Ernesto Tamara.
El director de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Jacques Diouf, reclamó una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU para debatir sobre la emergencia alimenticia y la suba drástica de los alimentos. "Se habla mucho en este momento de los derechos humanos", dijo Diouf, en una alusión tácita a la crisis en Tíbet, y lamentó que no se preste atención al incremento del hambre y a las protestas de los hambrientos contra la suba de precios de los alimentos.
"Con una verdadera emergencia alimenticia en 37 países, estoy sorprendido de no haber sido convocado de urgencia al Consejo de Seguridad en Nueva York, ya que el alza de los precios de los cereales tiene un impacto sobre la seguridad de los pueblos y los derechos humanos, sobre todo los más pobres", subrayó.
Según el Programa Mundial de Alimentos, una serie de factores ha disparado el precio de los alimentos en todo el mundo en los últimos nueve meses, lo que ha provocado graves brotes de violencia en Haití, Mauritania, Mozambique, Senegal e Indonesia, entre otros países.
"Existe el riesgo de que este descontento se extienda a países donde el 50 o el 60 por ciento de los ingresos van a los alimentos subrayó el director de la FAO, Jacques Diouf.
El director de la FAO advirtió que si los gobiernos no dan pasos para frenar el alza de los precios de los alimentos, habrá hambre y malestar social que desembocará en grandes disturbios. "Hay que actuar de forma urgente". "La realidad es que la gente ya está muriendo en disturbios", se lamentó Diouf.
Aumento incensante
Los precios mundiales de los alimentos, basados en los registros de la ONU, subieron un 35 por ciento de enero del 2007 a enero de este año, acelerando un aumento que comenzó en 2002. Desde entonces, los precios han crecido un 65 por ciento.
Sólo en 2007, según el índice de la ONU, los precios de los lácteos crecieron casi un 80 por ciento y los del cereal un 42 por ciento.
Los expertos prevén que así como el precio del petróleo no volverá a bajar, también habrá que acostumbrarse a precios altos de los alimentos.
Henri Josserand, del Sistema Mundial de Información y Alerta de la FAO, advirtió que "la inflación de los precios alimentarios golpea más fuerte a los pobres, ya que el porcentaje que dedican a los alimentos en sus gastos totales es mucho mayor que en la población más rica".
"Los alimentos -explicó- representan un 10-20 por ciento del gasto de un consumidor en los países industrializados, pero hasta el 60-80 por ciento en los países en desarrollo, muchos de los cuales son importadores netos de alimentos".
"La mayoría de los expertos creen que los precios más altos permanecerán durante largo plazo", dijo Lennart Bage, presidente del Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola de la ONU.
Aumento de la producción es insuficiente
Aunque la FAO estima que este año se llegará a una cifra récord de producción de cereales, 2.164 millones de toneladas, esto no será suficiente, ya que una mayor parte se destina a producir biocombustibles, por lo que los precios seguirán en alza. Además, al coste de las importaciones hay que añadir la subida de precios de los combustibles que aumentan el coste del cultivo y su transporte.
Un estudio de la FAO presentado la semana pasada indica que los países más pobres del mundo pagarán un 56% más, en promedio, por la importación de cereales. Algunos países de África, donde el déficit alimentario es enorme, desembolsarán hasta un 74% más.
Diouf, que dirige la FAO desde 1994, adelanta varias causas por la suba de precios. Una de las razones, es que la oferta de cereales en el mundo se ve afectada por el calentamiento climático, que impide un alza de la producción, mientras la población mundial aumenta. Junto a ésto, una reducción de las reservas mundiales de cereales, que según cifras de ese organismo, está en su nivel más bajo en los últimos 25 años (405 millones de toneladas) y que bajarían otro 5% en 2008.
Otra de las causas de la suba de precios, es la mayor demanda de China e India que han incorporado millones de consumidores. En 20 años, subrayó Diouf, el consumo de carne por habitante en China pasó de 20 kilos a 50 kilos por año, cuando se requieren siete kilos de cereales para producir un kilo de carne.
Otro de los factores, y el mayor responsable de esta -suba los expertos le atribuyen el 45% del aumento- es el auge de los biocarburantes. 100 millones de toneladas de cereales por año son ahora utilizados para fabricar etanol o bio-diésel, y esta proporción invita "a estudiar y sopesar las ventajas e inconvenientes de producir energía a partir de la agricultura", dijo Diouf.
Finalmente, el director de la FAO atribuyó una parte de la responsabilidad del alza de los precios "a acciones especulativas desgraciadamente inevitables" en mercados nacionales o internacionales como el mercado de cereales de Chicago.
La situación es tan grave que tanto el Fondo Monetario Internacional (FMI) como el Banco Mundial lanzaron también sus advertencias, y responsabilizaron, como primera causa del encarecimiento de los alimentos, a la producción de biocarburantes.
Aunque admiten que hay otros factores en la suba de precios, el FMI asegura que los biocombustibles han supuesto casi la mitad del aumento de demanda alimentaria y que por traslado de costes y por sustitución, la situación afecta no sólo al maíz sino a un montón de materias primas.
Productores hambrientos
La FAO señala la paradoja que en América Latina y el Caribe, la región mayor exportadora de alimentos del planeta, todavía más de 52 millones de personas -el 10 por ciento de la población- aún sufren desnutrición o hambre.
Los productores de estos alimentos, los campesinos, viven en situación de indigencia, según el organismo. 30% de la población rural latinoamericana vive como indigente. Unos 35 millones de campesinos se encuentran en dicha condición, en una región con sobreproducción.
La FAO concluye que la falta de equidad en la distribución de los beneficios es un factor que incide en el incremento de los niveles de hambre en la región.
Hasta ahora, las utilidades de los mayores precios de los alimentos quedaron en manos de los intermediarios debido a la involución de políticas e instancias de regulación e información.
Ello explica que aún hoy un 30% de la población rural latinoamericana viva como in-digente. Es decir, que no tenga para comer, en una región del mundo que produce más alimentos de los que necesita.
Recetas contradictorias del Banco Mundial
El presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, ex subsecreario de Estado y ex representante de Estados Unidos en la ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio, se mostró alarmado por el alza de los alimentos y acusó a los biocarburantes como los mayores responsables. Sin embargo, a la hora de recomendar medidas para frenar los distubios que prevé por los alimentos caros, recomienda más libertad de mercado, y rechaza que los países productores limiten sus exportaciones.
"Mientras los estadounidenses se preocupan por lo que cuesta llenar el depósito de gasolina, hay gente que tiene problemas para llenar el estómago", dijo en forma dramática el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick.
Al margen de los biocombustibles, atribuye el encarecimiento a cambios en el régimen de alimentación de los países emergentes ("más ingresos por persona se traducen en más comidas, más carne y más necesidad de granos para alimentar al ganado"), las sequías en Australia y Europa Central y la dificultad a la hora de incrementar las reservas y la oferta alimentaria.
"Necesitamos un nuevo acuerdo sobre política alimentaria mundial", Zoellick, y señaló que, como prioridad inmediata, Estados Unidos, la Unión Europea, Japón y otros países desarrollados deben proporcionar al Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas los 500 millones de dólares que necesita para suministros alimentarios de emergencia.
Un informe del Banco Mundial considera que 33 países están amenazados por la desestabilización política y desórdenes sociales, debido a la enorme alza de los precios de los alimentos y la energía.
"En estos países, donde los alimentos representan entre la mitad y tres cuartas partes del consumo, no hay margen para la supervivencia", advirtió Zoellick
En febrero, el precio real del arroz alcanzó su nivel más alto en 19 años y el de la harina un récord en 28 años, recordó Zoellick.
El Banco Mundial admitió en un informe que "las circunstancias demográficas, los precios de la energía y los biocombustibles y el cambio climático sugieren que los elevados y volátiles valores de los alimentos seguirán firmes durante varios años". Zoellick advirtió que los avances logrados en la la reducción de la pobreza podrían revertirse por el mayor coste de los alimentos.
A la hora de anticipar recomendaciones, el ex funcionario de George Bush, reclamó más libertad de mercado, que los gobiernos realicen programas de transferencia de dinero a los pobres para, aseguró, respaldar el poder adquisitivo de los pobres sin distorsionar los incentivos a la producción.
Para responder a la inseguridad alimentaria doméstica, dijo que los países deberían reducir los aranceles e impuestos sobre ciertos productos de la dieta básica, lo que podría ofrecer cierto alivio a los consumidores, aunque tendría costos fiscales. También dijo que las prohibiciones sobre las exportaciones de alimentos son perjudiciales para los importadores de alimentos y reducen los incentivos para la producción.
El mismo banco dijo que la suba de precios de los alimentos no es un fenómeno temporal y los precios de la mayoría de los cultivos se mantendrán muy por encima de los niveles de 2004 hasta por lo menos el 2015.
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