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El Congreso colombiano vetó la apertura de un debate de control político sobre los presuntos vínculos del exmandatario y actual senador Alvaro Uribe con el paramilitarismo, presentado por el parlamentario Iván Cepeda, del Polo Democrático.

Con un saldo de 52 votos en contra y 30 a favor, el ente legislador rechazó la propuesta de Cepeda, en medio de una acalorada discusión entre los partidarios del debate y quienes arguían que «permitir cuestionamientos de este tipo contra un senador en ejercicio abriría la puerta para que en un futuro ellos mismos fueran acusados».
Por su parte, el parlamentario Armando Benedetti, del partido de la Unidad Nacional, catalogó de «impresentable» la no aprobación de la propuesta.
«Este Congreso que se creía iba a ser de altura, se mostró reaccionario y de espaldas al país, exclamó. ¿Dónde está la bancada?»(de su partido) se preguntó.
De igual manera, la congresista Claudia López, quien integrará la Comisión Primera del Senado, manifestó: «Uribe vota sí al debate y ordena (a la par) a su bancada del Centro Democrático votar en contra para anularlo. Se suman gobiernistas investigados. Así empezamos...».
López destapó en 2010 (en pleno mandato de Uribe) el escándalo de la parapolítica, al sacar a la luz los oscuros vínculos entre políticos y paramilitares, a raíz de lo cual fueron encausados 97 congresistas.
La senadora increpó abiertamente a la bancada uribista: «Para organizar prófugos, chuzar a la justicia (en alusión a las interceptaciones ilegales puestas en marcha bajo la presidencia de Uribe 2002-2010), si están, pero para dar ahora la cara no están», cuestionó.
Incluso acusó al presidente del Congreso, José David Name, de impedir el debate: «Por usted votó el partido Centro Democrático (uribista)», manifestó. «¿Hay un acuerdo (previo) para que se negara viabilizar el debate? ¿Se apoyan designaciones para evadir debates?», se preguntó.
«¿Será que ahora sí va a funcionar la bancada de la parapolítica por cuenta de que llegó el jefe?», agregó.
López calificó de lamentable que se pretendiera tapar con un dedo un escándalo que sacudió la vida política del país en los primeros años del presente siglo. «Si a este escenario le queda grande el debate, entonces ¿dónde se va a dar? Es una violación de las garantías» enfatizó.
Trece senadores se declararon inhabilitados de votar u opinar por tener familiares procesados o condenados por nexos con el paramilitarismo.
Jorge Pedraza, del Partido Conservador, arguyó: «No podemos violar el reglamento, no se permite el debate de senador contra senador».
A esa opinión sumaron sus voces parlamentarios del oficialista partido Unidad Nacional (otrora miembros de la bancada uribista en el Congreso) como Jorge Chamorro y Manuel Enríquez, quienes decretaron inviable el debate.
Las discusiones para estudiar conductas de los miembros del Congreso, le corresponden a la comisión de ética, argumentaron.
En tanto, el senador por el Polo Democrático, Jorge Robledo, expresó: «En mis 12 años de congresista nunca la plenaria del Senado le había impedido a la oposición un debate de control político». El Polo Democrático, al que pertenece, se declaró «víctima de las mayorías santistas».
Al término de la votación, Cepeda afirmó: «El debate se hará, así Uribe intente rehuirlo». «Prepárese», le advirtió, «en algún momento vamos a darlo».
«Me avergüenza el Senado de la República», añadió, «y lamento que incluso congresistas del partido del presidente Juan Manuel Santos no permitieran que el país supiera la verdad».
«Un debate no debe negarse nunca. Equivocación total», escribió en su cuenta de Twitter el senador por la Alianza Verde, Antonio Navarro Wolff.
La estrategia de los uribistas, señala la revista Semana, era llevar a votación en la plenaria la apertura del debate de control político a Uribe.
«Y aunque su bancada es de apenas 20 senadores, consiguió su primera victoria en el Congreso al atraer las mayorías provenientes del partido del presidente Juan Manuel Santos (Unidad Nacional) y el Conservador».