Por Juan Cameron. Eduardo Cavieres Figueroa, en Historia, Miguel Letelier Valdés, en Artes Musicales, Nibaldo Inestrosa Cantin, en Ciencias Naturales, José Miguel Aguilera Radic, en Ciencias Aplicadas y Tecnológicas, y Efraín Barquero Jofré, en Literatura, recibieron a manos de la señora Ministro de Educación los Premios Nacionales para el año 2008, en el Claustro de la Recoleta Dominicana, en la Santiago, el pasado 18 de diciembre. Ningún medio de comunicación, al menos en titulares, se hizo cargo de esta noticia.
La noticia de la entrega de los Premios Nacionales parece no interesar al país; portadas y titulares se solazan con cuestiones de negocios tipo Festival de Viña del Mar o la Teletón o es cuestiones de la prostibularia farándula nacional. Una fotografía de la señora Presidente de la nación en traje de baño recorre el mundo, la Ministro de Cultura aparece cantando rock en un escenario porteño y se repite la misma farsa sobre el tablado político. Si un extraterrestre aterrizara de pronto en estos lares vería, tal vez, un país "tal para cual", habitado pos bárbaros que fuman y hablan de foot-ball, mientras sus intelectuales, premiados con las más altas distinciones en Historia, Artes Musicales, Ciencias Naturales, Ciencias Aplicadas y Tecnológicas y Literatura, esperan hasta una mejor oportunidad.
En el terreno de esta noticia, el Premio Nacional de Historia correspondió a Eduardo Cavieres Figueroa, catedrático titular de la carrera en la Universidad Católica y Director de Postgrado del Instituto de Historia de la Universidad Católica de Valparaíso. Cavieres es también académico del Departamento de Ciencias Históricas de la Universidad de Chile y se ha desempeñado en la Universidad Alcalá de Henares e Instituto de Investigación Ortega y Gasset de Madrid, en el Master oficial de la Unión Europea, y en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París. El profesor Cavieres se ha especializado en los temas fronterizos con Perú y Bolivia, así como en la trama sociopolítica de la región, con un genuino liderazgo sobre estos temas -según reza el acta de premiación- que le ha significado el reconocimiento de sus pares en los países vecinos.
El maestro Miguel Letelier, reconocido en Artes Musicales, nació en la comuna de San Miguel, Santiago, el 29 de septiembre de 1939. Hijo de artistas, su padre, Alfonso Letelier, obtuvo el mismo galardón en 1968. Valdés es un reconocido intérprete, creador y estudioso del órgano. Su primera pieza, un coral a cuatro voces, la escribió a los ocho años de edad y desde entonces ha entregado numerosas partituras sinfónicas y de cámara. Es profesor, desde hace más de treinta años, en la Facultad de Arte de la Universidad de Chile. Una de sus tareas ha sido su permanente esfuerzo por declarar monumentos nacionales a los antiguos órganos que aún subsisten en el país, labor que -considerada por el jurado- ha permitido rescatar, restaurar y preservar estos instrumentos de inestimable valor histórico.
El Dr. Nibaldo Inestrosa Cantín, distinguido en Ciencias Naturales, nació en Puerto Montt, en 1957, y se formó en la Escuela Pública Nº2 de dicha sureña ciudad, en el Instituto Salesiano de Valdivia y en la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile y de la Universidad Católica de la capital, desde donde egresa en 1974 para realizar, posteriormente su doctorado en Biología Celular y Molecular, el que continúa en la Universidad de California en EE. UU. Como científico, Inestrosa ha realizado importantes contribuciones en el estudio de la bases biológicas del mal de Alzheimer. Se consideró para seleccionar su nombre "la sólida labor científica y docente (...) realizada en Chile, demostrando que es posible alcanzar metas y asumir desafíos al mismo nivel de los investigadores de países desarrollados".
Con un amplio currículum académico y reconocido como pionero en ingeniería de alimentos, José Miguel Aguilera Radic fue distinguido en Ciencias Aplicadas y Tecnológicas. Aguilera es ingeniero civil industrial con mención en Ingeniería Química, de la Universidad Católica de Chile. Completó su maestría en el Instituto Tecnológico de Massachussets y el doctorado en la Universidad de Cornell. Sus innumerables estudios y publicaciones, así como el interés despertado en la comunidad científica internacional fueron las bases para distinguir a este ingeniero en alimentos. Además, "se destaca por ser un impulsor, desde el ámbito académico, de una agenda pública para la definición de políticas nacionales orientadas al desarrollo en ciencias, tecnología e innovación para el sector alimentario".
Pero sin duda el premio más esperado en el ámbito intelectual fue el entregado al poeta Efraín Barquero. Postergado el año 2000 por la presión del entonces Presidente Ricardo Lagos -quien forzó la decisión en favor de Raúl Zurita Canessa- Barquero partió casi dos años a Francia. Ya mayores, tanto él como Elena, su esposa, optaron a última hora por venir a recoger el premio impulsados, más bien, por la necesidad de ver a sus pocos amigos poetas en el país. En privado contó de sus deseos de volver pronto a residir a Valparaíso, ciudad donde residieron hasta el 2002. En su discurso -críptico para los poco entendidos- Barquero se retrató como un disgustado con el país, con la postergación a que se vio sometido por el régimen concertacionista, como por la tontera reinante. En pocas palabras, indicó, había seguido su tendencia a echarse a morir para luego, con la naturalidad con que ocurren las cosas, salir de su refugio cuando la situación tendía a mejorarse.
Efraín Barquero Jofré nació en Piedra Blanca, Curicó, el 3 de mayo de 1931. En su extensa obra poética se destacan La piedra del pueblo (1954) La compañera (1956) Enjambre (1959) El pan del hombre (1960) El regreso (1961) Maula (1962) Poemas infantiles (1965) El viento de los reinos (1967) La compañera, poemas de amor (1969) Epifanías (1970) Arte de vida (1970) La compañera y otros poemas (1971) El poema negro de Chile (1976) Mujeres de oscuro (1992) A deshora (1992) El viejo y el niño (1993), La mesa de la tierra (1998), Antología (2000) y El poema en el poema (2004).
Resulta inútil escarbar sobre alguna información en torno a la entrega de los Premios Nacionales 2008. Se comprende, Chile es así, simplemente.
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