 a 21.00 hs. Lunes cerrado.